Una última vez

Eres parte de mí

Enith:

La investigación llevó cerca de un mes, Yang había viajado para hacer la debida investigación, habíamos hecho un balance sobre la inversión y se había llegado a un acuerdo.

Adley veía a Rachele dos veces por semana, no le había gustado pero tenía que aceptarlo, sabía que un juicio sería largo y tedioso.

Ella no había querido volver al hospital para su chequeo semanal, a pesar de asistir con la psicóloga, mi hija se había negado, así que Thesion había dicho que no tenía problema en venir, le había agradecido mucho el gesto, y claro que le pagaba sus honorarios, se había negado al inicio pero le dije que eso no estaba a discusión.

Durante este mes habían pasado muchas cosas, algunos días sentía que todo estaba bien, veía su urna y pensaba en todos los buenos momentos, tocaba mi vientre y sonreía. Pero otros días, eran tardes negras, todo estaba mal y lo extrañaba como una loca. Ahora, me encontraba sentada viendo algunas fotografías y hablándole a mi bebé sobre su padre y las cosas que hacíamos en aquellos hermosos recuerdos, tenía un peso adecuado y estaba todo en orden.

- Tengo la corazonada que será un niño –la suave voz de mamma me hace girar a la puerta.

- Ojalá, espero que se parezca a él –toco suave mi vientre–, es tan irónico que no deseaba descendencia legítima y ahora –sonrío de lado.

- Sabes querida –se sienta frente a mi en la enorme cama–, he querido preguntarte esto desde que leí la carta, porque él menciona cosas muy generales, pero me gustaría saber como se conocieron y porque mi hijo te ofreció aquel trato –susurra suave, asiento, creo que era justo que lo supiera.

- Pues verás –dejo las fotografías y centro toda mi atención en la mujer, comienzo a relatar desde que llegué a Ragusa hacía más de 8 años.

Había llegado a una ciudad y país nuevos, no conocía a nadie y esperaba que nada malo pasara, por suerte, me había cruzado con una chica inglesa, mi italiano era demasiado pobre en ese entonces.

- Te agradezco mucho esto, sé que no me conoces y si te genera desconfianza en algún punto, puedes echarme de tu casa –miro a la joven, debía ser casi de mi edad o algunos años más.

- No te preocupes, sé lo difícil que es esta ciudad, además, este lugar me lo paga mi sugar, hay que desquitar –me guiña un ojo, casi la había atropellado bajando de un taxi, creo que le había dado lástima.

- Cuando consiga un trabajo, te ayudaré con los servicios y la comida, al menos así no voy a sentir que soy una plaga –digo cuando llegamos al edificio, entramos y ella saluda al conserje, me presenta y como es en italiano, me limito a asentir.

Subimos al primer piso, su departamento es el primero, gracias al cielo porque soy mala haciendo actividad física.

- Puedes trabajar conmigo en el bar, no pagan mucho pero se compensa con las propinas, va mucha gente rica –abre la puerta y me invita a pasar, era pequeño pero acogedor, tenía un comedor, una pequeña cocina y según sabía, dos habitaciones.

- Eso sería fantástico –digo tras entrar en la habitación, tenía un catre pero eso era mejor que dormir en la calle.

- Así me puedes ayudar a cubrir turnos cuando deba salir –asiento, esa tarde fue todo lo que me dijo.

Comencé a trabajar al día siguiente, siempre estaba lleno y en efecto, las propinas eran buenas, por ese entonces veía la posibilidad de ingresar a la universidad, por esa razón creí que los mareos y ascos eran debido al estrés, pero el día que conocí a Amirov, fue el día que me enteré de mi embarazo, las chicas aceptaron dejarme los turnos de la tarde a partir del día siguiente, porque ese debía cubrir a mi amiga.

Recuerdo que cerca de las ocho me sentí muy mareada, las piernas me fallaron y de no ser por Amirov, habría caído al suelo, con delicadeza me sentó en una silla, pidió agua y estuvo ahí conmigo hasta que me sentí mejor.

- No es necesario esto, ya estoy mejor, gracias, soy Enith –intento ponerme de pie pero él no me deja.

- No debes preocuparte, el dueño es amigo mío y no tendrás problemas, mejor cuéntame si sabes porque te sientes así, y por cierto, soy Amirov –suspiro, estaba segura que no iba a ganarle.

- Pues sí que lo sé, resulta que estoy embarazada de tres meses –le muestro una sonrisa de boca cerrada.

- ¿El padre no te ayuda?, ¿no se quiso hacer responsable? –pregunta curioso.

- En realidad no lo sabe –me encojo de hombros–, lo resumiré, él era mi novio, luego fue novio de mi media hermana que me odia y que confieso, el sentimiento es mutuo; se iba a casar con ella pero cada noche iba a buscarme ebrio diciendo que me amaba, pero un buen día me dijo que se tenía que terminar, le pedí una última noche y pues esto es el resultado de esa noche –señalo mi vientre.

- Eso habla de lo canalla e indeciso que es, es mejor para ti y tu bebé estar alejados de un hombre como ese, si es que puedes llamarle hombre –rueda los ojos, río bajito, era lindo que un extraño me defendiera.

Así que esa noche la pase hablando, tomando agua y comiendo algo cada hora, al final se había despedido y me había dejado una gran propina.




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