Pierre.
No dije nada, solo caminé hacia ella, arrojando el cuchillo manchado de sangre al suelo frente a su trono; su sonrisa se ensanchó.
—Supongo que eso significa que la misión fue un éxito.
—Está muerta. —Mi voz era apenas un susurro.
—Hmp, por supuesto que lo está.
—Sí, sí, lo que sea… ¿Dónde está mi hermana? —pregunté, mi voz endureciéndose.
—Jaja… Tranquilo, tu hermana está bien cuidada, tal como prometí… Pero antes de que vuelvas a verla, tenemos mucho de qué hablar.
La forma en que lo dijo me hizo apretar los puños.
¿Qué más quería de mí?
—¿Qué quieres ahora? —pregunté, dando un paso hacia ella.
Harmonious se limitó a reír suavemente, dejando la copa en una mesa cercana.
—Ah, Pierre, veo que pensaste que esto terminaría con la muerte de Selene, pero, realmente, tu misión no está completa.
—¿Qué quieres decir? —La angustia comenzó a crecer en mi pecho.
—Si quieres que tu hermana viva tranquila, tendrás que continuar haciendo lo que te ordene.
—No puedes…
—Oh, claro que puedo, porque, querido Pierre, ya no tienes nada.
—Ni hogar, ni vida, ni siquiera libertad; todo lo que eres, todo lo que tienes... me pertenece.
—Tendrás tu próxima misión pronto, pero, mientras tanto…
En ese instante dos hombres abrieron la puerta y se acercaron.
Uno llevaba un sobre grueso; el otro sostuvo un papel doblado y se lo pasaron a Harmonious.
Ella lo abrió y lo dejó caer a mis pies.
—Recógelo y lee —dijo, sin inmutarse.
“Pierre se compromete a servir a Harmonious hasta nueva orden, como compensación por los daños causados en el palacio.”
—No voy a firmar esto —dije, sintiendo un nudo en la garganta.
Ella se inclinó hacia adelante, todavía sentada en su trono.
—¿Ah, no?
—¿Acaso quieres que tu hermana sepa lo que hiciste? ¿Que intentaste robar al palacio? ¿Que mataste a alguien?
—Firma y me servirás hasta que yo decida que tu deuda está saldada; no firmes y todos sabrán lo que hiciste, y créeme, no saldrás de aquí entero.
Sentí mis manos temblar.
Pensé en Yholeide, pensé en cómo se vería si alguien le contara todo…
Bajé la vista, tomé la pluma y firmé.
Uno de los hombres recogió el papel y se lo entregó de nuevo a Harmonious.
Ella lo guardó de nuevo en el sobre y volvió a recostarse en su trono.
—Espero grandes cosas de ti, Pierre.