Una sola mirada

Capítulo 2

Narrador Omnisciente

 

Gustavo salió del agua y caminó hasta donde estaba ella, sus corazones palpitaban a la misma velocidad que un caballo desbocado, después de presentarse y descubrir que eran vecinos, bueno, por lo menos lo serian el tiempo que allí permanecieran, el apenas había llegado la noche anterior por unas vacaciones que se tomó y al igual que ella vive en la ciudad y trabaja en la empresa de su familia como el presidente de uno de los consorcios más grandes del país,  ambos se sentaron sobre la grama y hablaron por horas dejándose llevar por esa ola de sentimientos que ambos sentían y que nunca antes habían conocido, como si se conocieran de siempre, como si sus almas se reclamaran, reconocieran y se pertenecieran desde siempre.

 

La noche empezó a caer, ninguno de los dos quería separarse, ambos deseaban pasar todo  el tiempo posible juntos y olvidarse de todo y todos, que el tiempo se congelara y solo pudieran quedarse allí sin que nadie los separe. Ella sabe que su padre desea que se case con un hombre adinerado y por lo que han hablado en esas horas, Gus, como él le pidió que le llamara, él es un tipo adinerado, si el tan solo se enamorara de ella y quisiera  convertirla en su esposa, gustosa aceptaría.

 

Gustavo solo podía pensar en que ante sus ojos estaba la mujer más hermosa, tierna y divertida que haya conocido jamás y está seguro, que lo que sienten el uno por el otro es cosa del destino, porque un sentimiento tan fuerte como aquel que nació de la nada a primera vista no puede ser de esta tierra está seguro que juntos pueden lograr una historia de amor jamás vivida por nadie, porque no todos en esta tierra tienen la dicha de encontrar a su alma gemela sin ni siquiera estar buscarla.   

 

Perdidos, uno en la mirada del otro decidieron darse una oportunidad para amar, sus miradas perdidas en la del otro, sus respiraciones agitadas, sus mentes unidas en un solo pensamiento y sus labios se rozaron uniéndose en un primer beso mágico e inigualable que terminó mostrando que una historia de amor puede iniciar con tan solo una mirada. Juntos regresaron hasta la casa del tío de Mariangela, se despidieron  prometiendo regresar al río al día siguiente y al siguiente para poder estar juntos y así lo hicieron cada día y con cada encuentro su amor fue creciendo al punto que ninguno de los dos ya no sabrían cómo vivir el uno sin el otro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.