Una tarde de Abril

Bye, bye cupido.

-Ya no quiero seguir sufriendo por amor. Definitivamente, esto no es lo mío.- Ana se decía así misma cabizbaja, estando sentada en las escaleras de su colegio, mientras se secaba las lágrimas en sus ojos.

Había tenido una ruptura con su ex novio que la hizo dejar de creer en aquel sentimiento: Se había enterado de la infidelidad que éste le había causado, pues ella lo había dado todo (o eso pensaba) haciendo quedar mal con aquellas personas a las que ella les hablaba de él. 

-¡Hey! Ana ¿cómo estás? Me enteré de lo que pasó, y de verdad lo siento mucho, pero ya llegará alguien mejor para ti, además no estás sola, me tienes a mí.- Le decía Mari a Ana sentándose a lado de ella.- 

-Que linda eres, pero no, gracias Mari, espero que ya no haya alguien más para mí. Que no exista esa persona porque ya no quiero seguir sufriendo.-

Mari era su mejor amiga de noveno grado, con quien había compartido muchas aventuras y secretos en el transcurso del año. Se habían conocido a principios del último grado, llegando a ser las mejores amigas del salón. 

-Mjm ¡¡¡Ya siéntese señora!!! Mira solo eres joven, además, te falta mucho por conocer, eres muy bonita, no creo que de verdad te vayas a negar a abrir las puertas de tu corazón a esa persona que te está esperando al final de tu hilo rojo.-

-¿Mi qué? ¿De qué hilo rojo hablas? Creo que la noticia ya te dejó un poco impactada que hasta estás alucinando.-

-Obvio no, ¿es en serio? Nunca has escuchado esa linda historia de amor japonesa? En la que la persona predestinada para ti está del otro lado del hilo rojo, atado al dedo meñique.-

-No sí, jaja tienes que ir a urgencias. Esas historias japonesas te están dejando sin cordura.- 

-Mira Ana, no me creas ahora. Pero te aseguro que tarde o temprano, llegará alguien  que te hará volver a creer en el amor. Y me siento muy bien, no necesito ir a urgencias. Así que piénsalo. Me tengo que ir, dieron el toque de salida desde hace rato y voy tarde, nos vemos mañana.-

Mari se levantó un poco molesta por el comentario de Ana, ya que ella de verdad quería ver feliz a su mejor amiga, dejándola sola con sus pensamientos. 

-¿Será verdad que llegará esa persona para mí?.- Se preguntaba Ana mientras se levantaba para arreglar sus cosas e irse a casa.

 

 

 




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