- ¿Cómo está? - preguntó el hombre con cierta desesperación - ¿Se recuperará?
El robot-enfermera asintió con calma.
- Sólo tenía afectada la clavícula, y la recomposición ha sido un éxito. Ahora únicamente necesita descansar.
Jeoh Kryke se pasó una mano por las escamas que le cubrían la cabeza, algo aliviado. Sin embargo, la imagen de Elia tendida sobre aquella camilla le desesperaba. En ese instante, Marko Hitten se acercó a él y le entregó una pantalla holográfica, desviando su atención de la enferma.
- ¿Está todo? - preguntó el herssiano .
Hitten asintió a la vez que chasqueaba su lengua bífida.
- Tenía razón, señor. Antella Ivunel no era lo que se dice un angelito.
Jeoh sonrió levemente. Le encantaba el sarcasmo de su subordinado.
- ¿Dónde está ella ahora?
- Encerrada, como usted decretó. El Alto Mando está a la espera de recibir su veredicto sobre estos datos para decidir cómo continuar.
- Bien, entonces...
- ¿Jeoh? - preguntó de improviso una voz femenina, aún adormecida por los narcóticos de la cirugía -. ¿Eres tú?
El interpelado intercambió una rápida mirada con Marko Hitten, que se retiró sin hacer ruido. Jeoh, por su parte, se acercó a la cama y tomó una de las manos de Elia.
- Sí, querida, soy yo - respondió.
La joven abrió en ese momento los ojos, y sus miradas se cruzaron con cariño.
- ¿Qué ha pasado? - quiso saber ella, con la boca y la nariz aún tapadas por la mascarilla -. ¿Dónde estoy? - preguntó a continuación, oteando somnolienta a su alrededor.
Jeoh, por su parte, le besó los nudillos antes de contestar.
- Estás en el hospital. Antella te disparó.
Los ojos claros de Elia se abrieron de par en par.
- ¿Qué?
- ¿No te acuerdas? - preguntó él, extrañado.
Ella intentó hacer memoria frunciendo el ceño.
- Es posible, pero todo está muy turbio en mi mente.
Jeoh sonrió con cariño.
- No te preocupes. Te lo explicaré.
5
Elia no podía creerse lo que le acababan de contar. Así que Jeoh Kryke era en realidad Jonah Karré, miembro del Alto Mando Defensivo del sistema planetario en el que se encontraba Feronia, y llevaba meses investigando un posible fraude fiscal en el seno de Bersecorp. Para ello, se había hecho pasar por empleado de Industrias Atom y se había asegurado de ser elegido como delegado para ir a exponer el proyecto a Feronia. En ese instante, el herssiano se había disculpado con Elia por meterla en medio, pero alegó que entre el flechazo que había sentido nada más verla y la necesidad de un cómplice dentro de la empresa... Pero a Elia no le hizo falta escuchar más explicaciones. No las necesitaba. Jeoh, o Jonah, le contó entonces que, de paso, también había descubierto que Antella había envenenado al anciano Lord Vali para quedarse con su puesto, y manipulado a la mitad del Consejo de la empresa para que le ayudase a conseguir su objetivo. Elia lloró cuando conoció esa parte y el herssiano la consoló, cubriéndola de besos que ella, por primera vez, no rechazó. Porque, a pesar de todo, le amaba, sin lugar a dudas. Él era su salvador.
Mientras se vestía con ayuda de un robot auxiliar, teniendo mucho cuidado de no mover mucho el brazo que llevaba en cabestrillo - tendría que tenerlo puesto un par de días, por precaución -, la mente de Elia era un torbellino de emociones. Y ahora, ¿qué sería de ella? ¿Y qué pasaría con la firma? Tenía que ir a Bersecorp. Necesitaba ver todo con sus propios ojos. Así que, en cuanto salió por la puerta del hospital, se dirigió al transbordador más cercano.
Cuando llegó a su antigua oficina, Jonah y Marko ya estaban allí. Elia les saludó con cortesía, y después el reptiliano se retiró, dejándoles a solas. La pareja se quedó unos minutos en silencio frente al ventanal que había tras la gran mesa de trabajo, apoyados en el borde de la misma, hasta que Elia se decidió a romper el hielo:
- Así que... ¿Hitten, eh?
Jonah sonrió ampliamente.
- Fue mi primer contacto con la empresa, sí - admitió -. Es un buen agente. Y por si te interesa, sí, es ingeniero de verdad.
Elia asintió, completamente de acuerdo con la primera afirmación y ruborizándose ligeramente ante la segunda. Es cierto que había dudado de la profesión de Hitten, pero se fiaba de Jonah.
- Y, ahora, ¿qué pasará? - preguntó, pretendiendo cambiar de tema.
Él pareció aceptar aquel rumbo de la conversación, porque se volvió para mirarla intensamente.
- ¿Aún quieres firmar con Atom?
Elia frunció el ceño con desagrado.
- No, por supuesto que no. No me harás cambiar de opinión.
- Mejor, porque todo era un montaje.
La joven se quedó boquiabierta unos segundos, asimilándolo, y luego se acercó para darle un puñetazo cariñoso.