El viento sopla con tanta fuerza que casi podría derrumbarme, estoy parado en medio de un prado muy extenso que apenas alcanzo a distinguir ya que el sol está dando por terminada su jornada de iluminación. Una parvada de aves pasa sobre mí para posarse en un árbol de sauce situado a unos metros a mi derecha. La soledad predomina en este lugar, a excepción de mi presencia y el de las aves, no hay nadie más aquí.
A pesar del gran viento que hay en este lugar, mis oídos alcanzan a percibir que me llaman a lo lejos. La voz entra por mis oídos golpeando cada uno de mis canales auditivos, resonando como un eco. La voz parece provenir de los lejos.
—Samuel. —esta vez escucho con más claridad mi nombre. —Samuel. —una vez más mi nombre es pronunciado y de manera indirecta comienzo a girar en todas direcciones en busca del origen de esa extraña voz. —Quédate donde estás, no podrás verme, solo necesito decirte algunas palabras —oigo que dice una voz de hombre
— ¿Quién eres? —pregunto mirando hacia el cielo. Sospecho que de ahí proviene la voz
—Muy pronto lo sabrás —responde de forma natural
— ¿QUÉ QUIERES DE MÍ? —ya no estoy hablando, estoy gritando, tal vez aquí y ahora pueda sacar toda la frustración que había estado reteniendo por semanas, además no solo gritaba por la frustración que sentía, sino también porque el viento aquí se llevaba las palabras de forma extremadamente rápida y debía gritarlas para hacerlas más fuertes y menos propensas a que se las llevara el viento.
—No quiero nada de ti, estoy para ayudarte
— ¿AH SÍ?, ¿AYUDARME EN QUÉ?
—Tú sabes perfectamente en qué. —su voz suena tan natural y por un momento una increíble felicidad inunda mi pecho, al fin tendría la posibilidad de tener respuestas, pero…
— ¿Esto es un sueño? —le cuestiono, temiendo la respuesta
—Sí, así es
— ¿Entonces significa que cuando despierte esto solo habrá sido una loca creación de mi subconsciente?
—No he dicho eso, el que estés viviendo esto en un sueño no significa que no sea real —me dice sereno
—Todos nuestros sueños son irreales —contesto mientras noto que la oscuridad de la noche ha cubierto por completo el lugar
—Tú mejor que nadie Samuel deberías saber que eso es incierto. —dice y yo bajo la mirada. —Los sueños que las personas tienen son anhelos que desean alcanzar, obtener, conseguir y algunos otros son solo una loca creación de tu imaginación; está en ti determinar lo que es real y lo que no
— ¿Qué es lo que tienes que decirme? —le pregunto antes de que pase algo y no sea capaz de averiguarlo
—Veo que al fin has dejado de gritar. —sus palabras me causan un poco de timidez. —El día se acerca, los sueños que has tenido hasta ahora cobrarán sentido y tendrás la sensación de haber perdido tu identidad
— ¿Qué significa todo eso?, ¿de qué día hablas? —le interrogo de la manera más rápida que puedo, mi sed de información me consume
—No puedo decirte nada más, alteraría tu destino, de hecho, no debería estar diciéndote nada; estoy quebrantando muchas reglas
— ¿Y por qué lo haces? —no tengo idea de quién es esta persona, pero trataré de sacarle toda la sopa posible. No responde enseguida y en el aire flota un silencio profundo.
—Solo recuerda lo que te he dicho, procura no estar solo y pase lo que pase…recuerda siempre quién eres. Tus sueños aquí pararán. Nos veremos pronto Samuel. —y con esto el paisaje que me rodeaba se desvanece en tan solo unos segundos, como una imagen de papel que el fuego destruye, borrando muy rápidamente la escena que esta tenía impresa en sí misma; cada color, cada sensación desaparece dando paso al calor y la oscuridad de mi habitación. Despierto con la respiración acelerada y totalmente sudado del pecho y rostro.
Después de ese sueño me es imposible volver a dormir, a pesar de que Morfeo hace todo lo posible porque caiga rendido en sus brazos las palabras de ese extraño hombre vuelven inalcanzable esa realidad. Aún faltan dos horas para el amanecer, hoy es sábado de manera que no debo ir al colegio. Me quedo sentado en medio de mi cama pensando en cada palabra que ese hombre me dijo, pero analizando una oración en particular “tus sueños aquí pararán” ¿qué quiere decir eso exactamente?, ¿se ha terminado?, ¿al fin podría irme a la cama sin el temor de que Jacob invada mis sueños?, ¿o acaso una nueva etapa daba comienzo?, esas y muchas más preguntas revolotean por mi mente, “el día se acerca”; por dios se supone que esto debía ayudarme y lo que siento es más intriga que nunca.
Me levanto de mi cama y camino hacia la ventana cuando los primeros rayos de sol comienzan a iluminar la ciudad, abro esta y salgo al balcón, observando a las personas que corren por la acera realizando su rutina matutina de ejercicio. Las aves inician su canto como agradecimiento a un nuevo día más, ellas parecen tan felices siempre, con aspecto despreocupado, a veces quisiera desparecer para alejarme de los problemas que atormentan mi mente, pero no importa cuánto corra, los problemas tarde o temprano llegarán hasta donde estés, así que no queda más que enfrentarlos; es una triste realidad, pero de esto se trata la vida real, el camino está lleno de tropiezos, pozos que te harán caer, la clave está en siempre levantarte. La persona más fuerte no es aquella que nunca se ha caído, si no la que más veces ha sido derrumbada y sin embargo sigue de pie, porque demuestra que a pesar de que ha vivido experiencias horribles, sigue adelante. La vida siempre te pondrá problemas en el camino, no los esquives, enfréntalos lo más pronto posible y sigue con tu vida, ya que si los ignoras pueden hacerse más fuertes y te volverán más vulnerable, volviendo más difícil el que te levantes y continúes. Nunca dejes que un problema te consuma porque te sumirá en un abismo muy profundo, y el encontrar la forma de salir no será nada fácil, hazles frente y extermínalos, antes de que ellos lo hagan contigo. La moraleja de un problema es jamás volver a caer en él, tenlo siempre presente.