Una semana en Escocia, una vida en tu corazón

CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 14: Día 6 - Parte 2

~Sophie~

La isla Skye era magnífica. Sus acantilados y montañas parecían adornados con picos rocosos por doquier y cascadas provenientes de las montañas, que caían al mar y que incluso podían verse desde el ferry. Entendí entonces por qué Magnus había dicho que era la mejor forma de llegar a la isla, cuando existía un puente que la conectaba con tierra firme.

El ferry bordeaba sus costas unos cuantos kilómetros antes de tocar puerto, ofreciendo a los turistas vistas únicas del paisaje imponente de la isla. Tomé todas las fotografías que pude durante la primera mitad del viaje, pero cuando ya comenzábamos a divisar el puerto a lo lejos, guardé la cámara en mi bolso y me senté junto a Magnus. Quería simplemente disfrutar este momento con él.

—Vives en un lugar increíble, ¿lo sabías? –dije, observando su perfecto perfil, con el mar y la isla de fondo.

Podría haberle tomado una foto y jamás me hubiese cansado de verla.

Magnus apoyó su brazo por detrás de mi espalda, en el respaldo de madera laqueada del banco del ferry, y comenzó a acariciar distraídamente mi hombro con su mano. Como si fuera la cosa más natural del mundo actuar como una pareja en público.

Iba a mencionarlo, pero de verdad disfrutaba el contacto, y además, ya casi no nos quedaba tiempo juntos. Momentos como éste, serían los últimos.

—¿Sabes?, nunca respondí a tu pregunta acerca de qué ganaría yo de este trato con tu revista –dijo de repente, arrancándome de mis pensamientos.

—Es verdad, y aún no logro descifrar la respuesta.

Magnus volteó a verme con una sonrisa.

—Pues verás, los lugares que recorrimos jamás han estado abiertos al público. Somos la única familia heredera de sitios históricos en Escocia que aún no permite el acceso a ellos. Mi plan es que eso cambie. Quiero que gente de todo el mundo llegue y se enamore de nuestra historia y quiero que los sitios construidos por nuestros ancestros sean redescubiertos y valorados.

Ahora todo tenía sentido.

—Entonces la edición especial de la revista serviría para despertar el interés del público. Es un excelente plan.

Magnus parecía feliz por el cumplido.

—Cuando me contactaron, la investigué y resultó ser una de las revistas de arquitectura más vendidas en la actualidad y la número uno en suscriptores en su versión online. Así que el trato era muy beneficioso para ambas partes –dijo, luciendo orgulloso.

—¿Y cuál es el siguiente paso?

—Bueno, Skye y yo contratamos a una compañía que se especializa en restauraciones, y comenzarán a trabajar en los lugares el mes próximo. Hicieron un estudio preliminar y resulta que deben asegurar varias de las estructuras principales. En especial las más antiguas.

—¿O sea que toda la semana corrimos el riesgo de que algún techo se nos cayera en la cabeza? –pregunté, disimulando la sonrisa que amenazaba con dibujarse en mi rostro.

—Techos, paredes… ¿y recuerdas el acantilado que te gustó tanto? ¿El del primer castillo al que fuimos?

—Sí, ¿qué hay con él?

—Al parecer más gente muere cayendo de acantilados de lo que parece. Así que debemos construir algún muro de mediana altura en el área más cercana al castillo, que es dónde la gente querrá tomarse selfies, y esas cosas.

—O fotografiar el castillo por fuera –dije, recordando que me había acercado bastante al borde del acantilado para tomar un par de fotografías.

Magnus contuvo la risa.

—Pero yo te hubiese sujetado –respondió, bajando el brazo que tenía en el respaldo del banco para rodear mi cintura con firmeza, como demostrando su punto.

El gesto me hizo querer besarlo. Pero estaba demasiado consciente de que no estábamos sólos en el ferry, y comenzar un beso con Magnus era demasiado adictivo como para luego dejarlo en eso. Si no quería terminar presa por exhibicionista en Escocia, porque según Lara la extradición supondría un enredo burocrático, sería mejor no perder la cabeza y aguantar un poco más.

—Escucha, para nada planeé esto, pero no hace mucho, solíamos quedarnos con mi familia en el castillo de esta isla, así que, como puedes imaginar, está completamente amoblado –dijo Magnus por lo bajo, como leyéndome la mente.

* * *

Debió ser la serie fotográfica más rápida que tomé en mi vida. Sólo podía rogar a Dios que la luz estuviera bien medida y todo hubiera salido en foco, porque el ferry partía en dos horas, y yo necesitaba sacarles provecho de una manera distinta.

La habitación que siempre perteneció a Magnus en el castillo al que fuimos, era gigantesca, tanto que mi apartamento completo podría caber en ella. Las ventanas eran enormes y todo el mobiliario parecía salido del siglo pasado. Pero definitivamente, la pieza central y más llamativa de la habitación, era la cama.

De madera rústica tallada y con cuatro postes sosteniendo un dosel con bellas cortinas, era una imagen medieval y muy majestuosa. Y ahora que veía a Magnus parado junto a ella, en una habitación construida para la realeza, podía ver que sólo un sitio como este estaba a la altura de un hombre como él, y ningún otro. Eso me llevaba a preguntarme si yo lo estaba, pero sea cual fuere la respuesta, no iba a detenerme ahora.




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