Pierre.
La noche siguiente partí hacia el reino de Areka; el viaje fue largo y silencioso. Tenía la amenaza de Harmonious pesando en mi mente.
A cada paso, mi objetivo se volvía más claro.
La hija del duque de Areka, Lady Selene, debía morir.
Llegué al palacio de Areka en medio de una gran celebración; el lugar estaba bastante iluminado, era un contraste absoluto con la severidad del palacio de Freedonia.
Lady Selene era el centro de atención, rodeada de nobles y sirvientes que la alababan con sonrisas.
Su rostro era delicado, su risa encantadora y sus movimientos sutiles; a simple vista, parecía todo lo contrario a Harmonious. Era cálida y genuina.
Sin embargo, algo en la forma en que algunos sirvientes la miraban era como si estuvieran constantemente al borde de un precipicio. Eso me puso en alerta, así que decidí observarla desde lejos, esperando un momento de soledad para acercarme.
La oportunidad llegó cuando Selene se retiró a su habitación al finalizar el banquete.
Siguiéndola con cautela, me adentré en los pasillos del palacio, esquivando a los guardias.
Cuando llegué a la puerta de sus aposentos, noté que estaba entreabierta; dentro, Selene estaba sentada frente a un espejo, cepillándose el cabello con movimientos lentos.
Respiré hondo, tratando de reunir el valor para entrar, pero escuché algo que me heló la sangre.
—¿Cuánto tiempo más tendré que soportar la farsa? —dijo Selene, su tono “cálido” ahora frío y lleno de desprecio.
Una figura entró por la ventana de su habitación; era un hombre vestido de negro y una espada atada al cinturón.
—Paciencia, Selene, el acuerdo con los reinos fronterizos está casi cerrado.
—Cuando todo esté en su lugar, serán tus enemigos quienes caigan, y Areka será más fuerte que nunca.
Selene se levantó. —¡No es suficiente! Los débiles deben ser eliminados. Cuando Harmonious caiga, tomaré su lugar.
—Esa maldita mujer cree que puede manipular el mundo desde su trono, pero no tiene idea de lo que yo soy capaz.
Me quedé congelado, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho; Selene no era la víctima que demostraba ser, definitivamente era algo peor.
—¿Y el mensajero que enviaron? —preguntó Selene, girándose hacia el hombre con una sonrisa burlona.
—No ha regresado, Selene, puede que Harmonious haya descubierto nuestra red.
—Típico de ella.
—Si esa víbora ha enviado a alguien tras de mí, espero que… Traiga un buen espectáculo. —Su mirada se dirigió hacia la puerta, y por un instante sentí como si sus ojos atravesaran la madera y se clavaran en mí.
Mi respiración se detuvo.
¿Acaso sabía que yo estaba aquí?