Una trampa para la Diva

Capítulo 5. La solución a todos los problemas

Franco

*

—¿Por qué me llamaste con tanta urgencia? —inquiere Manolo, mi representante artístico que también es contador, no tengo dinero para ser quisquilloso con el tema.

Pido al barman que le sirva una cerveza oscura igual a la mía. Manolo toma asiento a mi lado, se queja del calor, el tráfico, su jefe, la vida, el universo, no sé; siempre se queja mucho y suelo ignorarlo.

El bar está casi vacío. Es demasiado temprano para estar aquí tomando una cerveza, pero todo lo que me ha sucedido lo amerita.

»¿Piensas responderme algo o sólo me invitaste como compañía silenciosa? —continúa él—. Si sólo quieres mi hermosa presencia te advierto que no voy a pagar la cerveza.

Y, tras decir eso, bebe un largo trago de la bebida oscura.

—Manolo —murmuro.

—¿Uh?

—¿Crees que pueda conseguir un papel en una película o serie donde gane tres millones de dólares?

Manolo ríe sin parar de beber su cerveza. Luego, cuando coloca la botella sobre la barra, responde:

—¿Te convertiste en Brad Pitt y no me enteré o qué?

—Estoy seguro de que Pitt gana más que eso.

—Sí, mucho más que eso, pero definitivamente no vas a conseguir un papel donde te paguen semejante cantidad de la noche a la mañana.

Asiento, tiene sentido.

—Necesito esa cantidad, Manolo.

Mi representante me inspecciona de pies a cabeza, ladea el rostro y hace un sonido semejante a un «uhum».

—Quizá vendiendo caro tu amor, aventurero…

Pongo los ojos en blanco.

»¡Bueno! ¡Te tardarías un poco, pero es factible!

—Nada que implique avergonzar a mis sobrinas cuando sean mayores.

Manolo suspira hondo.

—No sé qué decirte, amigo, es una cantidad un poco loca, ¿por qué necesitas ese dinero?

Me termino la cerveza de un trago, pido otra y un plato de papas a la francesa que nos sirven casi de inmediato. Entonces le cuento lo que me ha sucedido y, mientras lo hago, noto que podría hacer una película de semejante historia, ¡es irreal!

Manolo se queda boquiabierto cuando pronuncio el nombre de «Marianne». Incluso le coloco dos papas a la francesa entre los dientes a ver si así reacciona, pero no. El tipo se ha quedado como estatua.

—Manolo, no seas ridículo… No haré semejante cosa.

—¡Es «mamasita» Marianne, Franco! —reacciona, al fin, y da un manotazo sobre la barra—. ¡Cantinero, páseme el control remoto!

El barman lo hace, de mala gana, y aguarda a ver qué canal de televisión elegirá. Por supuesto, Manolo lo cambia hasta el programa televisivo donde trabajaba la presentadora.

—Ya no trabaja ahí —aviso con tono cansado—. Tiene su programa de televisión por las tardes.

Manolo parece desilusionado.

—Yo quería verla, está preciosa —suspira y vuelve su atención a mí—. ¿Recuerdas que una vez me dijiste algo bien patético?

Niego.

—¿Yo?

—Ajá.

—¿Qué dije?

—Algo como… «Manolo, no te preocupes, yo sé que llegará mi oportunidad de oro y triunfaré, puedo esperar. Las recompensas llegan cuando menos lo imaginas» —parafrasea con una mano sobre la cintura e imitando mi voz y tono a la perfección.

Mi ceja tiembla.

—¿Eso fue patético? —espeto.

—Claro, Franco. Estás en tu mejor momento, mírate. Si en este punto no consigues algo bueno, jamás lo harás.

Y me señala de pies a cabeza.

Mi ceja sigue temblando.

—¡Eso no fue patético, Manolo! ¡Es la verdad!

—Pues la verdad es que el éxito no espera, Franco… ¡Despierta! ¡Espabila! La vida es una y se va en un chasquido, sino me crees… ¿En dónde está tu hermano…? —reta. Intento responder, pero me gana—: ¡Exacto! ¡Nadando con «La Sirenita»!

El tacto de Manolo es igual a cero.

—Manolo, no creo que…

—Y ahora tienes que pagar por sus errores, ¿lo notas? Si te niegas, dime, ¿de dónde conseguirás el dinero?

No tengo respuesta para eso.

»Y no es para tanto, no es que continúes con Esther, sino que eres soltero y te están solucionando, ¡amigo, date cuenta!

No le he contado toda la verdad a Manolo, ni creo que en algún momento le cuente a alguien. Omití que mi hermano estaba escapando y que planeaba dejar a sus hijas encomendadas con una amiga. No quiero que por ningún motivo mis sobrinas se enteren de eso.



#5974 en Otros
#981 en Humor
#10952 en Novela romántica
#2181 en Chick lit

En el texto hay: famosa, actor, relacion falsa

Editado: 29.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.