Una semana en Escocia, una vida en tu corazón

CAPÍTULO 33

CAPÍTULO 33: Día 10 juntos - Parte 2

~Sophie~

—Pienso que el tamaño de la cama y el color de las sábanas distraen la atención de la exhibición –respondí a modo de crítica, fingiendo que nada allí me asustaba.

Y luego volteé a ver las fotografías en las paredes.

Había al menos unas veinte y estaban colocandas en grandes cuadros de marcos negros. Y la mayoría eran de Hannah. Pero era difícil entender lo que se estaba viendo al mirarlas.

Que Hannah estaba completamente desnuda en cada fotografía, se veía claro. Pero las posiciones de su cuerpo eran extrañas. No cabía duda de que eran poses sexuales –ni de que Hannah era muy flexible–, pero en algunas, parecía estar tirando de algún tipo de correa de cuero amarrada a otro cuerpo. ¿Sería André?

Al parecer sí lo era.

No pude evitar llevarme la mano a la boca al ver que, en una de las fotografías, la correa que sujetaba estaba amarrada al cuello de él.

—No te preocupes. Hannah tiene mucho autocontrol. La mayoría de las veces –dijo desde mis espaldas.

¿En qué momento se había acercado tanto? Ni siquiera había oído sus pasos pero ahora sentía su respiración en mi nuca.

De inmediato me hice a un lado para quitármelo de encima y comencé a caminar en proximidad a la pared, siguiendo la serie de fotografías.

Todas eran del mismo tipo. Explícitas y muy perturbadoras. Y ya no tenía duda alguna, de que en la relación, la sádica era Hannah. Pero André no se quedaba atrás tampoco. Las pocas fotografías que no eran de Hannah, eran de André, haciéndole a otras mujeres, lo que ella le hacía a él. Y las escenas eran igual de repulsivas.

Pero entonces, una foto diferente llamó mi atención.

—¿Hace cuánto llevan haciéndolo? –pregunté, observando a una Hannah bastante más joven.

También estaba desnuda en ésta, pero yacía sóla, en la cama, con su cuerpo completamente estirado, revelando sus perfectas curvas y su vientre plano.

—¿Lo preguntas por esa foto? –dijo, acercándose a mí de nuevo, esta vez por mi costado–. Ésta es de hace 8 años. Hannah y yo comenzamos a salir en primavera y tomé esta foto cuando terminaba el verano. Aún no… experimentábamos todo esto –explicó, señalando con la mirada las demás fotos.

—Pues se ve hermosa, ya sabes, cuando no está tratando de ahorcarte con una correa de cuero –comenté, y eso lo hizo reír.

—Sí, bueno, le gusta jugar rudo y no puede hacerlo con su esposo. Dice que ha fantaseado con atarlo a la cama mientras duerme y hacerle cosas como estas, pero teme que sea la gota que rebalse el vaso.

La imagen mental de lo que André decía casi me hizo vomitar. ¿Hannah fantaseaba con hacerle esto a Magnus sin su consentimiento?

Perder a un hijo no te daba derecho a hacer eso y sospechaba que sus placeres enfermizos y su personalidad sádica eran la verdadera razón por la que lo trataba así, y no que él provocara ese accidente hace…

8 años…

No podía ser verdad.

Magnus dijo que perdieron a su hijo hace 8 años, en otoño. Y Hannah tenía siete meses de embarazo entonces. Pero esta fotografía era del verano de ese mismo año, quizás estaría en su quinto o sexto mes, ¡y su vientre estaba perfectamente plano!

Tenía que hallar una excusa para sacar mi celular del bolso y tomar una fotografía de esta foto, ¡y de todas las demás!

Todo esto era evidencia de que Hannah le había sido infiel a Magnus por años y de que posiblemente había fingido su embarazo y el perder a su bebé para manipularlo.

Esta fotografía quizás no sería una prueba concluyente de eso último, pero sí podría habilitar al abogado de Magnus a pedir en la corte que Hannah revelara los registros médicos de su supuesto embarazo. Si es que existían.

Sólo necesitaba una excusa para sacar mi celular o que André se distrajera con algo. Pero no se me ocurría nada.

Y entonces, como un regalo del cielo, sonó el timbre.

—¿Esperas a alguien? –pregunté, fingiendo desinterés.

—Ordené pizza. Supuse que no habías comido nada desde tu vuelo. Enseguida regreso –dijo, y se marchó, no sin antes acomodar un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Lo permití sólo para que se fuera pronto, y ni bien lo hizo, saqué mi celular y comencé a tomar fotos de todas las fotografías en la pared que pude.

En primer lugar, le tomé una a la foto de Hannah de hace 8 años y luego continué con varias de ella teniendo relaciones con André –en las que más se entendía que eran ellos, claro–, y cuando estaba tomando la última, André regresó al cuarto. Pero no estaba solo.

—Es bueno verte de nuevo, Sophie –dijo Hannah, apareciendo detrás de él.

Por supuesto que esto había sido planeado por ella. ¿Cómo pude pensar que fue casualidad?

—Supongo que no trabajas medio tiempo repartiendo pizzas, ¿verdad? Le creí a André, al parecer en todo –respondí, guardando mi celular en mi bolso, dejando el cierre abierto por si necesitaba tomar el taser.

—De verdad, no sé por qué no sospechaste. Supongo que el amor sí te vuelve ciego –dijo, caminando hacia el centro de la habitación hasta pararse junto a la cama.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.