Una sola regla

Extra #6

Abro los ojos de repente. Me siento en la cama y repaso una y otra vez los mensajes que mi padre me ha enviado.

Volteó a ver a Alex quién se nota un poco cansado —¿pasa algo Rosie? — pregunta al notar mi repentina confusión.

Dejo de mirarlo a los ojos para pasar a mirar los mensajes que hay regados en mi celular. Mi mano se posiciona en mi cuello mientras que la otra agarra con fuerza la sabana que envuelve todo mi cuerpo.

Muerdo mi labio, y de nuevo le miro al rostro. No me gusta mentirle a las personas a la cara, pero lo último que quiero es alarmarlo y menos con estos mensajes que claramente podrían ser broma de papá —No Alexander. Solo son un par de mensajes.

Alex suelta una pequeña risa de alivió. Se levanta y pone sus brazos alrededor de mi cuello, pega sus labios a mi mejilla —entonces ven y acuestate conmigo —no me da tiempo ni de responder porque abalanza su cuerpo hacía atrás, callendo juntos en la cama. Yo sobre su pecho, para ser mas específicos.

—Supongo que no me dejas mas opción que dormir a tu lado —respondo tratando de contener la risa. Trató de dar lo mejor de mí, sin embargo, a pesar que cargo una sonrisa en mis labios puedo escuchar como claramente mi tono de voz sale llenó de amargura. Ese mensaje aún sigue torturandome por dentro.

—Por supuesto que sí. No podrás escapar de mí tan fácil —un silencio cómodo inundó el cuarto. Quién diría que lo que inicialmente habia sido planeado meticulosamente para ser la mejor cena con mis padres, impresionandolos con el mejor lugar de la ciudad y mis amigos terminaría en la habitación de un motel.

Levante un poco la cabeza topandome con los dedos de Alex sobre mi cabello. Me sonrió un poco y yo hice lo mismo. Quería sentirme bien pero por más que lo intentaba mis propios pensamientos estaban a poco de matarme. —Alex...

—¿Que pasa Rose? —su sonrisa desaparece y frunce el ceño.

Trago saliva y prosigo, después de todo ya no hay vuelta atrás —hoy conociste a mis padres... —el asiente, lo se porque hace un ligero movimiento el cuál siento mientras mi cabeza sigue recargada en su pecho —¿que tal te parecieron?

—No sabría que decirte Rosie —los ojos castaños de Alex no se apartan de los míos. Le miró confundida ¡¿como que no sabía que decirme?! —no se si te vallas a enojar por lo que te voy a decir pero me pareció de mal gustó eso de que trajeran a tu ex hasta aquí. No me gustó nada esa actitud —me alejó de su pecho, y aún envuelta con las sabanas y cerca de su cara suelto un suspiró fuerte. Agachó un poco la cabeza, el tenia razón.

A mi tampoco me había gustado la actitud que estaban tomando mis padres. ¡Era mi vida, no la de ellos!

Alex pone sus dedos sobre mi mentón levantando con suavidad mi rostro —pero no te preocupes, ya verás que ese tal Dae no volvera a acercarse a ti, para eso estoy yo aquí... —el me envuelve en sus brazos dándome un placentero abrazó.

Quiero sentirme mejor con sus palabras, de verdad lo quiero. Quiero estar aliviada pero lejos de eso solo consigo seguir pensando en lo que me ha dicho mi padre.

Se separa tan solo a centímetros de mí, tomándome de ambos lados de mis mejillas —te quiero Rose —le doy una pequeña sonrisa.

Y por más que lo estuve intentando no supe controlar las lágrimas. De un momento para el otro sentí las gotas caer por mis mejillas, y es que por más que sus palabras hubieran sonado realmente hermosas, el extraño sentimiento de que algo malo iba pasar entre nosotros no me dejaba estar tranquila.

Alex quedó boquiabierto por unos segundos, casi analizando porque las lágrimas tan repentina —¿estas llorando? —sus pulgares rozan mis mejillas, secandolas por mi enseguida. El sonríe y besa apenas un poco la puntita de mí nariz. Antes de que siquiera piense preguntar la razón de mis lágrimas; me aproximó a hablar.

—Yo también te quiero... —me giró a ver las cortinas de las ventanas medió abiertas, las luces de la ciudad se pueden ver con claridad. Miro a la luna y no puedo evitar hablar con mi cabeza mientras rezó para que las palabras salgan con tranquilidad. Se perfectamente lo que voy a decir. Son tres palabras que me están torturando internamente: papá, casamiento y Dae. —E-Este, papá me...

Me calló en el momento en que mi teléfono empieza a sonar, estoy por tomarlo para ver de que se trata pero las manos de Alex me detienen —Espera, ¿qué ibas a decirme? —le miró a los ojos, y quiero tranquilizarme pero es que me es imposible.

—Sólo debo ver de que se trata y te digo enseguida —no parece muy convencido, sin embargo inclina su cuerpo hasta apoyarse en el respaldo de la cama.

Tomó mi teléfono y es una llamada.

Numero desconocido.

Me extrañó un poco y frunzo el ceño, Alexander parece darse cuenta pues trata de quitarme el teléfono, se que si le digo que es un número desconocido va decir que no lo contesté y más tratándose de estas horas de la noche pero yo me aferró a el celular.

—Es Leslie —miento. Su mirada pasa a mi teléfono un poco incrédulo. —Seguro esta preocupada porque no me vio al llegar al departamento.




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