Una sola regla

Extra #4

Rose

Podría jurar que todos pensaban en ese momento que estaba enloqueciendo, y es que era algo muy importante; no les veía desde hace meses y desde el día #1 en que sentí su ausencia comencé a extrañarlos, quería que todo saliera perfecto.

Poder complacerlos como ellos se lo merecían.

Leslie me había ayudado a reservar las entradas y todo estaba saliendo bastante bien o al menos como hasta ahora yo me lo imaginaba. El simple hecho de que Alex me acompañara juntó a los chicos era un motivó mas para sonreír.

Mientras los chicos se encontraban fuera yo seguía arreglando mi vestido algo corto color negro y le daba un toque final a mi cabello ahora Rosa pastel gracias a la decoloración, incluso mis uñas y zapatos debían verse perfectos.

¿Ya mencioné que quería que todo saliera perfecto? Creó que como un millón de veces.

 —Rosie ¿vas a venir o te vas a quedar encerrada allí para toda la vida? —gritó tras la puerta Alex, me causaba gracia pensar que mis palabras de mantener todo en secreto las había tomado muy literales, incluso Daniel parecía no darse cuenta o si quiera inmutarse.

—Ya vo-voy —contesté algo nerviosa poniendome mis pendientes. Salí de la habitación y di una vuelta rápida frente a sus ojos —y bien ¿como me veo?, quiero la verdad, no importa si no te gusta solo dimelo. Ya sabes que quiero que todo salga...

—Ya lo se cariño, quieres que todo salga perfecto —me sonroje pero me calme en el momento en que no vi a Daniel o a Leslie por ningún lado —y si, te ves preciosa, como siempre.

Lo tomé por ambas mejillas y le di un besó rapido, apreté sus cachetes tal y como el lo hacía con migo, era tan dulce y tierno y... comestible.

En el momento en que escuche el pestillo de la puerta me separé inmediatamente, podía sonar ridículo pero desde aquel incidente en el que salí tan lastimada en el campamento el mostrarme cariñosa con un chico frente a otras personas se me hacía difícil y eso que todos nos teníamos confianza. Esperaba olvidarme de ello y volver a ser la misma de antes.

—Rosie te ves hermosa —cuestionó Daniel, le sonreí y asenti con la cabeza. Leslie se giró a mirarlo y luego conectó sus ojos con los míos... ¿acaso lo que mi mente pensaba podría ser cierto? ¿acaso trataba de darle celos alagandome de esa manera? Los conocía lo suficiente como para saber que estaban mas que peleados, es más, no querían ni respirar el aire del uno o el del otro.

—Yo... iré por unas cosas a la cocina —contestó Leslie con los brazos cruzados y no pude evitar seguirla hasta el lugar. Toque su hombro y ella pareció sobresaltarse pero al ver que se trataba de mí se relajó —¡ouh! Rosie, casi me matas de un susto.

—¿Estas enojada?

—No se de que hablas —su indiferencia me enojo al punto de apretar mis puños, no me gustaba que las personas ignoraran mis palabras.

—¿Estas enojada conmigo?

—Porqué lo estaría ¿acaso me has hecho algo?

—No. —contesté enseguida.

—Ves, es una pregunta innecesaria. No quiero hablar de todo esto me entiendes Rose, no eres tu, ni Alex, nisiquiera sea si sea culpa de Daniel... solo soy yo misma —y con esto último se marchó del lugar dejándome sola y pensativa. Tal vez lo mejor sería dejar de pensar en cosas negativas y solo concentrarse que me visitarian mis padres, después de todo luego solucionarian los problemas.

Llegamos y Dios, cada que llegaba a ese lugar no podía dejar admirar lo hermoso que era. Desde lejos pude ver la mesa numero 150 y los rostros sonrientes de mis padres los cuales desde lejos alzaron sus brazos con intención de saludarnos.

Los tres se quedaron viéndolos con una sonrisa mientras yo no pude evitar saltar encima de ellos como cuando era una niñita chiquita ganándome un par de comentarios burlescos por parte de Alex.

—Los extrañé tanto ¿como fue su viaje? ¿cuando planearon todo esto? ¿como esta la abuela Kim? ¿mama podrías hacer algún dia ese delicioso kimchi que solo tu sabes hacer?

—Rose, cariño, dejalos respirar... —Alex mordió su labio sabiendo que se había equivocado llamandome de esa manera, era muy pronto y mis padres respecto a ese aspecto eran algo ¿como decirlo? Sobreproctectores.

—¿Cariño? —cuestionó Papa mientras se cruzaba de brazos.

Inmediatamente la conversación con ellos tan solo días atrás volvió a mi mente.

"Ya ustedes saben no e tenido relaciones amorosas desde que terminé con Dae"

Si se enteraban que todo era una mentira se decepcionarian y comenzarían a desconfiar de mí.

—Ehhh, nos llamamos así, es la costumbre, descuida, asi nos llamamos con mi... —esto me costaría caro, lo sabía, tal vez Alex se molestaría o comenzaría a odiarme por mentir sobre el de esta manera pero la mirada disgustada de mi ,en especial, padre me hacía temblar —m-mi...

 —¿Tu? —replicó mi padre con una ceja alzada al ver mi nerviosismo.




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