Capítulo XII.

Pierre.

—¿Sabes?

—Pensé que Harmonious era despiadada —dijo Selene, lanzando otro golpe.

—Pero tú eres patético por seguirle el juego, esto parece realmente una broma… Dime, ¿qué te prometió? ¿Oro? ¿Una vida mejor?

¿Ella? Pft, ella no me había prometido nada más que sufrimiento.

—No lo hago por ella.

—¿Ah, no? Entonces, ¿por qué?, ¿hm?

No dije nada, no iba a darle más información de la necesaria, pero el recuerdo de mi hermana me llenó de una fuerza inesperada.

Con un grito, lancé un ataque directo, apuntando a su costado; ella esquivó, pero esta vez logré forzarla a retroceder.

Su sonrisa desapareció.

—Vaya… Tal vez no seas tan inútil como pareces. —De repente, Selene dejó de atacar y se alejó unos pasos.

Aproveché la pausa para recuperar el aliento, pero mi mente estaba alerta. Sabía que ella no estaba huyendo.

—Dime, ¿crees que Harmonious es diferente a mí?

—Ninguna me ha dado más opción —contesté, apretando los dientes.

Selene rio, pero esta vez su risa era amarga.

Entonces, con un ataque, Selene y yo seguimos enfrentándonos en esta batalla.

Yo sentía el sudor resbalando por mi frente mientras ella se movía con una agilidad aterradora.

—¿Esto es todo lo que tienes? —se burló, esquivando mi intento de acuchillarla.

Pero algo cambió en sus movimientos; su postura se volvió menos precisa, su respiración más pesada… Tal vez era el cansancio o la confianza excesiva que tenía en sí misma, pero bajó la guardia por un segundo.

Y esa era mi oportunidad.

Con toda la fuerza que me quedaba, lancé un ataque directo al corazón.

Mi cuchillo atravesó su pecho, justo en el blanco. Selene se quedó inmóvil, sus ojos abiertos de par en par mientras la sangre manchaba su vestido.

—No... —susurró, con una voz apenas audible; su cuerpo cayó hacia adelante, y la daga que estaba sosteniendo resbaló de sus dedos.