una triste vida (borrador)

Capítulo 2 –Nervios-

1

Por dentro me sentía vacía, tenía un nudo en la garganta que no me dejaba ni siquiera pensar, el hecho de cambiar de ambiente y de amigos, nunca había tenido antes la necesidad de hacer un cambio de esa magnitud, pero qué más puedo perder.

-he madison, que te dijo el director-

La voz de rosa me daba una paz inmensa.

-mira tú misma- le di dos papeles como los de Sandra

Mientras rosa miraba los papeles, seguíamos caminando, hasta que llegamos a la entrada del aula 24 donde la maestra de historia estaba dando una explicación sobre los temas que íbamos a ver, mire a rosa pero ella entro primero al salón y se sentó en una de las ultimas butacas, creo que habían pasado cinco minutos, hasta que me anime a tocar, la maestra me miraba con sus ojo color esmeralda y dijo.

-eres madison- miro un papel que tenía en su escritorio

-s… si-

-entra y preséntate al grupo-

Entre y me puse donde me indico la maestra con su mano.

-s… soy madison, pero me gusta que me digan madi- creo que mis nervios son muy notorios, por la expresión de rosa que esta al fondo del salón con una sonrisa – me gusta la música pop- ya no había sentido esto desde hace dos años, cuando entre a la secundaria, ese nudo en la garganta, el sudor, la voz quebrada y el cuerpo tembloroso. Parecía que el sufrimiento nunca acabaría, pero hablo la maestra.

-bueno madison siéntate-

Mire alrededor en busca de una butaca, cuando mi vista fue con rosa que tenía la mano levantada señalando que me sentara junto a ella, me sentí aliviada de no sentarme con alguien que no conocía, pensándolo bien no conocía a rosa pero me daba una sensación de comodidad cuando estaba con ella, me senté.

-y dime de ¿dónde eres?-

-prefiero no decirlo-

No entiendo por qué soy indiferente con rosa, ella solo quiere ser mi amiga, más específicamente, quiere hacerme conversación por mi aspecto terrible.

-no entiendo, hace  un momento estabas muy platicadora-

-perdón solo no quiero volver a causar problemas-

-lo entiendo, a mí también me tienen tachada muchos de los maestros-

-¿porque?, no tienes la apariencia de una desordenada sin causa- bromeo

La risa se apodero de rosa y de mí, parecíamos locas, la risa de rosa era tan aguda que parecía como si estuviera llorando.

-te estas burlando de mi- rosa tenía una sonrisa de “oreja a oreja”

 

2

Había llegado la hora del receso, rosa había salido al patio, desde la ventana la veía con sus amigas, se veía tan feliz, alegre de convivir, parecía contenta de volverlas a ver después de unos dos meses de no verlas, creo que era lógico, pero me daba un poco de envidia, hace exactamente unas cuatro horas que había terminado mi amistad con Sandra, sinceramente mi amistad con Sandra tenia altas y bajas, pero creo que son más las bajas.

Veía sin parar el patio, todos felices con amigos y yo aquí, sola con mis sentimientos, pasaron cinco minutos y vi cercas de la cafetería a Sandra que estaba rodeada por las de nuevo ingreso, se veía feliz, no aparentaba haber perdido a una amiga de años, más bien se veía aliviada, la seguí mirando un rato hasta que ella voltio y nuestras miradas toparon, cuando esto sucedió, me hiso una mueca de repugnancia, eso hizo que me levantara y caminara hacia el baño.

Cada vez el camino se veía más largo y yo no aguantaba las ganas de llorar, conseguí llegar al baño y me encerré en unos de los cubículos, me recargue en la pared, me deje caer hasta que llegue al piso y empecé a llorar.

Solo pensaba en todo a lo que había renunciado por Sandra, como era posible que cualquier tontería, que no le pedí que hiciera, se enojara y ya no me volviera hablar con migo, el simple hecho de recordar me daba más sentimiento, seguía llorando hasta que una voz familiar me hablo.

 Esa voz, me hacía sentía devuelta alegre, me relajaba el simple hecho de oírla.

3

Me levante del piso, abrí la puerta y la vi, era rosa con una botella de agua en la mano, ella se acercó a mí y me abrazo, su abrazo era cálido, creo que esto era lo que más necesitaba.

-que tienes madison, ¿porque lloras?-

-creo que ya sabes, me llego la melancolía-

-por tu amiga-

-sí, tantos años de amistad y… de la nada, esos años de amistad se esfumaron- mi voz se quebranta

-esto te va a servir como una enseñanza-

-¿qué tipo de enseñanza es esta?- pregunte

-que hay amistades toxicas- me limpia las lágrimas – pero después de tiempo, esos recuerdos se van haciendo cada vez menos doloroso-

-lo dudo-

Pasamos unos minutos sentada en el piso de uno de los baños en silencio, hasta que rosa vio su reloj.

-madison creo que es hora de irnos-

-¿Por qué?-

-por qué en cinco minutos comienza la clase de inglés y sabes cómo es el profesor charles si alguien llega tarde- se levanta del piso y me extiende su mano – vamos.

Me levante con ayuda de rosa y caminamos de regreso al salón.




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