Una tutora para el príncipe

Capítulo 5

Lindsay

¡Esto es surrealista!

Sujeto el pequeño bolso negro entre mis brazos mientras el hombre con uniforme azul me guía por un increíblemente hermoso palacio.

Ni siquiera necesité subir la maleta de ropa que pertenece a la mujer por la que estoy haciéndome pasar, también fue una buena idea cambiarme de ropa en el avión. Realmente debo estar loca, si me descubren podría ir a la cárcel y eso es simplemente aterrador, pero no tengo otra salida que seguir adelante ahora.

Si vienen por mí, al menos estaré lejos de mi padrastro en una fría seda. El hombre frente a mí se detiene, hago lo mismo antes de irme de bruces contra su espalda y lo veo abrir una puerta para mí.

—My Lady, su habitación—se inclina—puede usar el teléfono junto a la cama, llamar al servicio.

Oigo su explicación mientras entramos a la habitación, el hombre de uniforme abre las cortinas revelando unas inmensas ventanas que abarca todo el ancho de la pared.

—Tiene un baño privado a su izquierda—señala con otra mano a mi derecha—y a la derecha el vestidor.

—Gracias—digo un poco incómoda—¿Las clases con el príncipe dónde serían?, creo que este lugar es demasiado grande.

Intento sonar divertida, pero este hombre no sonríe, él da un asentimiento de cabeza antes de comenzar a hablar sin parar.

«El castillo consta de tres secciones, seis pisos en total, actualmente estamos en el número dos. Las clases con su alteza real serán dadas en el primer piso, su despacho privado está conectado al salón de clases.

El acceso al ala superior están prohibidas a menos que sea llamada ahí, son los aposentos privados de su majestad y su alteza real»

—Oh, gracias...

Supongo, no creo que esa información sea de mucha ayuda, pero ya me las arreglaré. El empleado pide permiso para retirarse después de informarme que en algunos minutos traerán mi maleta. Soy dejada absolutamente sola en esta increíble habitación.

Mi corazón late como loco, el miedo, la emoción y la adrenalina se mezclan de una forma que solo me vuelve a cada segundo más eufórica. Los tonos miel de esta habitación son refrescantes.

Para alguien que ha vivido en trescientos metros cuadrados toda la vida, este lugar es simplemente un castillo.

Cómo prometió el hombre envían la maleta a mi habitación. Camino agradecida hasta el baño y me quedo extasiada. El color aguamarina de las paredes solo hace lucir mucho más hermoso este lugar. El aspecto clásico es simplemente un plus para la bañera de porcelana en medio de todo el lugar. Las patas doradas de dicho instrumento me hacen reír.

¿Por qué?

No tengo idea, estoy demasiado nerviosa. Di siquiera Lady Leticia tenía una bañera así, pero debería dejar de mirar una bañera e ir a conocer mi futuro trabajo.

No puedo creer que realmente voy a hacer esto, regreso a la habitación para cambiar mis zapatos, pero simplemente no encuentro otros más cómodos.

En la maleta que debería haber llevado a la iglesia solo hay tres pares contando los que traigo. Zapatos de tacón nada cómodos, así que necesitaré comprar un par nuevo con el primer salario.

Sacudo mi cabeza dándome por vencida y salgo de la habitación dispuesta a encontrar esa sala de estudios. El inmenso pasillo que conduce a las escaleras está repleto de cuadros, retratos de personas muy serias o con rostros demasiado pálidos.

Las escaleras alfombradas de color verde me reciben después de unos minutos. Bajo los escalones con prisas y entonces todo parece demasiado grande.

¿Dijo derecha o izquierda?

¡Hay demasiadas puertas en todo el lugar, odio tener tan mala memoria en este momento y me digo que solo iré a la derecha rezándole a dios para que sea la dirección correcta!

El ala derecha está bastante solitaria, no hay empleados o guardias, las paredes están tapizadas con un papel clásico y me detengo a mirar las decoraciones hasta que llego a la primera puerta, una puerta que se abre antes de que tire de la manija.

—¿Leticia?

Parpadeo varias veces ante el sensual hombre frente a mí, hombre no, el rey, el rey más sexy que he visto. Que está sonriendo con esos dientes tan perfectos y blancos en mi dirección, provocando que mi propia sonrisa se extienda.

—¿Está perdida?

«En su mirada»

Murmuro mentalmente, nunca había visto unos ojos tan grises. En realidad no creo que existan hombres tan sexis por ahí, quiero decir esos hombros anchos, un metro noventa mínimos y una piel pálida que probablemente esté salteada de lunares en algún lugar es algo difícil de ignorar o encontrar.

En especial sí viene acompañada de esa boca masculina pero jugosa, las dejas tupidas y esa mandíbula marcada tan sensual...

¿Sensual?

Frunzo mi ceño, me doy cuenta de que lo he estado mirando por demasiado tiempo sin darle una respuesta y siento mi cara volverse roja ante su ceja alzada en mi dirección.

¿Estoy loca? ¡No debería estar pensando que es sexy!¡Ni en sus lunares!

—Si,si,yo...—maldigo internamente—creo que estoy algo descolocada por el viaje y este lugar es...

—No se preocupe—dice con esa voz tan caliente—yo personalmente la llevaré¿Dónde quiere ir?

«A su cama definitivamente»

¡¿Pero qué demonios me pasa?!

Me regaño antes de decirle dónde quiero ir.

—La sala de estudios.

—¿Planea trabajar hoy?, pensé que se tomaría el día para instalarse.

—Quiero ponerme al día—respondo alejando la mirada hacia una de las ventanas—no quiero perder el tiempo pensando en tonterías...

Tonterías como él estando demasiado bueno para ignorarlo. No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve tiempo de acostarme con alguien y tampoco es que este hombre sea fácil de ignorar. Es mi tipo, bueno es el tipo de cualquier mujer con un par de ojos.

—¿No viene?

Alzo mi vista cuando me doy cuenta de que ha comenzado a andar y corro tanto como los tacones lo permiten prohibiendome mirar el jugoso trasero que posee.




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