Una Razón Para Vivir

Capítulo 3

Estoy sumida en un espléndido lugar negro, no hay dolor, no hay nada, solo soy yo, siento una tranquilidad terrible que asusta, he tenido mis momento tranquilos pero este sin duda era uno de los mejores, mi cuerpo era una pluma, sentía que todo me pesaba incluso los ojos, era perfecto.

Después de varios minutos sentí como algo me jalo de atrás y caí.

Desperté con una luz de iba directo a mis ojos dejándome casi ciega, oí un par de voces a mi lado, la una era de mi mamá y la otra era de mi amiga, Gaby. Gaby ha sido mi mejor amiga desde que tengo uso de razón, la conocí en el parque de la escuela cuando yo la empuje y ella cayó al lodo y después ella me empujó y caí en el sándwich de un niño, desde ese momento las dos supimos que eramos perfectas, dos tontas juntas, ¿qué más se puede pedir?.

—M-mamá—¿¡Qué mierda?! ¡mi voz era como la de un loro criado con galleta! Osea horrible.

—Dios mi niña, rápido Gaby llama a Angelo—ordenó mi madre mientras me abrazaba.

—Mamá me estas aplastando—me moví intentado hacer que no me abrace tan fuerte.

—Oh, sí, lo siento.

—¿Qué me paso?—me intenté sentar, pero fue imposible.

—Pues te...—mi mamá fue interrumpida por Angelo.

—Veo que has despertado—sonrió mostrando los dientes.

—NOOO, sigo durmiendo—respondí con sarcasmo.

—Ni enferma dejas esa actitud.

Angelo empezó a tomarme los latidos, como estaba mi presión y varias cosas más. Nada nuevo así que no hay de que preocuparse.

—Tienes que mantener reposo para así poder ver como vas evolucionando—anotó algo en un papel, por lo que creo mi historial.

—Ya que no podemos seguir con el tratamiento si no tienes suficientes fuerzas, ya sabes que las químioterapias son muy fuertes—añadió.

—Si, ya sé, ahora si me disculpan tengo que ponerme al día con mi amiga.

—Cara de cochinilla aplastada te extrañe—me abrazó.

—Y yo a ti hija de satanás—correspondí a su abrazo.

—¿Cuando dejarán de ponerse apodos tan feos?—mi madre cruzó los brazos.

—Jamás, la juventud de hoy en día es así—se metió Angelo.

—AY si perdona si no te gustan nuestros apodos creador de los dinosaurios, esposo de la reina Isabel, hermano de Alfonso Espinosa, espectador de...—mi voz fue interrumpida por la de mi madre.

—Ya fue suficiente Luz, tampoco le digas así a Angelo, ya todos sabemos que no está en edad pero así tampoco.

—Mejor me voy si no quiero que me digan hasta de que me voy a morir.

—Chicas voy a estar afuera para que puedan hablar tranquilas—salió mi madre atrás de Angelo.

Gaby me empezó a contar sobre cómo están las cosas en el instituto, sobre parejas que se metieron cuernos, otras se crucetearon. En fin algunas me sorprendieron otras no.

—Dios si tan solo hubieras visto lo feo que quedo cuando Lauren le tiro la malteada encima—soltó una fuerte carcajada.

—Debió ser muy gracioso—mis palabras tenían un tono triste.

—Ash no te me pongas triste, o tendré que crearme un Onlyfans para poder pagar la entrada a ese parque de juegos.

—No, es solo que... extraño el colegio, subirme al techo y que los profesores me digan "Baje de ahí ahora mismo señorita Williams" o que la sin cuello nos diga "Anotadas por jugar con el corrector en plena clase señorita Williams y Enderson".

—Dios chica si que eramos todo un caso, pero tranquila iremos a la universidad y seremos leyenda—tomó mis manos.

—No Gaby eso ya no es posible, Gaby me estoy muri...—fui interrumpida por el chillido de la puerta abriéndose.

Yo y Gaby nos dimos la vuelta al mismo tiempo, y ahí estaba Michael, traía unos vaqueros negros rasgados, una camisa de Kim Dracula esa de SAY Please se le ajustaba bastante bien. Gaby ya iba a inundar la habitación de lo que estaba babeando por Michael, le metí un chingadaso en la cabeza para que volviera a la realidad.

—Hola—saludó frunciendo el seño al ver a Gaby con es cara de tonta.

—Hey—le saludé.

—Am, hola guapo—se acomodó la blusa y el cabello.

Primeramente, ¿qué hace el aquí? , no creí que quisiera hablar conmigo después de que ni me dijera gracias por el café.

Gaby pareció darse cuenta de el ambiente incómodo y también de que venía a hablar conmigo.

—Bueno yo me tengo que ir, Helen me esta esperando—se puso de pie y agarró su bolso para ponerlo en su hombro.

¿Quien mierda era Helen?.

—Si bueno, que les valla bien—le dije a Gaby y ella respondió con un movimiento de manos.

—¿Cómo estás?—preguntó.

—Am, digamos que bien. ¿Y tu?.

—De salud bien pero emocionalmente una mierda—se sentó en un mueble frente a mi cama.

—Lo siento, debe ser feo perder a un hermano.

—Lo es, lo es.—soltó un suspiro y tomó su cabello.

—¿Qué le pasó?—pregunté.

Vi un poco de incomodidad en su mirada y al instante me arrepentí.

—Pues salía de comprar una peluca para una niña con cáncer, estaba por montarse en su coche pero no se percato que un camión venía a su costado y la mandó a volar como diez metros.

—Dios mío, ¿Y el culpable?.

—Podrías dejar de preguntar, no me apetece hablar de ese tema en este momento—Literalmente dijo vete a la mierda Lucy.

—Sí, yo lo siento, a veces soy algo curiosa.

—O sí, créeme que me di cuenta el día que te conocí.

¿Qué mierda?, ¿qué hice para que diga que se dio cuenta el día que me conoció?, Ooooooh si, ya recuerdo, intente escuchar su conversación.

—Mentira, me porte de lo más amable el día que te conocí.

—No he dicho que no lo fuiste, solo digo que estabas tratado de escuchar la conversación que tuve con mi novia.

Marrano.

—¿Para que viniste?—le pregunté cambiado de tema.

—Para ver como estabas y para agradecerte por el café—respondió levantándose.

—Pues ya ves que estoy bien, y por el café, descuida.—tomé uno de los almohadones para el dolor de espalda.

—Bien entonces me retiro, pero bueno, espero te mejores, y gracias por el café.
 




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