Una Sola Mirada

Capítulo 1

Siempre he creído que el destino existe, que las cosas están escritas y nuestro futuro ya está dicho. Pero tal vez yo tenga una maldición o algo por el estilo, ya que siempre las cosas me salen mal.

Cuando tenía cinco años, jugando me quebré la mano y me tuvieron que poner yeso. A los diez años, falleció la persona más importante de mi vida, mi abuela. Cuando cumplí los doce reprobé y perdí mi primer año de secundaria. Pero el mayor dolor fue cuando cumplí los quince, luego de diez meses de relación con Hannah, ella decide dejarme como una basura, me dolió demasiado y no voy a negarlo, aún me duele. Después reprobé el primer semestre de la preparatoria y perdí otro año.

Cuando perdí el año en la preparatoria, me metí a trabajar, por lo cual decidí que regresaría la escuela, ganarse el dinero es difícil, y más sin tener una carrera.

Hace unas semanas me fui a inscribir nuevamente a la preparatoria, la única diferencia es que no estaré en la misma escuela. Por las tardes seguiré trabajando, esta vez en una pizzería.

Ahora me encuentro aquí, apreciando la entrada de la preparatoria, su fachada perfecta y esos color tan pálidos que dan temor. Miraba como los alumnos iban en grupos hablando y riendo, mientras que otros al igual que yo íbamos solos. Paul, Kenya y Oscar van en la misma escuela que yo, sólo que ellos va un año más que yo.

Las chicas de ésta preparatoria se ven demasiado presumidas —por excepción de unas cuántas— verlas caminar basta para darme cuenta. La mayoría son rubias, no sé si natural o artificial, pero les queda bien.

Mi única novia fue hace dos años, con la cuál pasé momentos increíbles. Yo siempre he sido el chico popular en cada escuela, pero en ésta escuela no creo lograrlo.

Estaba recargado en un poste texteando con algunos ex compañeros de mis antiguas escuelas mientras esperaba la llegada de Oscar. Toda la gente pasaba y me miraba como si estuviera cometiendo un delito.

Dos chicos frente a mi comenzaron a burlarse de otro chico, el cual llevaba cargando unos diez libros y una mochila demasiado pesada —por lo que aprecio—, y para ser sincero, luce como un completo nerd.

—Deberían prohibir que los cerebritos anden rondando por las calles —comenzó a reírse uno de los chicos.

Bajé mi mirada hacia mi celular y no volví a escuchar nada relacionado con esa conversación que probablemente no acabaría en nada bueno.

Me llegó un mensaje de Frida, una de mis mejores amigas a la cual tenía desde que salí de la secundaria que no veía. Pero seguíamos en contacto.

De: Frida
Para: Brath

No se te olvide que el fin todos iremos al cine, como una especie de reencuentro.

Ese «todos», incluía a Paul, Yael, Darío, Kenya, Oscar y yo. Todos nos conocimos en la secundaria, y sólo Paul, Kenya y Oscar, estarán conmigo en esta escuela.

Claramente no se me olvidaba, diario me ha mandado un mensaje nuevo diciendo que no lo olvidará, tal vez porque hace algunos meses se me olvidó la salida y terminaron yendo todos menos yo.

Tomé mi celular pensando en lo que respondería, solamente con una carita sonriendo, tal vez...

—Mierda, te crees muy valientito —regresé mi mirada hacia los chicos que buleaban a pobre chico—. Te enseñaré a respetarme.

El chico pelirrojo empujó los libros del nerd hacia abajo haciéndolos caer al suelo. Les miré con enojo y sin pensarlo mis pies se encaminaban hacia los chicos.

Me interpuse entre el pelirrojo y el nerd, cuando ambos me miraron con sorprendimiento. Les regresé la mirada al pelirrojo, y le miré con coraje.

—¿Quién mierdas eres tú? —ésta vez el pelirrojo se dirigió a mí. Puso sus manos en mi pecho y me empujó, sus amigos comenzaron a reír.

—No eres nadie para molestarlo —dije señalando al nerd aún sin nombre.

El pelirrojo me miró con furia, pero a mí no me importó, sus acompañantes se estaban poniendo rudos para "intimidarme" pero no lo lograrán.

Todos los que caminaban por ahí se quedaron mirando lo que podría ser el inicio de una pelea, que no acabaría bien.

—Ya salió otro nerd a defenderlo —pronunció mirándome—. ¿O me equivoco?

Quería soltarle inmediatamente un puñetazo en la cara, pero tenía bastante claro que eso solamente alteraría las cosas. Y no quería hacerlo.

—Solo déjenlo en paz —sentencié mirándoles a sus acompañantes.

Le indiqué al nerd que me siguiera, y eso hizo, dimos media vuelta y por alguna razón uno de los acompañantes del pelirrojo estaba parado detrás de nosotros y nos fue imposible seguir caminando.

El chico me miró con nerviosismo y angustia y yo simplemente con la mirada lo intentaba tranquilizar pero no era suficiente.

—No se irán así de fácil —comenzó a reír el pelirrojo.

El amigo que nos interceptó, comenzó a caminar hacia enfrente haciéndonos ir de espalda. Estaba a una corta distancia del pelirrojo y...




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