Una santa para un pecador

Suplica

Evani

 

—No puedes irte así, vuelve y dile que aceptas casarte —exclamó Cesar desesperado colocándose en frente de mi como si con eso pudiera detenerme.

 

—Ya hice una promesa como novicia, le prometí fidelidad a Dios —le respondí entrecerrando los ojos molesta.

 

—Sí, sí entiendo que entre un Dios y un hombre es mucha diferencia, pero este hombre esta forrado en dinero, nos devolverá todo —replicó.

 

Arrugué el ceño deteniéndome solo unos segundos.

 

—Te devolverá todo, yo no me apego a las cosas materiales, y no voy a pagar por tus errores, por mucho que te quiera yo no voy a sacrificarme de esa forma —le hablé en tono duro, aunque me duele, pero debe entender que no voy a dejar todo para casarme con un tipo como ese y solo por pagar su deuda. 

 

Camino sin detener mis pasos a pesar de que mi hermano ha seguido intentando convencerme de que acepte la propuesta de ese hombre más de una vez, daría todo por él pero no eso, no puedo, va contra la promesa que hice al volverme novicia ¿Cómo podría cambiar el rumbo de mi vida de esa forma?

 

Además, no entiendo que se propone ese hombre ¿Burlarse de mí? Ninguna persona hace eso de proponer matrimonio a alguien que ni siquiera conoce ¡Y menos pedirle matrimonio a una novicia! ¿O se siente atraído por las religiosas? Tendrá una de esas manías sexuales raras ¿Qué clase de enfermo perverso es ese tipo? Tan lindo y sucio a la vez. Me doy un palmazo en la frente ¿Lindo? No debería siquiera haberlo pensado ¿Que religiosa piensa así?  Aunque si su sueño es tener algo con una mujer con habito me hubiera pedido pasar una noche junto y no algo tan sagrado como un matrimonio porque casarse se supone que es para toda la vida. 

 

En eso me doy cuenta de que mi hermano ha desaparecido, me giro a ambos lados sin verlo ¿Dónde se ha metido? Recién estaba detrás de mi suplicándome que pensara mi decisión y ahora ¿A dónde se fue? ¿Se perdió? 

 

Comencé a caminar sin rumbo fijo, buscándolo por todos lados, no debe estar lejos. Puede ser que se haya enojado y ahora este arrumado en un rincón sin querer hablarme. Quisiera que intentara siquiera ponerse en mi lugar. Pensándolo mejor, no, ya me dijo que si fuera yo se entregaría de cuerpo y alma a ese tal señor Fábregas. 

 

—Tienes que venir, hay un tipo amenazando con lanzarse del puente si su hermana no se casa, es lo más loco —escuché a alguien que hablaba por teléfono—. Claro que voy a grabarlo, si se lanza tendré muchos me gusta y comentarios en mis redes sociales.

 

¿Alguien que se va a lanzar de un puente si su hermana no se casa? Moví la cabeza a ambos lados, no puede ser Cesar, no sería capaz de hacer algo así, no es a ese nivel de idiota. Quisiera creer eso, pero estoy hablando de mi hermano el mismo mocoso que comió tierra con la intención de enfermarse del estómago porque mamá no quiso comprarle su juguete favorito. Sin embargo, es pasarse del límite exponer su vida en peligro por dinero ¿Será la desesperación de haberlo perdido todo? Mis padres siempre nos criaron dándonos todo lo materialmente posible, nunca nos faltó nada, lujo en todos lados, y mi hermano disfrutaba todo eso ¿Acaso no ve salida de empezar sin tener nada?

 

—No es más que un niño malcriado —musité echándome a correr porque ya no dudo que pueda ser él. 

 

Atravesé la calle sin pensar en nada hasta oír el frenazo y bocinazo de un auto. Me giré asustada viendo la molesta expresión del conductor.

 

—Disculpe, lo siento mucho, fui descuidada —le hablé con humildad.

 

—Tenga más cuidado, hermana —respondió el hombre resignado.

 

Luego noté la fija mirada de una mujer dentro del auto, hay un dejo de altanería en ella que por unos segundos provocó que mi atención se quedara en sus ojos más de lo que acostumbro a mirar a un desconocido y a la cual incliné la cabeza como especie de saludo antes de seguir corriendo rumbo al puente. Es extraño el sentimiento de angustia que sentí al ver a esa mujer, pero no quise pensar más en eso cuando ahora lo importante es encontrar a mi hermano.

 

Mientras más me acerco hay más gente reunida, y más voces que escuchaba diciendo cosas como "Pobre tipo, que hermana más cruel" "¿Cómo puede preferir dejarlo abandonado en la calle" "¿No tiene corazón esa mujer?". Arrugué el ceño, molesta por lo que oía ¿Él quiere que deje mi habito para casarme con un hombre que no conozco por andar haciendo apuesta con los bienes de la familia? ¿Quién entonces es el egoísta aquí? Más cuando nunca en mi vida siquiera he tenido un novio, o un amigo para saber cómo tratar a un hombre, fui a un internado de niñas de un colegio estricto, y salí para luego entrar a un convento. Moví la cabeza a ambos lados molesta al pensar en eso.

 

—Hermana, hermana, que bueno que está aquí —me hablaron unas chicas que no dejaban de grabar la escena del puente—. Ese hombre se va a matar.

 

Al alzar la cabeza ahí lo vi, a Cesar parado cerca del puente amenazando con lanzarse, si hubiera podido darme una palmada en la frente lo hubiera hecho, pero es un gesto que una mujer de Dios no debe hacer, menos en una situación como esta.

 

—¿Pueden creerlo? —gritó el ridículo de mi hermano—. El tipo que le pide matrimonio es alto, guapo, millonario, interesante, un dios griego de la mafia, salvo que debe tenerla de un buen gran tamaño, si yo fuera ella me casaría con él, ni siquiera lo dudaría.

 

"Pues cásate con él" pensé aprisionando mis labios para que esas palabras no salieran de mi boca.

 

—¿Mi hermana que si puede no quiere? Prefiero morir que vivir en la calle sin nada, estoy tan solo, ella es mala, cruel no tiene ni una pizca de corazón, después de todo lo que he hecho por ella —siguió hablando con un tono extremadamente dramático.



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En el texto hay: comedia, matrimonio por apuesta, serie casadas

Editado: 09.04.2021

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