¿una taza más?

Revelando una verdad

-Entonces ¿Qué ha encontrado al volver?- Pregunto, temiendo escuchar sus palabras.

-Todo había desaparecido, el fuego seguía brillando en la chimenea y la calma se sentía poco antes de entrar en el salón.- Su voz es apenas un murmullo, pues teme que el servicio pueda escucharnos.- Pareciese como si lo que vivimos momentos atrás no hubiese sido más que una horrible pesadilla.

La cena ha sido servida poco después en la acogedora cocina, mi estómago ha estado de acuerdo. Nathaniel y yo nos hemos sentado el uno frente al otro, alejados del resto por decisión mía.

La señora Jones, en compañía de otras mujeres, degusta un plato caliente a un extremo de la mesa que se extiende en la habitación. Parece relajada y de vez en cuando una sonrisa cruza su rostro, apenas puede verse a la fría ama de llaves que deambula por el hotel. 

-¿Qué significa eso?- Inquiero.

-No lo sé.- Nathaniel da un sorbo a su copa, en su interior un líquido de color grante brilla con luz de las velas.- Sospecho que el espectro que se presentó ante nosotros, no quería simplemente saludarnos.

-¿Qué quieres decir?

-Me refiero a que existe una fuerza oscura, como si se tratase de una energía peligrosa. Se presentó ante usted cuando su tío dejó de ser una amenaza.

-No, se equivoca. La mañana en la volvimos del cementerio y yo discutí con él, también apareció. No se manifestó, pero estuvo ahí presente, junto a mí.

-No obstante, el señor Hertford no podía protegerla.- Sus ojos parecen brillar al haber encontrado una posible teoría.

-¿Se refiere a qué sea lo que sea…?- Siento el miedo esparcirse por todo mi cuerpo, y me resulta difícil acabar mi pregunta.- ¿...Me busca a mí…?

Titubea antes de asentir, parece preocupado.

-Procura que su tío no pueda advertirla ni contarle la verdad sobre la oscuridad del hotel.

-¿Cree que la mera existencia de mi tío pueda ser consumida por… Eso?- Permito que mis palabras se fundan con las conversaciones ajenas.

-Es difícil decirlo. Incluso pareciera que juega con nuestra cordura.

Presiento que no tiende a responder con todo lo que realmente piensa y eso me asusta, lo hace realmente. Siento un nudo en la garganta mientras la gravedad de la situación se acentúa sobre mí.

-¿Qué podemos hacer?

-Debemos encontrar las respuestas, descubrir qué es esta presencia. Debe hacer alguna manera de protegernos de ella ¿No cree?

-Es preciso que la haya.- Jugueteo con el tenedor en el plato, creando caminos sobre el puré de patata que yace sobre la carne.- ¿Y mi tío?

La puerta de la cocina se abre con cautela y me impide seguir hablando. Conall aparece tras ella. Su rostro se consume en una mueca de agotamiento y preocupación. Observo como se desprende del abrigo y lo cuelga en uno de los percheros de la cocina, sacude la nieve de sus zapatos y da un paso al frente. Siquiera me atrevo a mirarlo., aún así, él se inclina hacia mí.

-La señora Hertford ha dado órdenes específicas.- Los allí presentes, sobre todo la señora Jones, se giran hacia él.- Se ha instruido que se cuide de la señorita Hertford. Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que se encuentre a salvo y acompañada en todo momento.

¿Sabe la tía Emily el peligro que puedo enfrentar? Visualizo a Emily sentada sobre los pies de la cama del hospital, con la mirada firme en algún punto de la habitación y con los pensamientos fijos en la razón de porque Heinz se encuentra en tal estado ¿Sospechará lo mismo que yo?

Todos asienten casi al unísono y siento un pequeño golpe en mis botas. El señorito Rider intenta llamar mi atención. Lo percibo como un gesto de apoyo y comprensión. A pesar de todo, sé que él no dudará en mantenerse a mi lado, sin importar los riesgos a los que se tenga que enfrentar.

-¿Cómo está el señor Hertford?- Diana parece igual de preocupada que los demás, aunque su expresión es seria y sin un ápice de sentimiento.

Antes de responder, Conall me dedica una media sonrisa desde la comisura de sus labios y se acerca hacia el fregadero, dónde deja correr el agua por unos momentos y se lava sus arrugadas manos, luego las seca en un trapo elegantemente estirado a pocos centímetros de donde se encuentra.

-Sinceramente, ignoro cómo responderte.- Una de las cocineras, coloca un plato frente a una de las sillas vacías, él se sienta y apenas mira su contenido.- Está estable, es lo mucho que puedo decir. 

-¿Qué dicen los médicos?- La voz de Nathaniel se hace presente.

Apenas me he atrevido a contarle mucho sobre mi visita al hospital.

-Unas veces buscan dar esperanzas y algunas otras veces parecen no entender del todo lo que le sucede. Están preocupados por su estado.

La señora Jones parece que frunce sutilmente el ceño.

-¿Qué quieren decir con eso? ¿No pueden encontrar la causa?

Conall suspira, pasando una mano por su canoso pelo desordenado.

-Están haciendo más pruebas, pero no saben que puede estar causando el hecho de que siga sin despertar.




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