La mayor parte de la tarde la pasé hablando con Frida, ella me decía cosas que tal vez James y sus amigos me harían, y a la vez que me hacían pensar y saber que tenía razón. Siempre intentaba verle el lado rudo y pésimo a las cosas. Ese soy yo.
Pero en algo tenía razón, mi segundo día no podía ser tan malo como el primero. Ya todo había quedado solo en recuerdos, y nada más. No voy a malgastar mi vida en defender a otro imbécil que se deje molestar. Ya no.
Por suerte los lunes y también los sábados, tengo días de descanso en la pizzería. No soy el único que tiene dos días de descanso. Cómo somos varios los que trabajan allí, no se acoplan para que estemos todos juntos. En parte es bueno tener dos días libres, pero en parte malo pues no obtengo la paga.
Aunque el dinero no me hace falta, ya que mis padres me mandan lo suficiente para comer y a veces para vestirme. Ya lo que yo gano es para gusto personal, ya sea como salidas, así mismo este fin.
Ya había entrado a la preparatoria, no iba a ser tan idiota como para quedarme afuera y defender a un nerd, otra vez. Ahora si me adentré en cuanto llegué. Por los pasillos los alumnos caminaban mientras charlaban con sus acompañantes.
Mientras tanto, yo me adentré en mi celular y las redes sociales. Ayer por la tarde, subí una nueva foto a mi instagram, y como una celebridad ya contaba con casi 200 likes en la foto. No es por presumir.
Comencé a indagar un poco por la opción personas que quizá conozcas. Y me di cuenta que en una de ellas estaba el perfil de Lily Houston, la foto de perfil era ella haciendo una pose sentada en un jardín. Le di seguir ya que esa chica me había caído bien.
Escuché unos pasos acercarse hacia mí y temí lo peor.
—Brath...
La sonrisa que compartían unos labios era tan dulce. La chica llevaba una camiseta negra con una letra de canción que seguramente antes había escuchado, unos jeans marrones y su cabello rubio agarrado en una coleta.
—¿Cómo has estado? —se acercó y me dio un beso en la mejilla, intenté no ponerme colorado pero fue imposible.
—Bien, dentro de lo que cabe —pronuncié las palabras tímidamente.
No parecía tener la respuesta que esperaba, pero intentaba ser sincero. Pero no le iba a decir que he estado pensando en todo lo que pasó en la preparatoria por culpa del que es su novio. No lo conozco bien y no sé de qué es capaz.
—¿Seguro? —preguntó insistiendo.
Asentí
—Claro, no te preocupes.
La chica se despidió saliendo del pasillo en donde yo iba, no volví a seguirla con la mirada.
El aire de este lugar estaba siendo bastante reconfortante, pues no había entrado anteriormente tan temprano a una escuela. Por lo regular me gustaba entrar cuando el profesor está por comenzar la clase.
Me dirigí por primera vez a la sala de entrenamiento, en donde estaban todos los chicos y las chicas que formaban parte de algún equipo. Más que nada porque me quería inscribir al equipo de baloncesto, es lo que me gusta.
Me acerque al que parece ser el entrenador, y salude antes que todo, el me miró confundido, así que lo que hice seguido fue presentarme.
—Quería ver si puedo formar parte del equipo de baloncesto —solté justo después de decir mi nombre.
Vi como el entrenador abrió los ojos como platos, no sabía a qué se debía pero me hacía sentir incómodo. Así que solté un pequeño suspiro.
En la secundaria estuve en el equipo de baloncesto, pero no pudimos ganar la copa estatal, ya que no éramos tan buenos como los otros, así que siempre quedábamos en segundo, tercero y una vez hasta en cuarto lugar.
—Necesitaría hacerte unas cuantas pruebas.
—En receso está bien —opiné sintiéndome confundido por la mirada que me dedico después.
—Tiene que ser después de clases —escupió y me tense.
No puede ser, después de la escuela tengo que ir a la pizzería a trabajar. Y nunca antes había faltado, así que no sé qué pasa si falto. Tal vez solo me descuenten la paga y me digan que debo ser más responsable. Lo cual no creo, ya que mis jefes no son del tipo de jefes que regañan.
—Pero trabajo —explique mis razones, pero no pareció entenderlas. Río como su hubiera dicho un chiste
—Entonces deberás decidir lo que quieres —sin más ni más, se alejó de mí, pero tenía razón. Debo elegir que quiero de verdad, y mi respuesta es...
[♣♣♣♣♣]
Las clases están a punto de terminar y por pura suerte, no había tenido un encuentro desagradable con el imbécil de James.
En la hora de la comida estuvimos en la misma mesa socializando y yo contaba cosas de mi vida, ya que los que no me conocían no querían morir ignorantes. Eso digo yo.
La última clase y era la primer vez que me daban esa materia, y para mi sorpresa veo entrar a clase de Literatura a Lily, con una sonrisa de oreja a oreja sonriéndome en cuanto me miró.