Una rosa roja para la dama de negro

Capítulo 2: Te necesito

— ¿De qué están hablando? — No podía creer lo que le estaban diciendo.

— Es por tu bien hijo, la mejor forma e tenerte bajo control es que estés vigilado. — asegura su madre.

— Y que mejor vigilancia que Victoria, ella sabe cuál es su lugar y esperamos que tu lo aprendas también. — dice su padre serio.

Ellos se habían cansado de los escándalos y deslices de su hijo, los cuales sólo traían cada vez más problemas a su familia, necesitaba mantenerlo a raya y cuando Victoria le había dicho su idea, no lo habían dudado dos veces.

— Pero… — trato de protestar, más su padre lo detuvo.

— Nada de peros, desde ahora en adelante si quieres cualquier cosa tendras que pedirla a Victoria, ella manejará tu dinero y ella tendrá que dar su autorización para que uses tus coches, no tendrás acceso a nada a lo que ella no te de permiso. — sentencia cual juez, si algo era seguro de ellos era que cuando tomaban una decisión no daban su brazo a torcer luego.

Él dirigió su vista a Victoria que permanecía calmada e inmutable sentada en aquel sillón desde que habían llegado ¿Le hacía feliz arruinar su vida? Es que ni siquiera parecía feliz, era una mujer de hielo, sin sentimientos, eso era lo que más le frustrada de ella, nuca saber si estaba feliz o angustiada, nada, parecía no tener ningún sentimientos que el pudiera manipular.

— ¿Entonces eres la dueña de mi vida ahora? — la mira con furia contenida, más ella no dice mi muestra nada, ninguna expresión. — ¿Qué debería hacer ahora entonces, dueña?

— Deja tu sarcasmo cariño y vístete, tenemos una rueda de prensa a la que debemos asistir. — dice sin mirarlo y le entrega unas hojas dejándolo desconcertado — Eso es lo que dirás y harás al pie de la letra, te aconsejo aprenderlo si es que quieres que deposite tu mensualidad a tiempo.

Dice aumentando su ira, más se contiene y toma las hojas para luego subir las escaleras. ¿Qué tanta confianza tenían sus padres en esa chica? ¿Qué clase de loco pone el patrimonio que le pertenece por derecho a su hijo en manos de una lunática  como esa? En verdad habían enloquecido, pero ellos siempre la ponían a ella antes que a él. — pensó Iracundo.

Pero si creían que lo podrían dominar estaban completamente equivocados, él era quien dominaba a todos y lograría dominarla a su antojo, ella no evitaría que él hiciera lo que quisiera.

Habían pasado los días y todo había estado bien, nada de escándalos, nada de salidas nocturnas e incluso habían mejorado sus calificaciones en la escuela, esto porque Victoria lo tenía puesto en raya y eso a sus padres le encantaba, pero mientras todos pesaban que todos iba bien él estaba maquinando un plan para deshacerse de ella de una vez por todas, pero claro, como ella lo tenía tan vigilado no podía hacer nada, entonces como caído del cielo la maestra lo llamo después de clases.

— ¿Necesita algo maestra? — pregunta expectante, después de unos minutos en que ella sólo veía sus papeles.

— Volviste a reprobar el examen de matemáticas, eso es lo que pasa. — dice esta sería. — Joven Moore debería tomar sus estudios más en serio o va a repetir el curso. — Su ceño se frunce ¿repetir el año? Sus padre lo matarían si pasaba algo como eso. — mi única opción para que no repita el año es que tome clases particulares con una de nuestras mejores alumnas y tome el examen otra vez. — Lo mira seria.

Él sonríe de inmediato.

— Claro, lo que usted diga maestra, después de todo los estudios son primero. — dice sorprendiendo a la maestra.

— Me gusta que lo tome de esta forma. — busca algo en su escritorio. — este es el número de la estudiante que lo ayudará, asegúrese de ponerse en contacto con ella. — dijo dando por terminada la conversación.

No podía ser mejor momento, después de todo su querida prometida no podría negarse a que él tome clases particulares, ese era el plan perfecto. — pensó alegre, ahora ella se enteraría de quien era él.

— ¿Clases particulares? — Lo mira con desdén. — No las necesitas, estudia en casa. — sentencia.

— Yo tampoco quiero estar allí y te aseguro que me portare bien, además es uno de esos nertd. — insiste, cual niño ante su madre. — No va ha ser lo mismo estudiar sin que alguien me guíe.

— Yo te voy a guiar. — refuta.

Y él frunce el ceño frustrado, no había esperado que ella le negara incluso eso.

— Vic, sólo irá a estudiar y nosotras ya nos tenemos que ir. — le apoya Stefani que quería que se fueran a comprar los preparativos para la graduación de la cual eran encargadas.

— ¡Tu te callas Stef! — dijo fulminante a su amiga y está hizo silencio enseguida, pues sabía que no le convenía enfadar a la castaña. — ¿Quién rayos te dará las tutorías? nosotras te llevaremos y de camino te recogemos. — cede, pues de verdad no tenía tiempo para esto, con los exámenes de ingresos a la Universidad, lo clubes co-curriculares y ser presidenta del Consejo estudiantil, no le quedaba mucho tiempo para vigilarlo ella misma.

— Por favor, eres mi novia, no mi madre. Puedo ir solo, sólo dile al mayordomo que tengo tu autorización para usar mi deportivo. — pide.

Ella lo escudiña con la mirada, sabía que algo tramaba, pero le dejaría pesar que tenía el control al menos por esta vez, no tenía tiempo para perder en sus deslices y escándalos, además sus padres estaban convencidos de que él había aprendido la lección, esto les mostraría que no.

— Claro, voy a confiar en ti. — dice logrando sorprenderle. — pablo, el joven saldrá con mi autorización en su deportivo.

— Como ordene señorita. — dice este antes de retirarse.

— Gracias, no te vas a arrepentir. — sonríe y se va.

— ¿De verdad confías en él? — le cuestiona su amiga.

¿Quién la entendía, no era ella quien lo estuvo apoyando?

— Claro que confío, confío en lo que he visto de él y confío en que lo volver a hacer, porque sólo se puede confiar en las acciones no en las palabras. — aclara.



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En el texto hay: poder, amor, dolor

Editado: 17.04.2022

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