Una sombra del pasado

Capítulo 5

El rey Kiros le anuncia al pueblo la muerte de la reina Mairah con un gran pesar. Aunque no lo había visto tan afectado por ello hasta hoy, siento que ahora solo está fingiendo. Pero intento no pensar en ello, quizás solo estaba soportando el dolor de perder a su reina en silencio. A su lado están los dos príncipes, callados escuchando hablar a su padre. El príncipe Akalis con la mirada baja apretando la mano de su hermana menor y con expresión triste, y la princesa Niara mirando a su alrededor sin saber qué está pasando y sin entender las palabras del rey.

 

Escucho los murmullos de la gente, sintiendo pena por la reina Mairah y de la familia real por su pérdida. Yo ni siquiera tuve la oportunidad de conocerla personalmente ya que cuando llegué la reina ya había caído enferma. Escuché que muchos le habían propuesto al rey que hiciese llamar a un hechicero de tierra.

 

Pero el rey es de otro país y al parecer no confía en los hechiceros así que descartó esa idea dejando que los curanderos de palacio la tratasen. Pero ellos no han sido suficientes. La leona de la reina murió dos días después por la pena de perder a su compañera. Cierro los ojos con pesar y le pido al dios Rharbus, nuestro dios del Sol, que se lleve sus almas con el honor que se merecen.

 

Como es tradición en Talamh, el cuerpo de la reina y de su leona son incinerados frente a la estatua del dios Rharbus. Puedo ver como el príncipe llora desconsoladamente por su madre y a Faizah, quien se ha convertido en su guardia personal, colocando una mano sobre su hombro como muestra de su apoyo.

 

Esta vez la princesa Niara también se echa a llorar sin entender porque incineran a su madre mientras se abraza a la pierna del rey, pidiéndole que la salve. Pero el rey lo único que hace es apartar la mirada de ella sin decir una palabra.

 

Miro a Edek a lo lejos, él también parece sufrir con aquella triste escena. Cuando la ceremonia se acaba las personas se van yendo poco a poco. Algunos se quedan para seguir llorando por la reina Mairah.

 

Más allá los ojos azules de Mikael se encuentran con los míos. Al parecer ya ha podido levantarse de la cama. Parece querer decirme algo pero justo en ese momento el guardia de la otra vez se lo lleva sin que pueda siquiera acercarse a mí. Bien, no quiero que me diga ninguna excusa.

 

Pero por mucho que lo intente no puedo dejar de pensar en cómo me ha mirado. Parecía desesperado por hablar conmigo… ¿Qué me habría querido decir?

 

 

***

 

Sin saber por qué he empezado a seguirles, veo como ambos giran por una esquina. Me paro al escuchar susurros que provienen de ahí. Intento escuchar lo que dicen pero no logro entender nada. Entonces escucho la bofetada. Y unos segundos después veo a ese hombre pasar por mi lado seguido por su coyote, furioso, sin siquiera fijarse en mí. ¿Mikael le ha pegado? ¿Por qué?

 

Voy junto a él para pedirle explicaciones e inmediatamente se coloca una mano sobre la mejilla, ocultándola.

 

—¡Hedeom! ¡¿Qué diablos haces ahí?!

 

Me acerco rápidamente hacia él sobresaltándolo y haciendo que se tense.

 

—¿Hedeom…?

 

Le aparto la mano de la cara para ver lo que esconde. No puedo evitar abrir mucho los ojos, sorprendido. Él aparta la mirada. Tiene la piel enrojecida, con la marca de una mano y el labio partido. ¿La bofetada ha sido contra él? ¿Es que él también se ha enterado de los rumores? A mí también me dolió pero nunca se le ocurriría pegarle.

 

Acaricio su mejilla con cuidado sin poder creerlo, varias lágrimas se escapan de sus ojos. Me siento mal por él, a pesar de que hace unas horas no quería saber nada.

 

—¿Él te ha hecho esto? —pregunto, aunque ya sé la respuesta.

 

Se abraza a mi cuerpo con fuerza y yo le correspondo sin poder evitarlo. Esconde la cara en mi pecho para que no le vea llorar. Acaricio sus cabellos, enredando los dedos en ellos. ¿Por qué me sigue gustando tanto? Esto no debería de estar pasando. Debería estar enfadado con él. Edek me insultaría si me viese ahora mismo.

 

Tras unos segundos parece tranquilizarse así que le hablo.

 

—¿Por qué lo ha hecho? ¿Cómo se ha atrevido a pegarte? Eres su superior...

 

—Bueno… —empieza a decir, sin separarse de mí todavía—. Él era uno de los hombres con los que… ya sabes… Me acostaba. Antes le dije que no quería seguir con eso, que había encontrado a alguien... diferente. Pero no se lo tomó nada bien. Y ha vuelto a buscarme para intentar hacerme cambiar de parecer...Y bueno ya sabes el resto.

 

Lo aprieto más contra mi cuerpo. Mi corazón vuelve a latir con fuerza.

 

Alguien diferente.

 

Sé que se refiere a mí.

 

—Pero… ¡Eso no le da derecho a…!

 

—No importa —me corta—. Tomaré medidas por lo que ha hecho.

 

—De acuerdo —digo, intentando calmar mi impotencia. Al fin y al cabo es el oficial, lo que ha hecho le causará un gran problema.

 

Mikael se abraza más a mi cuerpo y yo miro a los lados temiendo que alguien pueda vernos. Él parece darse cuenta de mi nerviosismo así que tira de mí para indicarme que lo siga. Cuando se para frente a la puerta de sus aposentos siento que mi pecho va a estallar.

 

—Entra —me dice bajando la voz una vez que la ha abierto—. Rápido, antes de que alguien nos vea.

 

Yo obedezco y cierro la puerta tras de mí. Me quedo parado en la habitación, mirando al suelo, demasiado nervioso como para hacer o decir nada. No puedo evitar pensar en todas las cosas que pueden pasar aquí dentro. Siento que me falta el aire. Él está caminando de un lado a otro como si no supiera qué decir.

 

—Hedeom —me llama. Cuando lo miro él me está mirando también—. Creo… Creo que me gustas demasiado. No he podido dejar de pensar en ti todos estos días.



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En el texto hay: traicion, romance, guardia

Editado: 21.10.2021

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