Enith:
No supe cuánto tiempo estuve inconsciente, al despertar estaba en un sofá largo, la señora Caruso me observaba con alivio, me siento con cuidado y noto que estoy en un cuarto de hospital, entonces veo a mi pequeña, me pongo de pie y me apresuro hacia ella para verla mejor.
- ¿Mami? –dice suave tras abrir sus ojitos, acaricio su cabello.
- Mami está aquí –susurro suave, ella asiente y se queda dormida, beso su frente y giro para ver a la señora Caruso.
- Dorme da più di 4 ore, ho detto al dottore che è meglio portarla qui (Ha estado durmiendo por más de cuatro horas, le dije al doctor que era mejor traerla aquí) –asiento, era mejor así, creo que habría sido peor para mi salud mental si despertaba en una habitación vacía.
- Grazie signora Caruso, sa se il dottore è ancora in servizio? (Gracias señora Caruso, ¿sabe si el doctor sigue de guardia?) –ella asiente, salgo para buscarlo, necesitaba saber que procedería ahora que no era donante, Dios mío, estaba embarazada. Dios, ¿Amirov ya habría salido de la operación? Me sentía tan mal por haberme quedado dormida aunque en teoría, me había desmayado, pero eso no quitaba lo mal que me sentía–. No te preocupes bebé, mami está aquí y tú papi también lo estará –digo bajo, me acerco a una enfermera y ella llama al doctor, tras unos minutos llega.
- Sigue en operación señora, les avisaré para que vengan a avisarle ‒asiento, me alejo del mostrador esperando al doctor con algo de impaciencia.
- Me alegra ver que está mejor –dice tranquilo mientras hacía anotaciones–, seguro quiere saber que tratamiento deberá llevar Rachele, ¿cierto? –asiento, era bastante lógico, ¿para qué más lo buscaría? Me sentía más despejada–, bueno, sigo recomendando la donación quizás de algún otro pariente, abuelos, hermanos, primos –suspiro, porque había alguien que podía hacerlo.
- ¿Sirve el padre? –pregunto sonriendo de lado, el doctor me mira con extrañeza un momento hasta que recuerda nuestra conversación de antes‒, está vivo y está muy cerca –muerdo mi labio con fuerza, eso era algo que me quería llevar a la tumba, pero en vista de que el destino me odiaba.
- Si pudiera convencerlo, sería muy bueno para la pequeña –asiento a desgana, lo observo irse y camino de regreso al cuarto, al entrar veo a Jackson mirando a Rachele, él era como un abuelo para ella.
- Hola Jackson –digo suave, se aleja de ella y se acerca a mí–, ¿cómo va todo? –cepillo mi cabello, me sentía adormecida.
- Todo controlado con los medios, les he dado un resumen rápido y breve –asiento, era mejor así–, les he dicho que cuando estés más tranquila, les enviarás un correo con todos los detalles y el estado de Amirov.
- Gracias al cielo no estarán como buitres –froto mi frente.
- Hable con Giulietta, abordó el jet que dejó Amirov allá, calculo que llegará en una hora como mucho –asiento agradecida, no sé qué haría sin este maravilloso hombre.
- Jackson, necesita un trasplante de médula ósea, es lo más efectivo para su enfermedad, no puedo donar porque resulta que estoy embarazada, debo hacer que me vea algún doctor, sé que mamma querrá ser donadora o se preguntará porque no toman de Amirov, aunque el doctor dijo que no era muy probable debido a su estado, así que por esa parte no creo que haya problema ‒suspiro sintiendo nervios en mi estómago‒, pero muy bien sabemos que no será posible que ella pueda donar, necesito decirle la verdad y hablar con Adley, así tenga que rogarle, lo haré para salvar a mi hija –él asiente comprendiendo todo, Jackson siempre ha sabido la verdad.
- Amirov dejó una carta para su madre explicando todo, sólo fue por si acaso le pasaba algo y alguien de la familia dudaba, ya sabes –asiento, el bendito primo de Amirov–, será un buen momento –muerdo mi labio, tenía miedo de su reacción, de que nos detestará, también estaba el hecho del nuevo bebé, todo parecía tan irreal‒. Hubiera sido bueno que él se lo dijera en persona, pero esa opción no es viable, aunque seguro le regañara después ‒asiento, quizás nos regañaría a ambos.
- Todo va a salir bien, conozco a Giulietta hace años, las ama por sobre todas las cosas, sea o no su nieta, es hija de su hijo, y con eso le bastará, estoy seguro –asiento–, y bueno, tienes otra buena razón en tu vientre –sonrío leve tocando mi vientre.
- Iré a buscar algún ginecólogo, y a alguien que me diga cómo va la operación, necesito saber si todo está bien y sobre todo, cuanto tengo de embarazo –él asiente, salgo del cuarto y camino a la estación de enfermeras, pido informes y me dicen que en un momento vendrá la ginecóloga de turno, asiento y pienso muy bien lo que haré, quizás mañana en la noche o muy temprano en la mañana, gracias al cielo Rachele no estaba grave, así que quizás podría hablar con él después de que saliera Amirov de la operación.
- ¿Señora Bianchi? –me llama una de las enfermeras, alzo la vista y asiento–, ella es la doctora Torres, es nuestra ginecóloga de turno.
- Antes de que se vaya, le tengo informes de la operación ‒eso me hace ponerme derecha‒, la operación terminó, sufrió bastante daño así que hicimos todo lo posible, las primeras cuarenta y ocho horas serán críticas, por ahora esta dormido ‒aquella noticia no me había dado la paz que necesitaba, quizás porque no me dijeron que estaba fuera de peligro‒, lo pasaremos a terapia intensiva, cuando este ahí un interno vendrá a notificarle para que pase a verlo.
- Gracias, estaré al pendiente ‒la doctora asiente antes de irse.
- Acompáñeme señora Bianchi ‒asiento siguiéndola.
- Mucho gusto, perdone mis modales ‒digo apenada, lo de Amirov me había sacado de balance.
- No se preocupe, sé que esta pasando por muchas cosas ‒dice suave, asiento mientras entramos a una habitación, me acerco a la cama y me acuesto mientras descubro mi estómago.
- Vamos a revisarla, esto estará un poco frío ‒asiento, ya había pasado por esto con Rach. Coloca el gel y me estremezco un poco, coloca un aparato y mira fijo a la pantalla, lo mueve con cuidado, se detiene una vez encuentra lo que busca.