Una sola regla

Capitulo 11

Sus manos tomaron delicadamente mi cuello atrayéndome hacia él, me dio un suave beso en la frente. Me sentí tan cómoda, tan bien, tan protegida, tan feliz. Estuvimos así por varios segundos, mientras nos separábamos nos miramos con ternura, el me regalaba una pequeña sonrisa.

-Daniel- debía aprovechar el estar tan cerca de el –quisiera que me contaras que fue lo que paso con Alex y los demás- me puse seria mientras cruzaba mis brazos –tú lo sabes, ¡dímelo por favor!

Me miro inseguro, jugueteaba con sus manos -¡pues!...

-¡Dime!- grite.

-Está bien- acaricio mis manos –lo que paso fue que Bruno y Jonathan dijeron estupideces sobre ti, ya sabes como son, Alex se enojó y ¡sí! Eso fue todo.

Lo mire extrañada -¿enserio?- me parecía patético, pensé que era algo realmente grave -¿por eso tanto show?, ustedes son realmente exagerados, arman una verdadera tormenta en un vaso de agua- no pude contenerme y reí.

Nos miramos desconcertados y segundos después empezamos a reír sin parar. Definitivamente Alex era un exagerado total, de eso no quedaba la menor duda y ellos unos tontos por seguirle el juego. Con esto me quedaba clara una cosa, Alex quería tenerme en una gran burbuja, quería que estuviera aislada del mundo exterior y eso no lo permitiría.

Lo abrace con fuerza mientras susurraba -¡gracias!- él puso sus manos lentamente en mi cintura.

Mire su reloj y ¡valla!, sí que se había hecho tarde.

-Daniel, debo irme, adiós- di media vuelta pero él me detuvo tomando mi mano.

-¿No quieres que te acompañe?, digo, es muy tarde y podría pasarte algo- me acerque tanto que podía escuchar nuestras agitadas respiraciones –no gracias, puedo cuidarme sola- se encogió de hombros y con su mano se despidió, desde lejos escuche gritar –nos vemos.

Llegue a casa y lo primero que note fueron los extraños ruidos que provenían de la habitación de Alex.

-¡oh!, Alex, ¡oh!- ¡no!, no puede ser lo que estoy pensando. Claro Que lo es, una chica gritando su nombre. ¡Valla!, Alex realmente me enfermaba.

Entre rápidamente a mi habitación, lo último que necesitaba era toparme con él y la chica.

Aun escuchaba el crujir de la cama y los enloquecedores gritos así que no vi más remedio que tomar mi celular, ponerme mis audífonos y poner la música al más alto volumen posible.

Luego de más o menos una hora escuche como abrieron la puerta con fuerza y bajaron las escaleras.

Mire por la rendija de la persiana, necesitaba saber quién era. Se veía alta, cabello negro y morena, a esa chica la había visto en el instituto, era una de las amigas de Melissa.

Trataba de peinar su cabello mientras se arreglaba su vestido, se despidieron así nada más, como si fueran “buenos amigos”, con esto quedaba claro que solo buscaban diversión y sexo.

Alex entro y me interpuse en su camino, lo mire mal y me cruce de brazos.

-Felicitaciones hermanito- aplaudí sarcástica –volviste esta casa un motel, aprovechaste muy bien mi ausencia.

Él no podía ocultar su sonrisa –no sabes el favor que me hiciste al irte, Brittany ¡oh!, por Dios, no sabes- sus palabras me causaron nauseas, por lo menos ya sabía su nombre “Brittany”.

Entre furiosa a mi habitación, no saben el tormento que es el lidiar con un hermano como Alexander. Mi padre tenía tremendas vendas en la cara, no se daba cuenta de la clase de persona que era Alex.

No quería que Alex me llevara al instituto por lo que tuve que salir más temprano de lo normal.

Llegue y realmente no había nadie aun, así que aproveche y me dirigí a la biblioteca. Mire todos los libro y me llamo bastante la atención uno que al parecer era de “amor”, me senté en la silla y empecé a leer. Minutos después alguien entro pero no preste atención de quien era, entonces me lo arrebato con fuerza.

-Oye ¿Qué te pasa?, Devuélveme ya ese libro- grite.

Para mi sorpresa era Daniel, me miro con una gran sonrisa mientras veía la portada

-Interesante- me miro burlón – ¿así que la enana lee?- puedo asegurar que mis mejillas estaban más rojas que nunca –una historia de amor, ¿te gustan las historias de amor?- me aferre al el tratando de arrebatárselo, alzo su mano mientras lo sostenía y yo solo saltaba tratando de alcanzarlo, pero era imposible, era como ver una niñita pequeña contra un bravucón grande. Choque contra su pecho y nos miramos mutuamente, quede congelada, él lo bajo pero yo no hice el más mínimo esfuerzo por recibirlo, mi corazón estaba a mil, pensaba en sus ojos, en sus labios, pensaba en todo menos en ese libro.

Se acercó aún más a mi tomando de mi cintura, me aferre más a él, mire sus labios y ojos con deseo, nos acercamos lentamente.

Abrieron la puerta gritando -¡Leslie!- nos separamos alterados, di media vuelta y gracias a Dios era Michel –vine hasta aquí porque sabía que eras la única que entra en esta vieja biblioteca- sonrió con picardía –creí que estabas leyendo pero veo que estás haciendo cosas mucho más interesante- Daniel y yo nos avergonzamos, lo supe por su cara.

-¡Em!, yo ya tengo que irme- el chico salió prácticamente corriendo.

Michel me tomo de la mano llevándome hasta el pasillo -¿así que leías?, ¡eh!, cada vez me sorprendes más Carpentier.

-No fue nada, solo que…- me interrumpió bruscamente -¡sí!, claro no fue nada- continuo emocionada -no te lo puedo creer me quiero matar- la mire confundida –arruine todo. Amo los momentos "Lesniel".

-¿Lesniel?- dije aún más confundida.

-¿Enserio?, no lo entiendes, Leslie, Daniel igual Lesniel- hizo un corazón con sus manos. Ahora sí que me quedaba más que claro que Michel estaba empezando a enloquecer –pero te lo repito, cuidado con ese chico, él puede llegar a jugar con tus sentimientos.

De repente vimos una multitud de chicas.

-¿Nos acercamos a ver?- pregunto Michel con curiosidad.

-No, no lo sé, no creo que se…- tomo mi mano y para cuando me di cuenta estamos en medio de la multitud. El centro de atención era Brittany y otra chica creo que se llamaba Lena.




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