El tiempo pasa con lentitud. La última carta que recibí del tío Heinz es de hace tres semanas ¿Dónde se supone que está la carta con los billetes que me llevarán a Londres que la tía Emily dijo que me enviaría? Sé que debo tener paciencia, pero es complicado, deseo demasiado ir. Me encuentro demasiado inquieta , y todas y cada una de las noches me cuesta dormir a causa del misterioso hotel familiar. Lo único que vaga por mi mente es siempre lo mismo, incluso llego a soñar con eso, pero no todos son sueños bonitos; a veces se repite la misma historia, mi llegada a Londres y un carruaje oscuro, tirado por unos lindos caballos de pelaje marrón, casi negro. El cochero no tiene rostro, pero siento su mirada penetrarme cuando subo en éste. En toda esta ilusión nocturna, siento esa sensación de estar observada constantemente. No obstante, ese es de los peores sueños que he llegado a tener, aunque a primera vista no parezca gran cosa, siento un gran terror recorrerme el cuerpo cada vez que se repite. Los demás sueños son simples y variados, en algunos aparece aquel chico de la foto, que me sonríe y me invita a acompañarle a recorrer el hotel; en otros solamente estoy tomando el té con Emily y Heinz junto con varias personas que ni siquiera recuerdo conocer.
Mis sueños delatan el anhelo que siento hacia Londres, pero no me había dado cuenta hasta ahora, hasta que el secreto de mi familia ha querido ser descubierto.
Estoy sentada junto a la mesa de la cocina con un papel sin escribir frente a mí. He pensado en reclamar amistosamente que su carta aún no ha llegado.
“Querida Emily:
Cuando le llegue esta carta,es probable que los billetes para Londres ya estén en mis manos.Mas quiero escribirla porque solo me he comunicado con el tío Heinz.”
Pero antes de poder volver a mover el bolígrafo sobre el papel, mi padre deja una carta encima de la mesa.
Arrugo el papel en que el que estaba escribiendo.
.-Es de Emily, serán los billetes de avión a Londres.-Dice mientras se quita el abrigo color marrón y los guantes que le protegen del frío.-Adelante, abrela.
Se sirve una taza de té, que milagrosamente aún se mantiene caliente y le echa dos terrones de azúcar, y un poco de leche. Luego, se sienta cerca mío, sin parar de remover el líquido dorado que desprende un olor familiar.
-¿Te sirvo una?-Pregunta haciendo el amago de levantarse.
-No gracias, no me apetece.
Extiendo la mano hacia el sobre y lo abro con sumo cuidado.El billete cae sobre la mesa, deslizándose hasta el centro.
“Mi querida Catherine:
Me complace anunciarle que vendrá a visitarnos (Pese a que su madre,Edna Hertford, le haya comentado su conversación telefónica conmigo.)
Con omisión al billete que encontrará dentro del sobre, he decidido escribirle una breve carta para contarle todos los detalles respecto al viaje:
El avión el día veintisiete de Enero a las seis y treinta y cinco de la mañana (Antes de continuar, debo pedir disculpas por encontrarlo a tan temprana hora, pero los demás vuelos estaban completos y deseábamos que vinieras cuanto antes al hotel.)
En su arribo a este, le estará esperando Conall Redells (El mayordomo que cuidaba de usted cuando era una cría) , pues nosotros no volveremos hasta la hora de servirse la cena (Las ocho y media)
No obstante él la acompañará a sus aposentos y la ayudará a acomodarse si lo necesita.Cabe destacar que le explicará todo las normas y las pequeñas cosas del hotel.
El billete solo cuenta con viaje de ida a Londres, pese a que no contamos con fecha para que vuelva a Nueva York, por lo que la invitamos a quedarse el tiempo que desee.
Estamos ansiosos de verla de nuevo, por lo tanto esperamos inquietos su llegada a Londres.
Un fuerte abrazo
Emily Rose
PD:Estaré a su disposición en todo momento por si le surge alguna duda.”
Cuando aparto los ojos de la maravillosa caligrafía de mi tía Emily, mi madre entra en la cocina, repitiendo el mismo proceso que mi padre.
-Genial, ha llegado la carta.-Dice a modo de saludo.-¿Cuando esperas tu vuelo?
-El veintisiete de enero, a las seis y treinta y cinco de la mañana.-Respondo con entusiasmo.
Deja el periódico,The New York Times, junto a mi padre y se dirije a mi:
-¿De la mañana?-Asiento.-Pues entonces tendrás que madrugar bastante, tu padre trabaja, pero yo te llevaré al aeropuerto y me despediré ahí de tí.
Mi madre parece contenta, o eso intenta. Pero en sus ojos noto cierto miedo , terror de no saber lo que pasará conmigo cuando descubra aquel misterio que tanto me intriga.T odo sería más fácil si ella me lo contara, y si fuera algo horrible, ni siquiera tendría ganas de ir. Mas me dejó claro aquella vez que no diría ninguna palabra y que yo sería quien tuviera que averiguarlo. Mi mente no me deja en paz, estoy confundida por una corriente de pensamientos que a veces me parecen los más maravillosos del mundo o los más horribles que jamás hayan existido entorno al secreto. Pero no puedo hacer nada contra ello, no existe nada que pueda darme un avance de lo que me encontraré en el hotel, solo imaginaciones mías que seguramente no tendrán sentido alguno.
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Editado: 15.11.2024