Por favor lee la última nota que les deje abajo…ES MUY IMPORTANTE.
Pero no me importaba, no me arrepentía de absolutamente nada. Aun no asimilaba el hecho de que estuviera allí.
Acostados sobre la arena, cogidos de la mano mientras veíamos como lentamente empezaba a aplacarse el cielo. Si, con el mejor amigo de mi hermano y para ser sincera me parecía una locura… una tremenda locura que me gustaba.
Su sonrisa y ojos miel iluminaban el lugar. El me gustaba y mucho.
Mi celular estaba repleto de mensajes y llamadas de Alex y mi padre.
Alex: Leslie, ¿estás bien?, llámame por favor. Estoy preocupado.
Papa: Hija, por favor estoy muy preocupado.
Alex: Leslie, ¿Dónde estás metida?
Papa: tu hermano, Gemma y yo estamos muy preocupados. Llámanos o juro que llamare a la policía.
Así decenas y decenas de mensajes y cientos y cientos de llamadas.
Me levante rápidamente alterada ¿acaso había leído bien?.... policía. Esto definitivamente se estaba saliendo de control.
Daniel me miro asombrado pero manteniendo un aire de tranquilidad.
-¿Qué pasa?
Hice una mueca de frustración –es mi papa y Alex- conociéndolos como los conocía eran capaces de eso y mucho más, esos dos eran realmente exagerados –debemos irnos.
Por suerte mi ropa había logrado secarse pero mi pelo seguía mojado.
En el camino el tarareaba una canción y yo trataba de inventar una excusa. No iba a decir que pase la tarde entera con el amigo de mi hermano, en la playa besándolo… por que de seguro estaría muerta.
Por fin tuve una idea y le mande un mensaje a Michel:
“Hola, si Alex te llega a preguntar por mi dile que hoy estuve contigo, no me preguntes ahora y tampoco te preocupes, mañana te contare todo.
Estaciono el auto unas cuantas casas antes de la mía pero al intentar bajarme sujeto mi brazo con fuerza, logrando detenerme de inmediato.
-No vas a darme un besito de despedida- finalizo con una sonrisa pícara.
¿Enserio?, de verdad no tenía tiempo para esto, ya estaba lo suficientemente preocupada pero con lo terco que era sabía que no me iba dejar ir sin alcanzar su cometido.
Me acerque rápidamente a él y lo bese tan rápido que ni siquiera se le podría llamar “beso”, más bien mini beso.
Salí corriendo de ahí pretendiendo llegar lo más rápido posible a mi casa. Me sorprendió enormemente ver a un hombre joven, fuerte, alto y vestido de policía frente a Alex.
-Si ella tiene el cabello castaño avellana, ojos cafés claros, piel blanca, es baja muy baja y es muy bonita…- se calló de inmediato al verme. Se quedó ahí parado sorprendido y de un momento para el otro grito -¡Leslie!
Mi padre rápidamente se acercó a abrazarme fuertemente (tanto que incluso perdí el aliento). –Hija, estaba tan preocupado, llegue a pensar lo peor- ven a lo que me refiero son REALMENTE EXAGERADOS.
Gemma me miro extrañada y pregunto –Leslie, ¿Dónde estabas? Y ¿Por qué tienes el cabello mojado?
-Eh, es que yo…- vamos Leslie, intenta mentir bien por una vez en tu vida. No te quedes ahí callada como tonta. De inmediato recordé mi “plan” –estuve con Michel- hable tan rápido que por un momento me quede sin aire. –Además su casa tiene piscina, eso lo explica todo.- Sabía perfectamente que esa historia no era lo suficientemente convincente pero igual trate de no demostrar mis nervios sonriendo y eludiendo sus miradas.
El oficial de inmediato me regalo una sonrisa –bien Leslie, me alegra que estés bien, para la próxima avísales, ellos estaban realmente aterrados. Me tengo que ir, adiós- pareció ser un tipo bastante amable.
Mi padre alzo molesto una de sus cejas –Leslie, sabes que estas metida en grandes problemas ¿verdad?- trate de no mirarle a los ojos mientras asentía lentamente –estas castigada.
Entre a casa y rápidamente vi las dos maletas regadas por la sala. De inmediato recordé que mi padre de nuevo nos dejaría.
Se abalanzo a abrazarme susurrándome muy cerca al oído –nos vemos en un par de semanas, por favor pórtate bien… te quiero pequeña.
Esto solo significaba una cosa: se iría. Nos dejaría de nuevo ya aunque me costara aceptarlo lo iba a extrañar enormemente. Se alejó de mí para abrazar a Alex. Ella me regalo una pequeña sonrisa que por primera vez yo correspondí y le devolví.
Me beso repetidas veces la frente y mejillas –te quiero pequeña niñita…
Nos despedimos con tristeza mientras veíamos como lentamente el auto se alejaba.
Al estar solos de nuevo mire a Alex, quien tenía los brazos cruzados y una mirada perdida. No se veía furioso pero si molesto. No me dirigió la palabra, simplemente se fue tranquilamente a su habitación.
Sin lugar a dudas esto había sido una gran locura, una locura de la cual no me arrepentía.
Ya habían pasado dos semanas desde aquel día, catorce días en los que no había ocurrido nada interesante más que estudiar, estudiar y estudiar para la recuperación de mi pésimo desempeño en química y matemática y la verdad estaba harta.
Alex como habitualmente lo hacía estaciono el auto en el parqueadero del instituto.
Vi a Michel y fui corriendo hacia ella. Se veía más feliz que de costumbre, tenía una gran sonrisa en el rostro y se veía ansiosa.
-Hola Leslie- dijo emocionada –tengo que contarte algo, de verdad no me lo vas a crees ni te imaginas con quien estoy pensado salir.- Puse toda mi atención en ella, quien quiera que fuera el tipo de verdad era muy afortunado pues ella era una de las personas más maravillosas que había conocido, ella era una chica especial.
Suspiro un momento y continuo –es tan lindo, guapo, lo conoces y lo mejor de todo él me quiere lo se estoy cien por cien segura de eso, él es Jonat…- se calló de inmediato desviando su mirada y cambiando su semblante. Seguí con mis ojos el punto fijo de su atención y me topé con el rostro de Jonathan, quien a su vez abrazaba a una chica rubia que tenía un diminuto vestido mientras se bajaba de su auto.