Una sola mirada

Capítulo XXIII: El Rescate

Antes de su partida hasta la mansión en donde vivían los miembros del clan de vampiros al que pertenecía la joven, ella y el líder de los Hombres Lobo acordaron que, en caso de que ella no consiguiera llegar hasta las mazmorras subterráneas donde se hallaban prisioneros Gary, Peige y Kaz, tenía que hacérselo saber, por medio de una señal. Y ella le dijo que daría unos aplausos al aire si eso llegaba a suceder, aprovechando que el licántropo poseía un gran sentido del oído, para que entonces él y sus acompañantes entraran en acción y atacaran a su clan.

Cuando Kratos descubrió los planes de Sheyla, ella se dió cuenta de que el mayor no iba a permitir, de ningún modo, que ella saliera del salón en donde se encontraban, ni mucho menos que llegase a abandonar las instalaciones de la mansión. Fue entonces que le dijo unas palabras, que su tío tomó como si estuviese burlando de él, mientras daba unas palmadas al aire. Aquello no era una celebración sarcástica, al ver que el líder de su clan había dado con la verdad, si no la señal, con la que buscaba alertar a Milnor y a sus acompañantes de que no había podido llevar a cabalidad su objetivo de llegar hasta el área de los calabozos del lugar, para liberar a los demás miembros del Equipo Nova, como lo habían planeado en un inicio.

Apenas escuchó el sonido de dichos aplausos, el líder de los Hombres Lobo le dió el siguiente aviso al resto del grupo:

—Sheyla no lo logró.

—¿Qué hacemos ahora? —le preguntó Nick, muy preocupado.

—¡Ir a enfrentar a esos vampiros y rescatar a Gary y a las chicas de allí! —fue la respuesta que le dió Esteban, que estaba resuelto a sacar a sus compañeros de ése lugar—. ¿Qué otra cosa, Nick?

—¡Eso es una locura, Esteban! —replicó el otro, muy sorprendido, para luego decirle—. Entrar allí, a matar a ése clan de vampiros, únicamente para complacer los caprichos de de una vampiresa resentida, es ir como corderos al matadero.

—Pues ésa vampiresa resentida, como tú la llamas, nos pagó muy bien para que hiciéramos éste trabajo —le reclamó a su vez Esteban—. Y por si se te olvidó, somos venatores, vivimos de cazar vampiros y Hombres Lobo, amigo.

—Sigo pensando que es algo muy arriesgado —comentó él, al escuchar lo que le dijera su compañero—, lo mejor es que Ángel y tú vayan allá junto a los Hombres Lobo, yo estoy de más aquí.

—No está mal lo que propones, Nick —intervino Ángel, quien se había mantenido al margen de la discusión que él y Esteban estaban teniendo, para entonces preguntarle—. Pero... ¿Dejarás al jefe, a Kaz y a Peige, que es tu prima, encerrados en un calabozo, a merced de un montón de vampiros?

Nick no era el más valiente de los miembros que conformaban al Equipo Nova, y tampoco era de las personas que, en algún momento de su vida, tuviese que enfrentar un peligro inminente, pues era un chico normal, con una familia normal, que había crecido sin mayores preocupaciones en su vida que la de tener buenas calificaciones en el colegio, y los inconvenientes que generalmente acontecían en su día a día, por lo que era muy feliz. Sin embargo, su vida ideal dió un vuelco repentino una noche, cuando, en medio de una fiesta familiar, un grupo de vampiros atacó a toda la gente que se encontraba presente en ése lugar; por lo que él se ocultó dentro de un armario y desde ahí, podía observar todo lo que sucedía en aquellos instantes, aterrado.

Lo único que hizo que él, teniendo catorce años de edad en ése entonces, se atreviera a salir de donde se escondía de ésas criaturas y les plantara cara fue el darse cuenta de que iban a atacar a su prima. Ella tenía dieciocho años en aquel tiempo, y no tenía una muy buena relación con él, pero era su familia, por lo que se armó de valor y, al recordar lo que había llegado a escuchar acerca de ellos, los atacó, vendiéndolos como pudo. Dicho evento vino a su mente, porque tenía mucho miedo, al estar a punto de realizar una misión suicida, pero sabía muy bien que Peige confiaba en él, y no pensaba defraudarla, entonces dijo:

—Tienes razón, vamos por ellos.

Esteban, Ángel y Nick decidieron ir hasta la zona de los calabozos, mientras Milnor y sus hombres esperaban a que ellos les dieron, la orden de avanzar. Ángel, al conocer todas las entradas y salidas de aquel lugar -sobre todo por el hecho de que, cuando era más pequeño, solía jugar muy seguido con Sheyla en ésa área-, guió a los chicos hacia ésa área, con mucho cuidado, para que los vampiros no dieran con ellos. Justo después de llegar a ése lugar, se encontraron con dos guardias, que custodiaban la celda de los cazadores, quienes los vieron; Kassandra, en cuanto los vió allí, estuvo a punto de hablar pero se cubrió la boca con las manos, para no cometer ninguna imprudencia.

—¿Qué hacen en éste lugar? —les preguntó uno de ellos, muy serio.

—Huelen a humanos —dijo el otro—. ¿Vinieron a rescatar a los otros?

—Sí —les respondió Nick, con tono cortante.

—¿Ah, con que ésas tenemos? —les increpó el primero que había hablado, desafiante—. ¡Eso lo veremos!

Tanto los cazadores, como esos vampiros sacaron a relucir sus armas, dispuestos a aniquilar a sus respectivos enemigos, y así, defender a sus aliados; no obstante, un momento después, ambos guardias recibieron un estacazo en el corazón, y se convirtieron en en nubes de ceniza. Eso se debía a que los vampiros solamente habían visto a Nick y a Esteban, mas no al menor, que se mantenía oculto, esperando el instante adecuada para dispararles a ambos con el revólver de estacas, y entonces, Esteban le preguntó a Ángel, un poco intrigado:

—¿No puedes disfrutarlo un poco Ángel?

—No tenemos tiempo para eso —respondió él, serio.

—¡Hey! ¿Podrían sacarnos de aquí? —les preguntó Gary, un poco fastidiado, por verlos discutir.

Le dispararon a los candados de las puertas de los calabozos, para después poder reunirse con el resto de sus compañeros, y entregarles sus respectivas armas, pues sabían que otros miembros del clan de Sheyla irían hasta donde se encontraban, con la intención de tratar de detenerlos. Por lo mismo, decidieron avanzar un poco más, para ver si podían intentar rescatar a la vampiresa, y ayudarla en lo que fuera posible.

‍​‌‌​​‌‌‌​​‌​‌‌​‌​​​‌​‌‌‌​‌‌​​​‌‌​​‌‌​‌​‌​​​‌​‌‌‍




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.