Adley:
La noticia de la recuperación de Amirov Bianchi se había corrido como la pólvora, quería decir que me alegraba, pero una parte de mí no, la parte que creía que podía tener una esperanza con ella, que él estuviera bien, significaba que no había ninguna posibilidad, sólo me quedaba nuestra hija, la verdad no sabía cómo se tomaría Amirov la convivencia.
- Papi, ¿y mi mamá? ‒Zack me saca de mis pensamientos, era mejor decirle de una vez.
- Verás, mami y papi ya no se llevan bien, y por eso decidimos que era mejor separarnos, pero mami te ama mucho y la verás cuando quieras ‒él me mira con sus grandes ojos café, asiente.
- Bueno, mami ya no gritará, no me gusta que grite ‒lo decía con tanta calma que me sorprendía, pero supongo que él era consciente de lo mala que era Fiorella como madre.
- No, no gritará más, así que tranquilo cariño ‒asiente, termina de colocarse los zapatos, lo peino y beso su cabeza‒. Sabes, hay algo más que quiero decirte, y es que tienes una hermana mayor, pero por ahora no sabe que soy su papá, pero poco a poco nos iremos acercando a ella, ¿te gusta la idea? ‒lo veo alzar la vista con sorpresa.
- ¡Sí! Será genial jugar con mi hermana ‒comienza a enlistarme las cosas que le gustaría hacer con ella, no puedo evitar sonreír, había ganado dos grandes tesoros.
Enith:
Nada más salir del quirófano, le había dicho a Rach que su padre estaba bien, que había despertado, la había llevado en la silla de ruedas, y con ayuda de un enfermero, la había colocado con cuidado en la cama.
- Papi, no te vuelvas a poner malo ‒ella lloraba en sus brazos, él le promete que jamás la dejara de nuevo y tras calmarse, decido que es momento de volver a su cuarto.
- Descansa querido ‒beso sus labios de manera casta antes de salir.
Rach fue dada de alta a los dos días, Thesion se había ofrecido a ir a la casa para verla ya que mi pequeña no quería volver.
Hablando de él, había descubierto algo, en realidad, era muy obvio, Jackson y Thesion eran padre e hijo, les había causado gracia cuando al fin noté el parecido.
- Su esposo será dado de alta mañana, sus resultados son excelentes ‒suspiro al oír las noticias de la doctora, aprieto la mano de mi esposo, mamma y la señora Caruso se habían quedado con Rach.
- Muchas gracias doctora, de verdad ‒ella asiente antes de salir, me acomodo en la cama y lo abrazo con fuerza, pensar en perderlo era la cosa más horrible de la vida, no quería volver a sentir esto jamás.
- No te vas a librar con tanta facilidad de mí, así que aleja cualquier pensamiento triste de tu preciosa cabeza ‒siento un beso en mi cabeza y asiento.
Al día siguiente al fin pudimos irnos a la casa, me sentía muy bien de tenerlos a ambos ahí.
- Debemos buscar un lugar más grande, mi madre necesita un cuarto, además, en lo que me recupero y todo, puede nacer el bebé, debemos estar preparados –asiento sonriendo, conseguiría la mismísima casa blanca si la quisiera.
- Ya mismo comienzo la búsqueda –Rach estaba con Thesion, así que aproveche para venir a verlo–. ¿Estás cómodo?, ¿necesitas algo? –me sonríe y niega–. Voy por Rach y vuelvo –lo beso con amor antes de ponerme de pie y salir de nuestro cuarto.
- Gracias T –escucho que mi pequeña le dice, así que entro.
- De nada bonita, nos vemos la siguiente semana –mi pequeña asiente, se acomoda en los grandes cojines.
- Gracias Thesion, ya te depósito –lo veo guardar sus cosas antes de salir.
- Un gusto Enith, salúdame a tu marido –asiento mientras lo acompaño a la salida, vuelvo para ver que Rach no está, así que intuyo a donde fue. Camino a nuestra habitación, y para mí no sorpresa, ahí están.
- Vaya, vaya, mis dos enfermos favoritos –me acerco, me acomodo al otro lado y por primera vez en una semana, me permito relajarme.
- Rach me contaba lo bien que estaba y como su amigo la trata –asiento, escucho mi móvil sonar y sé que es de la empresa.
Cada tanto le daba actualizaciones a Adley, también me preguntaba cuándo sería conveniente decirle, no quería, pero debía hacerlo.
- Es hora de dormir –Rach se queja, pero asiente, habían cenando juntos, se despide de su papá y la llevo a su cuarto, le pongo el pijama y tras lavarse los dientes, se mete a la cama, la arropo y salgo apagando la luz.
Al volver al cuarto estaba con su nuevo teléfono.
- Nada de eso, estás recuperándote y yo soy la jefa, y esta jefa ordena que descanses –le quito suave el móvil, se queja, pero asiente de mala gana.
- Bien, bien –refunfuña, le mando un beso antes de ir a ponerme el pijama, me lavo los dientes y me meto en la cama, sonrío al sentir que me abraza–. No quiero hablar de esto más que tú, pero sé que ese idiota está presionando para decirle la verdad a Rach –hago una mueca, claro que se iba a enterar.
- Sí, creo que sería bueno la ayuda de una psicóloga, ¿qué piensas? –lo miro atenta, él asiente.
- La verdad es que me aterra que nos odie o se enoje mucho –aprieto su mano, tenía miedo de que creyera que éramos horribles, que pensara que lo había hecho por venganza o similar.
- Esperemos que no, confiemos en su amor por nosotros –asiente leve, nos quedamos viendo al techo en calma, esperaba que todo estuviera bien y que la recuperación fuera completa.