Una Razón Para Vivir

Capítulo 2

—¿Qué te pareció ese chico?—preguntó mi madre.

No era de contarle nada, esta como loca preguntándome sobre Michael, ahora piensa que voy a tener algo con ese chico, y no, eso jamás va a pasar. Aparte mientras tomábamos el café su celular sonó, y como buena chica que soy, pare la oreja para poder saber de quien se trataba. 
Era una chica llamada Elisa, solo oí que dijo que ya salía a recibirla.

—Mamá ya para, ¿si?, solo fue un café.

—Hija pero todo empieza así.

—No mamá, no hay un comienzo, ya basta—respondí irritada.

La verdad es que no quería hablar de él, me dejó plantada ahí en la cafetería, ni si quiera un gracias perro, o un simple adiós. Pero yo fui la tonta que lo invito. ¡tonta! ¡tonta!.

Los rayos de sol entran por el grande ventanal de mi habitación.
O dios cuando mi mamá me dejará dormir hasta que yo quiera, abre las cortinas porque dice que mi habitación tiene que tener un poco de vida, ya que dice que mi habitación es muy oscura y triste. Que esperaba, esta habitación era ocupada por una chica que normalmente tenía fuertes dolores de cabeza, fiebre, ataques de asma. En fin soy como una banana disecada.

—Buenos días hija—dice mi madre entrando con el carrito de la comida.

—Buenos días—respondí adormilada.

—¿Cómo te sientes hoy?.

—Tengo un leve palpito en mi cien derecha.

—¿Quieres que llame al doctor?—preguntó ubicando el carrito a mi costado.

—No, estoy... bien.

El dolor iba aumentando cada vez más, no quería preocupar a mi mamá, ya suficiente tenía con lo de mi tratamiento.

Mietras me llevaba un pedazo de durazno a la boca el dolor aumento de una manera incomparable, mi madre de inmediato me tomo de la cara diciéndome que llamaría al doctor, siento como si me hubieran metido un martillazo en la cabeza varias veces.

Estaba sudando, el aire me faltaba, me agarre la cabeza con las dos manos y comencé a gritar, no podía más, dolía mucho. ¿¡Dios mamá donde estas!?.

Angelo entro seguido de mi mamá y varias enfermeras.

—Lucy, tranquila, necesito que me digas donde duele—me dijo Angelo.

—Duele, duele...mi cabeza, no pue-puedo respirar.

—Rápido esta sufriendo un paro respiratorio, oxígeno en 200, rápido a la sala de tomografía—ordenó a las enfermeras.

Una enfermera me colocó la máscara de oxígeno, otra me inyectó Dios sabe que, y otra comenzó a empujar mi camilla. Mi madre lloraba desconsolada, esto era lo que temía, mi madre sufría mucho.

Mi vista poco a poco se empezó a nublar, todavía no podía respirar, lo poco que vi fue a gente y niños viendo con caras de asustados, y a el, Michael, es lo ultimo que vi.

Michael

Deje a Elisa en su casa hace como unos diez minutos, tengo que ir a hospital para recoger varias de las pertenencias de mi hermana, ya que algunas enfermeras tenían su reloj y su celular.

Estacione mi auto, y comencé a caminar hacia el ascensor, una vez que entre aplaste el botón cinco.

Ya arriba espere varios minutos a Angelo ya que estaba hablando con varios de los familiares de sus pacientes.

—Hey Michael, ¿cómo estás?—preguntó.

—¿Cómo crees?, bien, mi hermana murió ayer, dios mío, que felicidad—que se note el sarcasmo.

Angelo cambió de tema y me explico varias cosas, como que tenía que firmar unos papeles para sacar las pertenencias de mi hermana, menudo idiota.

Todo bien hasta que una señora, se acercó llorando desconsoladamente a Angelo, diciendo que ella se estaba muriendo, Angelo le pregunto que pasaba, y ella solo grito "Mi Lucy se está muriendo haga algo". ¿Lucy? ¿la chica que me invitó ayer a tomar un café? No creo que sea ella, hay muchas Lucys en el mundo.

Angelo salio corriendo, y yo solo me límite a soltar un suspiro.

Luego de varios minutos, un alboroto de voces de hombres y mujeres y el llanto de alguien hizo que me de la vuelta, y sí, ahí estaba ella, Lucy, con oxígeno, sudando, varias enfermeras gritaban, ella posó sus ojos en mí unos segundos hasta que los cerro.

Ella se veía tan mal, como si estuviera agonizando, me recordó a mi hermana y a mis padres.

Un nudo en mi estomago se formó de solo recordar su rostro lleno de sudor, sus ojos. La forma en la que me miró fue como, no sé, ¿qué mierda?, mejor salgo de aquí, los malos recuerdos invaden mi mente.

Estaba camino a mi casa, no podía sacarme a Lucy de la cabeza, esa mirada me marco de alguna forma.

Llegue a mi casa y lo primero que hice fue quitarme los zapatos, luego mi chaqueta, y tirarme al mueble.

Se preguntarán y mi hermana, bueno, mucha gente cree que velar al muerto es mejor, pero no. Cuando está listo el cuerpo le pasaron una misa a la cual yo no estuve de acuerdo, pero mi hermana era creyente, era la chica más dulce que pude conocer, siempre tan solidaria con todos, ayudaba a varias campañas contra el cáncer, asistía a marchas que peleaban por los derechos de las mujeres, en fin, fue una chica perfecta.

Ahora solo me quedaba Elisa, ella ha sido una gran ayuda con todo, no sólo con lo de Catherine sino también con lo de mis padres, nos conocemos desde que eramos unos críos, fuimos nuestro primer beso y nuestra primera vez.

Es la mujer con la que estoy realmente seguro que compartiré toda mi vida, la amo y ella me ama.

Es una chica muy linda, es alta de ojos verdes, buen cuerpo, cabello color azabache, es muy linda.

Ahora pensaba en Lucy, en lo mal que me porte al no agradecerle por el café, Elisa me llamo y yo solo me levante y me fui, si ya sé, fui un completo idiota.

Pensé varias cosas más hasta caer en profundo sueño.
 




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