una triste vida (borrador)

Capítulo 5 -limpieza-

1

El camino a casa es algo tranquilo, veo alrededor la sombra de los árboles que caí sobre mí, el sol que me deslumbra e ilumina mi camino. Mi mochila es algo liviana, solo tengo una par de cuaderno, ya que solo llevo los necesarios y los libros no nos los han entregado.

Mis pies se sienten pesados, cada paso es un tortura, creo que sentarme durante tiempos muy prolongados a echo que se me adormecieran los pies. La espalda no es la excepción, me duele la espalda baja, por ese motivo llevo la mochila a un costado.

 Paso junto a una plaza que esta cercas de mi casa y veo a los niños jugar, me recuerdan cuando tenía su edad, inocente, sin temores (solo a la oscuridad) y con una familia estable, no como la que tengo en este  preciso momento.

Veo mi casa justo a unas calles.

2

Abro la puerta principal de mi casa. Cuando entro está prácticamente todo oscuro, no hay ninguna fuente de luz encendida, las cortinas están cerradas, veo como un rayo de luz pasa por un espacio entre las cortinas que hay en la sala justo enfrente de la puerta.

Camino por la oscuridad en busca del interruptor, antes de que mis dedos toquen el interruptor para encender el foco de la cocina, un ruido retumba, creo que proviene del cuarto de huéspedes.

No tuve tiempo de prender el foco de la cocina. Subí las escaleras, camine hacia el cuarto de huéspedes, estaba en la puesta con la mano en el picaporte cuando se volvió a oír un extraño ruido (como de golpes). Abrí la puerta, no podía creer lo que estaba viendo.

Mis ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad. Cuando prendí el foco pude ver con claridad.

Mi madre estaba sentada en el piso recargada en la esquina de una pared, tenía la cara recargada en las manos sobre las rodillas, se ve más pálida que nunca, se le notaba su clavícula, se le notaban unas ojeras muy prominentes.

El cuarto estaba todo desordenado, las fotografías y espejos que estaban sujetos en las paredes ahora están en el piso hecho añicos, las cortinas estaban rasgadas,  el colchón estaba todo rasgado (talvez con un cuchillo) y las sabanas dispersas por la habitación.

No sabía qué hacer. Mi madre respiraba demasiado rápido, se rascaba los brazos con tanta fuerza que se le marcaban las huellas de las uñas, se golpeaba la cabeza repetidas veces contra la pared, sus pies estaba llenos de cortes debido que camino por los cristales y vidrios rotos.

Camine despacio hacia donde estaba, no me voltea a ver, sus ojos están mirando fijamente hacia el suelo. Estaba justo enfrente de ella.

-mamá… - mi voz es débil y algo temblorosa – te encuentra bien…- creo que esas no eran las palabra adecuadas, pero no sabía que más decir.

No me contestó, solo seguía viendo el suelo sin siquiera parpadear. No sabía que más hacer, solo la miraba. Salí de la habitación solo para hablarle a mi padre por teléfono, tardo un tiempo en responderme, pero, en el último intento contesto. Después de contarle todo a mi padre por teléfono regrese a donde estaba mi madre sentada, me senté justo al lado y la abrace,  cuando la abrace su cuerpo se tambaleo un poco,  creo que mi abrazo la calmo porque dejo de golpearse de arañarse los brazos.

El lugar en donde estoy sentado está cubierto con sangre de mi madre, no me molesta pero siento humedad en un extremo de mi pantalón, mi madre por fin se movió solo para recargar su cabeza en mi regazo.

3

Pasaban las horas y mi padre no llegaba de quien sabe qué lugar. Mi madre seguía recargada en mi regazo, solo respiraba profundamente, sus pies dejaron de sangrar solo que en la planta del pie derecho sobresalía un pedazo de cristal.

 No sabía con qué más tranquilizarla y brindarle paz. Con cada minuto que pasaba sentía un nudo en la garganta que no me dejaba ver con claridad, esta ocasión me quedo comprobado que mi madre parece de algo que la atormenta y enferma lentamente. No lo sé pero creo que yo también me siento algo enferma por dentro.

Antes de perder la cordura se escuchó la puerta principal, se oyeron pasos en las escaleras (de varias personas). Sin dar aviso y sin que me diera cuenta, de la puerta del cuarto de invitados entraron varias personas con uniforme blanco con un bordado con las siglas IMTE en la manda derecha de sus camisetas. Mi padre esta atrás con los brazos cruzados, solo miraba con se acercaban los hombres con uniforme blanco.

Los hombres de uniforme blanco se acercaban cada vez más a mi madre. Mientras se acercaban abrace más fuerte a mi madre y esta vez ella me miro con su ojos marrón, sus ojos le brillaban por culpa de sus lágrimas. Un hombre corpulento agarro a mi madre de una de sus huesudos brazos y sin previo aviso la levanto sin el más mínimo esfuerzo, la agarro con tanta fuerza que cuando la dejo parada a uno de sus costados se le quedo marcada sus manos en su piel, note en la cara de mi madre una tristeza enorme.

Se llevaron a mi madre a rastras,  ella gritan “no me lleven”, su grito era desgarrador, me levante rápidamente y me dirigí a las escaleras en donde con dificultad se llevaban a mi madre. Sus ojos estaban llenas de lágrimas y sus ojos se enfocaron en los míos. De la nada grito.

-¡Nada es lo que parece!...- su voz era firme, pero su garganta no podía con el esfuerzo de su grito- ¡madison tienes que ser fuerte. ! Nada es lo que parece ¡-




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