Solté deliberadamente una carcajada – ¿celosa?- trataba de fingir confusión pero era imposible ocultar lo evidente.
-Solo déjame explicarte- suplico. Lo interrumpí zafándome bruscamente de sus brazos.
-No tienes nada que explicarme además ¿Qué me vas a explicar?- suspire con desprecio – ¿Cómo lo hicieron?, ¿en qué posiciones?- lo empuje con fuerza –no amigo, no quiero escuchar eso- baje la voz al sentir la mirada de algunos jóvenes sobre mí –dime.
-Leslie, yo solo quería- se acercó rápidamente pero yo me aleje.
-No entiendo por qué tenemos esta conversación...tu solo déjame en paz.
-Ya la escuchaste, mejor vete- era sorprendentemente Evan. No quería que él se metiera en mis asuntos por que podría salir lastimado.
-¿Qué dijiste?- Daniel se acercó a el lentamente, comprimiendo sus puños con fuerza.
-Mejor vete y aléjate de ella- replico Evan retante.
Daniel tomo su camisa tirándolo al suelo y Evan trataba de defenderse. Todo paso tan rápido que para cuando me di cuenta había sangre en sus rostros; trate de separarlos pero mis fuerzas fueron en vano.
Alex, Jonathan y Bruno aparecieron en medio de la multitud de muchachos que observaban. Jonathan separo a Evan y Alex a Daniel mientras Bruno me ayudo a levantarme con las pocas fuerzas que me quedaban.
Daniel solo le sangraba una parte del labio pero a Evan le sangraba su nariz, estaba realmente preocupada por ellos.
-¡A dirección!- grito la directora.
Michel apareció de repente –Les, ¿Qué paso?
La lleve a un lugar más calmado donde nadie escuchara –todo esto fue mi culpa, le dije a Daniel que me dejara de buscar, que me dejara en paz- hable tan rápido que me provocaba falta de aire –pero Evan se metió, Daniel se veía furioso, y para cuando menos pensé estaban en el suelo golpeándose y…todo es mi culpa.
Michel sujeto mis manos con suavidad –Les, no fue tu culpa me entiendes, no lo fue- suspiro – fue culpa de los ataques de rabia de tu…
-¿tú que?- dije confundida.
-Bueno no sé si llamarle novio, amigo con derechos, amigo o lo que sea…
-ninguna de las anteriores- grite –él y yo no somos nada, entiendes, nada- su mirada reflejaba desconfianza pero finalizo el tema.
*Daniel*
La directora nos suspendió por tres largos días, nada largo para tremendo alboroto la verdad había tenido peores castigos.
Enserio me sentía tan estúpido, Leslie estaría odiándome ahora. Pero me reconfortaba el hecho de que su amigo había quedado mucho peor.
Salí y Alex de inmediato me detuvo.
-¡Oye!- sus ojos me carcomían por dentro – ¿Por qué peleaste con el amigo de mi hermana?
No sabía que decir, él estaba a punto de descubrirme -¡eh!, tuvimos una estúpida discusión- seguí adelante pero de nuevo se interpuso en mi camino.
-¿Sobre qué discutieron?- sus ojos eran intimidante.
-Pues… ¡eh!, no vi a Leslie en mi camino, tropecé con ella y ella cayó al suelo, le pedí disculpas pero Evan empezó a gritarme y terminamos en golpes, ya sabes como soy- lo se era la respuesta más estúpida que se me pudo haber ocurrido y estaba seguro de que Alex me iba a descubrir.
-¿Enserio?- cuando lo vi reír volvió mi alma a mi cuerpo –es la pelea más estúpida que he escuchado.
De inmediato le envié un mensaje a Leslie, tal vez Alex le haría preguntas y debían encajar las versiones.
*Leslie*
Michel y yo fuimos a la cafetería, Evan después se sentó a nuestro lado.
Me miro con una pequeña sonrisa, la verdad se veía mucho mejor.
-Les, la sangre es muy escandalosa- yo simplemente asentí.
De repente me llego un mensaje de Daniel:
-“Les, hola, si Alex llega a preguntarte sobre por qué pelamos dile que te hice caer, Evan me reclamo y yo me fui contra el ok”.
Alex, Daniel, Bruno y Jonathan se sentaron en los asientos que quedaban justo frente a nosotros.
Daniel estaba justo frente de mí, quería decirle que lo sentía y todo era mi culpa y lo que más deseaba era poder besarlo con fuerza pero era imposible.
Michel trato de romper el incómodo silencio –mañana iras a la fiesta ¿verdad?, nos la pasaremos increíble te lo aseguro- decía emocionada mientras comía su emparedado.
Iba a hablar pero las palabras nunca salieron de mi boca pues Alex me interrumpió bruscamente.
-Claro que no, ella no va a ir a ninguna fiesta.
-Claro que iré- dije ignorando completamente sus palabras –no me perderé esa fiesta por nada del mundo- lo mire irónica.
-No iras- sus ojos eran retantes.
Pero debía demostrarle que no me intimidaba –si voy a ir.
-NO.
-SI.
-NO.
-SI.
Daniel nos calló levantándose con brusquedad de la mesa –ya cállense, parecen niñitos del kínder… maduren- se fue; parecía bastante molesto y desesperado.
Era mi oportunidad –voy al salón por una cosas y de inmediato vengo- ella no era tonta pero igual me siguió la corriente.