Una Suave Brisa

CAPITULO 5

La mañana ya había llegado a la hermosa tierra rodeada por una infinidad de peonias, y mas que eso, la mayoría de las doncellas y empleados ya habían dejado sus alcobas para iniciar la mañana y tener todo listo para cuando sus amos, señoras, jóvenes maestros y señoritas despertaran. Muchos no estaban seguros de lo que oyeron fue el grito de un hombre o el de una mujer en un momento dado, por lo que la mayoría corrió en dirección de este llevándose con la sorpresa de que provenía del cuarto de la joven señorita; una de las empleadas de mayor edad se apresuró a tocar la puerta y llamar.

- Buenos días joven señorita, disculpe la intromisión, pero… ¿ocurrió algo?

Pasaron unos cuantos minutos para que siquiera se oyera una respuesta desde el interior.

- Si, gracias Ran Mao por su preocupación
 

- Esta segura, mi señora – insistió, no muy segura de las respuestas dadas por la joven ya que era de conocimiento público que su joven señora, no tenía la costumbre de despertar a gritos o por lo menos si algo sucedía, ella era la primera en pedir ayuda.
 

- Si, solo vi una araña gigante, peluda y que parecía estar de mal humor al lado de mi cama y no pude evitar gritar y hacer voces
 

- ¿eh? – eso desconcertó no solo a la mayor, si no que, a todos los presentes, nadie supo cómo es que algún animal o insecto había llegado hasta su habitación; de seguro alguien tendría problemas con el encargado de las instalaciones – entonces eso fue todo
 

- Como te dije Ran Mao, eso fue todo así que no tienes por qué preocuparte
 

- Entiendo, mi señora entonces esta servidora se retira en este momento – miro a las doncellas que permanecían alrededor de sí misma y mantuvo la misma pose respetuosa hacia la puerta – si no requiere mas de nuestros servicios, me retirare, en unos momentos mas le enviare a sus doncellas para que puedan vest…
 

- ¡NO! – la joven grito desde adentro y eso volvió a asustar a las personas que permanecían afuera del recinto, así que para evitar que otro problema intento corregirse – este… no es necesario, hoy yo… tengo eh… bueno algo mas de sueño así que aun permaneceré en cama
 

- Esta servidora entiende, en todo caso, cuando lo crea conveniente, envié por nosotras y vendremos en su ayuda
 

- Gracias, pueden retirarse
 

- Si

Y así como todo el mundo llego, rápidamente desaparecieron dejando completamente vacío el lugar, y es que la mayoría había escuchado lo que su joven dama quería, así que para brindarle mayor privacidad y asegurarse de que nada ni nadie irrumpiría su sueño decidieron ir a hacer sus tareas diarias a otros lugares de la residencia y preparar lo necesario para cuando haya reparado su sueño. Al mismo instante en que no se escuchó sonido alguno las puertas de la habitación fueron entre abiertas.

Asomando por estas mismas el rostro de una risueña joven apareció, su rostro denotaba picardía y emoción, de nuevo volvió a observar a sus alrededores y esta vez soltó un suspiro; cerrando de nuevo las puertas de la alcoba volvo aquellas gemas grisáceas sobre una persona que la miraba entre asombrado y avergonzado, aunque quizás también entre las dos emociones podíamos agregar un poquititito de ira. Y tenía todas las razones del mundo para sentirse de esa manera, pero debía admitir que se había salvado de un grande, al instante en que aquella jovencita reacciono de manera rápida al responder a sus sirvientas, evito toda una situación incómoda.

O eso era lo que creía evitar, ya que una pequeña risita se escapó de los labios de aquella enigmática ¿mujer?, era justo llamarla así cuando apenas si parecía una ¿chiquilla?, no ella ya no era una chiquilla, pero tampoco era una mujer en todo el sentido de la palabra – bueno Jiang Wanyin que esperabas, ella aún no ha perdido su pureza – de reojo volvió a mirar a la tan exasperante doncella y digamos que el joven líder de la secta se permitió detallarla mucho mas que la anterior ocasión, esta vez noto que los largos cabellos de un increíble negro llegaban a esparcirse en el suelo, y notando la longitud de estos, podía deducir que estos llegaban a la altura de los muslos y eso de alguna manera le recordó a su hermana, o era algo semejante a la que ella llevaba casi en sus mismos años; pasando después a la piel, si la otra vez noto que esta misma era tan blanca y sin imperfecciones, ahora él podía decir que era la más hermosa que había visto en toda su vida, incluso podía decir que esta misma era suave al tacto, una pequeña nariz y unos labios pequeños y de un hermoso carmín pintaban los mismos.

Pero lo que desde un inicio habían llamado a la atención – casi obsesión – de Jiang Cheng, fueron debido a esos misteriosos, impactantes, místicos, pero a la vez tan conocidos, familiares y dulces ocelos grises que le llamaban a recordar a esa persona que alguna vez llego a “odiar”, para a lo largo de los años empezar a añorar y aferrarse a su – única – posesión más preciada para finalmente llegar al entendimiento de que todo aquel odio desmedido siempre fue…. Bueno ahora casi no importaba, ya que aquella persona no se encontraba más entre ellos y era inútil siquiera poner un nombre a aquello que ahora siente.



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En el texto hay: fanfic, reencarnación, mdzs

Editado: 13.07.2020

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