Una Razón

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El día siguiente empieza como todos los demás, pero cada uno lo siente a su manera.

Nova camina al instituto con los auriculares puestos, la música alta, intentando ignorar las miradas. La noche anterior había terminado con las voces gritando más fuerte que nunca. Mateo se había disculpado, y eso no hacía más que alimentarlas. ¿Por qué se disculpaba? ¿Qué esperaba de ella? Nova no podía quitarse esas preguntas de la cabeza.

Se cruza con Laura en el camino. Ya ni siquiera hace el esfuerzo de mirar hacia otro lado. Son dos desconocidas. Laura habla con Olivia y Raquel, y sus risas resuenan en sus oídos como un recordatorio de lo que ha perdido sin ni siquiera saber por qué.

"Eso no importa", se dice a sí misma. Pero importa, y duele más de lo que quiere admitir.

Mateo llega temprano, como siempre, pero su mente no está en el instituto. Nova no le había respondido más después de ese último mensaje, y aunque trató de convencerse de que no pasaba nada, algo dentro de él no se lo permitía. No quiere rendirse con ella.

Se sienta en su pupitre, mirando de reojo hacia la puerta. Cuando Nova entra tarde como siempre, se da cuenta de que no va a mirarlo. Como si no existiera. Pero Mateo está acostumbrado a eso. Sabe que las barreras que ella levanta no eran personales. Al menos, quiere creerlo.

Laura se siente como una sombra, caminando entre Olivia y Raquel. Ellas hablan sin cesar, llenando el aire con bromas y recuerdos que no la incluyen.

"Estoy bien", se repite en su mente mientras veía pasar a la chica de las constelaciones. La sonrisa de Nova siempre le había dado calma, pero ahora, todo lo que quedaba era un vacío entre ambas y una sonrisa que ya casi nunca aparecía en su antigua amiga.

Intenta ignorar la punzada de nostalgia que siente cada vez que la ve. Sabe que nunca será capaz de reparar lo que había roto, eso no hacía que el peso de la culpa fuera más ligero.

El profesor revisa sus apuntes antes de entrar a clase. Había intentado recordar por qué había elegido ser docente. La pasión por enseñar había desaparecido entre la indiferencia de sus alumnos y su propia frustración.

Cuando ve a Nova sentarse en su lugar habitual, sabe que será otro día complicado. Algo en su interior le dice que debía intentarlo, pero esa voz es débil, casi inexistente.

"¿Para qué molestarse?", piensa. La rutina es más fácil.

Mientras Laura se esfuerza por seguir el ritmo de sus conversaciones, Olivia y Raquel intercambian miradas y sonrisas cómplices. Ambas saben que Laura no encaja del todo, pero no les importa. Laura es útil cuando la necesitan, y eso es suficiente.

—¿Viste cómo Nova se cubre las pecas? Sigue pensando que le quedan mal—susurra Raquel con una sonrisa maliciosa.

Olivia se ríe, fingiendo que no ha escuchado cómo su propia inseguridad se filtra en sus palabras.

Cuando la clase termina, Mateo se levanta rápidamente y camina hacia Nova.




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