una triste vida (borrador)

Capítulo 6 -pesadillas-

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Un rayo de luz entra entre las cortinas de la ventana, me da directamente en la cara provocando que me despierte. Me tallo los ojos con las manos para espantar el sueño. Sin lograr lo que intentaba, me siento y recargo mi espalda entre unas almohadas recargadas en el respaldo de la cama, me tapo un poco con las sabanas. Mi respiración es algo lenta. Me acomodo el cabello que es un desastre y mientras lo hago me quedo viendo el vacío del cuarto.

Me alegra ya haber despertado. Hoy he tenido unos sueños muy extraños. Para ser más exacta he tenido tres sueños demasiados raros para mí.

 El primer sueño que tuve fue el menos extraño de todos. Me levante de la cama, camine a la cocina. Me serví un vaso de agua, y me comí un par de galletas de coco que había en una estantería. Camine hacia mi cuarto. Pasando por las escaleras note algo que me sorprendió, todas las fotos que están colgadas en la pared que abarca las escaleras están marcadas con una equis echa con pintura roja. Seguí caminando algo desconcertada por lo anterior. Abrí la puerta de mi cuarto. Lo siguiente que vi me nada me lo sacara de mi mente. Me vi a mi misma dormida en la cama, veía como me salían lágrimas de los ojos y respiraba muy rápido. Al lado de mi cama estaba mi padre viéndome directamente con una sonrisa, en la mano izquierda sostenía un balde de pintura roja  y la mano derecha estaba pintada casi en su totalidad de rojo. No sabía qué hacer. De la nada mi padre se volteó hacia la umbra de la puerta donde estaba parada y dijo: -ve lo que nos has hecho- <<su voz, su voz… no es la misma. Parece de alguien más. >> pensé. 

En el segundo sueño. Caminaba en la oscuridad abrumada por lo que me podía pasar. No veía nada. El piso tenía unos dos centímetros de agua y de alguna parte de arriba de mi goteaba. Me sentía algo desesperada. Me llegaban las ganas de gritar, de rendirme y dejar que la desesperación se apoderara de mí, pero, a lo lejos se empezó a ver una luz que emitía un faro. Corrí lo más rápido que mi cuerpo agotado podía andar. Cuando me acercaba empecé a ver que estaba debajo de la luz que emitía ese dicho faro, una cama de hospital que contenía una persona. Ya estaba a pocos metros cuando la reconocí. La persona que estaba en la cama era mi madre, tenía varias agujas clavadas en sus brazos, las agujas estaban pegadas a unos tubitos de plástico del tamaño de una moneda de veinte centavos que contenía líquidos de diferentes colores. Cuando por fin llegue, entre lace su mano con la mía, su respiración era cortante. Durante un rato largo, me quede a lado de ella arrodilla. De un momento a otro su meno branda que sostenía se empezó a endurecer y sentí una fuerza que me provoco un dolor muy fuerte. Levante la vista y vi a mi madre con ojeras en sus ojos tan marcadas que parecía tener huecos en sus ojos. La fuerza con la que me apretaba la mano cada vez era más fuerte que mi mano empezó a crujir, intentaba liberarme pero no cedía. La mirada fijamente hasta que hablo y dijo:         - acaso te duele madison- suspiro – pero si todo esto lo provocaste tu-. <<su voz, igual como mi padre. >> pensé. Esa voz se me hace familiar, de algún otro lugar, pero no lo recuerdo.

En el tercer sueño. Todo se volvió blanco y se redujo el lugar, al final estaba en una habitación de unos dos metros cuadrados, el piso y las paredes del cuarto estaban acolchonadas y de color blanco. Había una puerta enorme en medio de una de las paredes acolchonadas pero no tenia  de donde abrirla. Volteé hacia una esquina donde una persona esquelética se encontraba, no la había notada antes. Me acerque a la muchacha esquelética y le toque el hombro. Cuando se volteé me asuste demasiado y un nudo en mi estómago. Era yo, lo supe por mi singular cicatriz que tengo en un costado de mi hombro. Estaba completamente desnuda, no entendía cómo podía estar en ese estado de desnutrición. En los ojos le veía mucho sufrimiento. Me acerque poco a poco y la abrace. Sentí como sus músculos se relajaban. Pero de la nada su rostro cambio, ahora estaba completamente gris. Me empujo con demasiada fuerza que termine al otro lado de la habitación, no me dolió debido cuando choque con la pared debido al colchoncito blanco. Me quede quieta sin saber si volverme a acercar o quedarme donde estoy. Pero cuando iba a hablar, se levantó y se paró enfrente de mí y dijo: - acaso te tienes miedo- suspiro – no sabía que le tenías demasiado miedo a tu sombra-.

Agarre mi celular y vi la hora <<7:15>>. Ya es casi hora de que me vaya a la escuela, pero, no tengo humor ni de levantarme. Me levanto de la cama y me asomo por la ventana. Veo a varios vecinos caminando a dirección a la escuela. Lo tengo viviendo en esta casa, nunca he tenido la oportunidad de tener una conversación con algún vecino, siempre mi madre hablaba por mi cuando visitábamos a alguien.

Camino por mi habitación en busca de una respuesta. Sin éxito me dejo caer en la cama boca abajo. Me acomodo y me quedo mirando el techo recordando cada uno de los sueños, pasan un par de minutos,  mis ojos se empiezan a cansar y poco a poco se cierran.

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