La misa había comenzado ya, y el cómo me sentía no era muy claro. Era muy extraño, todavía no podía creer que estaba presente en mi propia misa.
Anoche convencí a todos de ir a dormir, sería muy pesado el que no lo hicieran, además Luis se había comunicado conmigo y la misa era hasta las seis de la tarde, de manera que debían descansar a toda costa. Karen había caído rendida en mi cama. Yo no pude dormir, tan solo me limité a observarla. Durante toda la noche, me ponía de pie y caminaba hacia afuera, regresaba y me sentaba a su lado. Ella dormía como un ángel.
Al inicio el padre mencionó mi nombre, mi anterior nombre, observé el cómo mi antigua madre bajaba un poco la cabeza y mi antiguo padre la pegaba a su cuerpo tiernamente. Él lucía un poco más robusto, solo un poco. Su cabello ya estaba cubierto de canas, llevaba anteojos ahora, pero tenía el mismo rostro amigable de siempre. Los seguí con la mirada al entrar. Luis nos vio, pero no se nos acercó y fue mejor así. Carmen seguía teniendo en su rostro esa expresión de superioridad y egocentrismo, simplemente una expresión de asco ante cualquiera que la mirara. Magaly iba a su lado, eran muy parecidas. A diferencia de ella y mis padres, el Roberto que yo recordaba, no era el que estaba viendo en estos momentos. Este se veía apagado, triste, su lenguaje corporal gritaba que quisiera estar en cualquier otro lugar excepto este. El Roberto que yo dejé era alegre, divertido, amable, ¿cómo fue que cambió todo eso?
Toda la noche he tratado de recordar el día en que morí, pero no he conseguido ni siquiera el recuerdo de cuando abrí los ojos por la mañana ese día. Quisiera verlo, pero otra parte de mí me grita que es mejor dejarlo así, sin embargo no puedo atender a su petición, necesito saber qué fue lo que pasó, ¿por qué habrían de arrebatarme la vida?, lo que les dije a todos es cierto, no recuerdo nada inusual, tenía aventuras entre amigos, salíamos de noche y a veces regresábamos en la madrugada, pero solo eso, nada que me pusiera en peligro, en ese peligro.
Aún no puedo creer lo bien que se lo tomaron todos, no sé si lo soñé o alguien más interfirió en esto a pesar de que dijo que no lo haría. Miro hacía donde están y dibujo mi silueta entre medio de ellos, recuerdo que me sentaba al lado de Roberto, la mayoría de las veces me contaba chistes entre los sermones causando que riera y causando también que mis padres me regañaran llegando a casa. Sonrío al recordar eso.
— ¿Todo bien? —Karen posa su mano sobre la mía.
Ella está sentada a mi lado como siempre. Mis padres están al lado de nosotros dos, mis tíos, Minerva y su novio están en la banca de atrás, y Louisa se encuentra al lado nuestro, como había dicho ayer, quería estar presente y decidió sentarse junto a nosotros.
—Sí todo bien —le respondo con una sonrisa
— ¿No sientes como que te quieres desmayar? —me pregunta Louisa. Yo y Karen la miramos incrédulos. —Bueno es que eso me pasaría a mí si estuviera en tus zapatos
—Pues no. —le respondo con un poco de diversión. —Estoy bien no te preocupes, bueno, dentro de lo que cabe
— ¿Tienes recuerdos de este lugar? —vuelve a preguntarme en susurro
—Por supuesto. Me sentaba a su lado —señalo a Roberto
—Silencio. —nos ordena mi madre con sus ojos de pistola. Eso nos basta para cerrar el pico.
Carmen había volteado en una ocasión y desgraciadamente se había percatado de nuestra presencia. Nos miró con desagrado y se giró de nuevo hacia el frente. Mi madre a mi lado a veces soltaba un suspiro, mi padre tomaba su mano y la acariciaba con dulzura.
<<Gracias dios mío>>pienso mientras miro directamente el cristo que descansaba en la parte superior de en frente.
<<Gracias por dejarme volver. Tengo mil preguntas, pero supongo que sería muy abusivo de mi parte el pedirte que le des respuesta a cada una de ellas. Tan solo te ruego que me ayudes a encontrar la respuesta a unas cuantas de ellas. Estoy muy confundido, te agradezco el que me hayas dejado volver, pero ¿por qué durante un tiempo sentí que cambiabas de opinión?, necesito saber ¿cómo morí y el nombre del responsable?, pero lo más importante, necesito saber ¿por qué me permitiste volver?, ¿cuál es mi misión? >>
El padre dirigió unas palabras de aliento a mi familia. Habló sobre la muerte, hizo énfasis en lo fuerte que puede ser para los familiares, pero a final de cuentas es la ley de la vida. Sin embargo, la forma en como yo la perdí no es la indicada por dios. Recalcó una vez más mi tranquilo descanso antes de dar por terminada la misa.
Esperamos a ver salir a Luis y a todos sus acompañantes antes de hacerlo nosotros también. Repetimos el acto al verlos marcharse. Esperaríamos unos minutos. Estábamos a punto de ingresar a los autos.
— ¿Estás bien hijo? —me pregunta mi madre al ver que mi respiración se me comienza a acelerar
—Sí. —respondo en voz baja. —Solo estoy muy nervioso, aún me cuesta trabajo creer esto. —me recargo en la defensa trasera del coche de mis padres. —No sé si vayan a creerme
—Estamos aquí —mi madre toma mi mano y acaricia mi hombro
—No te dejaremos solo —mi padre repite el acto de mi madre
—Me dice Luis que ya están llegando a la casa de su abuela —añade Karen algo nerviosa. La miro por unos segundos antes de asentir levemente