Una trampa para la Diva

Capítulo 13. La incoherencia del pánico escénico

Marianne

*

Brenda pone los ojos en blanco cuando las sobrinas de Franco irrumpen en el estudio de televisión con sus mejores galas.

—Esto es un error —dice Brenda en voz bajita mientras aguardamos al lado del plató por Franco y sus sobrinas.

—Tus hijos también vienen, Brenda —le recuerdo.

—Ajá, pero no encierran a la niñera en el armario.

—Fue el refrigerador, y no la encerraron.

—Ah, sí, perdón… Franco encerró a una mujer en el armario, ellas querían usar el refrigerador —suelta con un tonito irónico—. Parece que es de familia, ¿no?

No tengo tiempo de responder. Franco ya está cerca y porta la sonrisa nerviosa de ayer en su departamento. Debo admitir que me gusta más este Franco y no el que parece actuar como un hombre seguro que tiene todo bajo control, ese no me parece sincero.

—Hola… —saluda Franco.

—Hola —irrumpe Valeria y estrecha la mano de Brenda—. Mi nombre es Valeria, la otra que no es tan bonita se llama Valentina.

—¡Valeria!

—Ya, compórtense —interrumpe Franco—. La condición era que se estuvieran calladas en un rincón donde nadie las vea y no se movieran de ahí hasta el final de la grabación, ¿entendido?

—Entendido —responden a coro con tono fastidiado.

Franco me dirige una mirada apenada, encoge los hombros y explica:

—Intenté escapar sin que me vieran, pero durmieron en la sala y colocaron unas latas en la puerta, así no podría escabullirme sin ellas.

—No te preocupes —sonrío y señalo el estudio—. Pueden curiosear, no hay problema, solo mantengan en silencio sus celulares y no hablen durante la grabación.

—Claro, promesa —me dice Valeria y, sin darme oportunidad de decir más, toma de la muñeca a su gemela y se alejan con el celular en la mano.

—Me convencieron de regresarles el celular —suspira Franco.

—Eso de poner reglas no es lo tuyo —comenta Brenda.

Franco menea la cabeza y deja caer los hombros.

—Son unos demonios, en serio, se atreven a colocarme crema para depilar en las cejas mientras duermo…

Brenda me dirige una mirada seria, por suerte recibe una llamada de su madre y debe alejarse a contestar.

—¿Te parece si empezamos? —pregunto a Franco y señalo hacia el pasillo que conduce a los camerinos.

—Claro.

Franco me acompaña en silencio con la mochila sujeta al hombro. Respondo algunos saludos por el largo pasillo, pasamos los camerinos y nos adentramos en el otro pasillo que lleva hacia la zona de los estilistas.

La llegada de Franco desata murmullos entre las chicas que están aquí. No sé si él lo nota o no.

Ocupo el asiento del fondo. Franco comienza a sacar las cosas que necesitará del bolso y me pregunta por el color de la ropa que usaré.

—Naranja.

Él asiente.

»¿Te imaginas que consigas el protagónico en la serie?

Franco esboza una sonrisa escéptica y me dedica una mirada amable.

—Agradezco que me recomendaras, pero es probable que no lo logre.

—¿Por qué? Debes creer más en ti.

—No es eso…

—¿Entonces?

Franco mira sobre el hombro y calla. Decido no preguntar más. Él inicia con el maquillaje y, cuando pienso que ya no responderá, habla muy bajito.

—Tengo pánico escénico.

Creo que escuché mal.

—¿Cómo? —inquiero.

Pero él no repite lo que dijo, sino que se concentra en continuar con el maquillaje. No ayuda que hay demasiada gente cerca y pronto otra presentadora ocupa el asiento a mi lado.

Es un terrible momento para que alguien quiera conversar conmigo, como sucede ahora, porque no me interesa en lo absoluto que su perrito tiene estreñimiento y que por más que puja, pues no sale nada. Intento finalizar rápido la conversación, pero no para. Me cuenta hasta de su pez beta introvertido que no se lleva bien con el beta extrovertido.

—Deberías separar a esos peces —sugiero cuando Franco termina—. Vamos.

—¿Tú crees? Quería que se hicieran compañía —suspira la presentadora. Es una chica que inició como «influencer» y ahora tiene un puesto en un programa de la tarde.

—Sí, creo que deberías leer un poco sobre peces beta.

Y, mientras procesa mis palabras, aprovecho para recoger mis cosas y marcharme en compañía de Franco hacia mi camerino.

—Franco —llamo cuando cierro la puerta y tenemos un poco de privacidad—. No puedes tener pánico escénico si quieres ser actor.



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En el texto hay: famosa, actor, relacion falsa

Editado: 29.06.2023

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