CAPÍTULO 21: 5 años y 9 meses sin ella
~Magnus~
—Penny, consígueme un vuelo a Estados Unidos, la ciudad de destino es Houston, Texas.
—Entendido, señor. ¿Para qué fecha lo reservo?
—Lo antes posible. Me gustaría estar llegando mañana –dije, mirando mi reloj.
Archer acababa de irse y ya eran las 10 de la mañana, pero debería haber algún vuelo disponible al menos para esta noche.
—Señor, ¿y la fecha de regreso?
—No reserves un vuelo de regreso. No planeo volver pronto.
—Pues deberías avisarle eso a Hannah, ¿o no? –dijo Skye con tono sarcástico, mientras bajaba las escaleras.
Su odio por ella no había disminuido con los años, sino todo lo contrario. Y no podía culparla.
—Pasaré a hablar con ella antes de irme. Pero, Skye, necesito tu ayuda primero.
—Quieres encontrar a Sophie, ¿no es así? ¡Sabía que este día llegaría! –dijo, con un ánimo completamente distinto.
—Señor, ¿quiere que contacte a la señorita Sophie? No, aguarde, no quiso dejarme su nuevo número –dijo Penny, revisando su agenda.
—¿Su qué? –preguntamos Skye y yo al mismo tiempo.
—Penny, ¿Sophie llamó? –pregunté a continuación, acercándome a ella–. ¿Cuándo?
—Fue al día siguiente de… –se cortó, como si de repente recordara algo.
—¿Penny? ¿Al día siguiente de qué? –insistí, comenzando a sentir que mi corazón se aceleraba.
No podía ser lo que creía.
—¡Habla, Penny! ¡Esto es de vida o muerte! –presionó Skye.
—¡Siento mucho no haberle informado! Es que la señorita Sophie me suplicó no decirle que había llamado. Tal vez… fue por algo que dije, no lo pensé así en ese momento. Dijo que había olvidado algo, pero luego dijo haberlo encontrado. Me pareció sospechoso pero…
—Penny, Penny, respira. Responde con calma. ¿Cuándo llamó Sophie? –preguntó Skye, poniendo una mano en su espalda para tranquilizarla porque Penny obviamente se estaba hiperventilando.
—Creo que fue al día siguiente de haber llegado a América –confesó.
¡¿Qué?! ¡¿Al día…?!
—¡¿Por qué no lo dijiste, Penny?! –pregunté, pasando una mano por mi cabello, no sabiendo qué hacer para calmar el nudo en mi estómago.
¿Sophie había intentado comunicarse conmigo? ¡¿Hace 5 años?!
—¡Ella me pidió no hacerlo! ¡Lo siento mucho! Quise hacerle ese favor porque noté que de repente se puso incómoda.
—¿A qué te refieres? ¿Cómo fue la conversación? –preguntó Skye, haciéndola sentar en una de las sillas de la recepción.
—Dijo que había olvidado algo en el estudio del señor MacLeod y preguntó si podía comunicarla con él. Dije que me encantaría pero que el señor pasaría el día en la residencia de sus futuros suegros.
Skye se agarró la frente y yo sólo cerré los ojos deseando que la tierra me tragara. Si no hubiese ido ese día, no habría perdido la llamada de Sophie y quizás hoy todo sería diferente. En primer lugar, no me hubiera perdido los primeros 5 años de la vida de mi hija.
—No me extraña que no llamara de nuevo –dijo Skye, poniendo en palabras lo que yo mismo pensaba–. Aunque, Penny, ¿por qué hablaste de un nuevo número?
—Es que noté cuando llamó que no era el número que tenía agendado de ella, por eso le pregunté si quería dejar un número para que el señor MacLeod la contactara. Pero dijo que no y entonces…
—Te pidió que no dijeras nada –terminé por ella.
Lo entendía perfectamente. La primera vez que estuvimos juntos, le dije que mi compromiso se había terminado. Luego llama y descubre que estoy en casa de mis suegros. Debí parecerle un mentiroso infiel. Si luego descubrió que estaba embarazada de mí, era de entender que no me lo dijera. Conociéndola, hasta debió sentir vergüenza de ser la otra mujer.
Pero Sophie era la única mujer para mí. Nunca había dejado de serlo.
—¿Hay manera de recuperar ese número, Penny? –pregunté, entendiendo cómo debió haberle suplicado Sophie que no me dijera nada, para que mi secretaria obedeciera.
—Puedo pedir los registros a la compañía de teléfono, pero de seguro tardará varios días –respondió, levantándome rápidamente de la silla.
—Entonces no te preocupes, ya estaré allí para entonces. Hablando de eso, Skye, como te había dicho necesito tu ayuda.
* * *
—¡¿Tienes una hija?! –exclamó, pareciendo querer que toda la campiña la escuche.
—¡Skye! ¿Puedes ser más discreta? Aún no es seguro que sea mía.
—Pero Archer dijo…
—Lo sé. Pero es Estados Unidos, debe haber… muchos hombres rubios y de ojos azules –respondí, no queriendo imaginarme a Sophie con nadie más.
Todos estos años me había convencido de que debía estar viviendo para su trabajo y yo hice lo mismo.
—Creo que es tuya, y debes decirme apenas lo sepas. Ya quiero ir a conocer a mi sobrina.