Se levantó temprano ese día para llegar a clases, iba temprano como siempre, calmada y con paso decidido caminaba por los pasillos de aquel Instituto. Siempre era la primera en llegar, también era la primera en irse siempre del lugar. Unas piernas largas, suaves y brillantes como la cera conducían un par de zapatos negros que caminaban hasta el mismos salón de siempre. Su semblante serio y confiando, totalmente calmada, aunque está vez mas molesta que de costumbre, tomó asiento en primera fila y abrió su libro para comenzar a leer.
Su padrastro y su madre le había dado una reprimenda, todo por aquella foto que había salido en todos los periódicos desde muy temprano en la mañana. Eso era sumamente molesto ¿Por qué debían amonestarla por un escándalo que él había causado, no ella? Trataba de hacer siempre su mejor esfuerzo, pero tampoco era su niñera y que la tratarán como tal era en sumo insultante y degradante, lo más degradante y desagradable era que ese Infantil, e inmaduro sujeto era con quien pasaría el reto de su vida. Para colmo se atrevía a llegar tarde aquel día.
Minutos después fueron llegando los demás. Todos siempre bajo su papel —pensó ella — después de todo de eso se trataba la escuela, aunque muchos no lo vieran.
Muchos se hacían populares sólo para poder dominar desde temprano a todos los demás, líderes natos, que volvían a los más fuertes parte de su grupo y dominaba a los débiles y tontos con inteligencia quitando las oportunidades que le pertenecían por derecho, presas domibles. Y del otro lado los dañados con problemas de personalidad, que entendían que la mejor forma de vivir era hacerle pasar a los demás lo que ellos pasaron, sienten que la mejor forma de limpiar su basura es echarla a otro y sólo terminaban volviéndose más escoria que la que el vertedero que les arrojó basura en un inicio. Y por último el grupo que debería ser el dominante, pero se mantenía callado observando todo a su alrededor como jueces, para ellos sólo si hablas su idioma perteneces a su grupo, los que siempre sacaban las mejores calificaciones sin mucho esfuerzo, pero nadie sabía que las tenían, porque pasaban inadvertidos en el salón, que a pesar de tener una vida horrible buscaban salir adelante, pero siempre estaban solos, eran pocas las personas que tenían el honor hablar con ellos y que sabían fácilmente manipular para conseguir lo que querían. Ella nunca supo en donde ubicarse.
La verdad si tenía mucha basura para tirar al mundo, pero no creía que la mejor forma de limpiarla era tirarle esta a otros, para ella, como solía decir su hermana mayor, la basura siempre se quemaba en casa, no tenía deseos de crear un grupo a su alrededor, tampoco de ser invisibles, lo bueno siempre era tener un estatus social medio, donde nadie te pisotee, ni te alabe demasiado, era mejor ser temida y odiada por algunos y respetada por otros, pero sólo ser amada por tu círculo. Que las personas supieran de ti lo suficientemente, lo que le quisieras mostrar. Por lo que no le interesaba en absoluto buscar participar en el juego de los roles de la escuela, aunque fuera la líder en la mayoría de las ocasiones en los proyectos escolares.
Minutos después ve entrar a Stefani, la única persona en este mundo la soporta, aunque el afecto era mutuo, ya que ella era la única que la soportaba también, ambas se conocían desde pequeñas, pues sus padres eran socios y desde entonces habían estado juntas. Era una chica excéntrica, a quién le encantaba la ropa de marca y siempre busca llevarse todas las miradas, cosa que claramente lograba, ya que cada día una parte de su cuerpo cambiaba, un día había aparecido con un piercing en la nariz y la semana siguiente no tenía nada de cabello, aunque para ella su amiga era sólo alguien con demasiada seguridad e inseguridad a la vez al menos desde que salía con ese chico. El día de hoy su cabello, el cual apenas el viernes era rosa, era rojo. Venía más que enojada y rechistando.
— Adam de nuevo. — dijo sin bajar su libro, más como una afirmación que como pregunta.
— El muy idiota sigue haciendo lo mismo, me dijo que iría al cine, pero fue como una de las p***s de tercero. — se queja.
— Sabes lo que debes hacer. — se encoge de hombros, estaba cansada de decirle que no debía prestarle tanta atención a quien no le daba ni la mitad, y aunque se veía que a él le gustaba, la tenía siempre como segunda opción porque ella no se daba así misma el valor de la primera.
— Eso no es una solución, es sólo vendarme los ojos para no ver lo que hace. — niega.
— Cuando eso te deje de importar estarás tranquila, sin momentos incómodos, sin necesidad de que lo sigas. — dice con su usual calma.
No podía entender como alguien hacia tal cosa de celar a una persona hasta con la luz porque tenía nombre de mujer, y su amiga claramente era de esas. Tampoco entendía eso, era una persona tan segura para algunas cosas y tan insegura para otras. Ella simplemente creía que lo que es tuyo nadie te lo quita, si te lo quitaron jamás fue tuyo verdaderamente.
— Pero él me gusta. — rechista cual niña pequeña.
— Pues si te gusta, confía en él y si no puedes confiar separarse es lo mejor, no hay tanto drama. — cierra el libro. — se realista, si te ama, no tiene que ir tras otra, si lo hace es clara la respuesta. No debes darle tanta importancia a un chico, para él, es tu centro del universo y por eso no se preocupa en cambiar, tu siempre vas tras él, has que eso cambie. — la reprende.
No estaba para sus dramas matutinos ese día, le daba hastío su historia de cada día. Siempre era lo mismo, seguí a Adam, fui con Adam e hizo esto o aquello ¿No tenía otro tema de conversación? Desde que empezó a salir con el mejor amigo de Alan esto era todo una tortura para la castaña.
— ¿Qué me recomiendas hacer? — la mira expectante de un consejo.
Suspira y vuelve a abrir su libro.
— Voltea la balanza a tu favor, has lo mismo que él hace contigo, ignorarlo. — termina por decir y su amiga asiente. — desde ahora en se adelante, nada de pregúntale por su día o a donde irá está noche, nada. — le advierto. — es más, pasa de largo y habla con otro chico cuando lo veas hoy.