Una última vez... para siempre

Siempre es mejor la verdad

Enith:

Habíamos esperado un poco para comenzar a decirle la verdad a Rach, le había explicado de manera breve mi historia con Adley, también que habían pasado cosas que me orillaron a no decirle sobre ella y como Amirov y yo nos enamoramos y decidimos formar una familia, le deje en claro que ella tomaría la decisión de qué hacer y la respetaríamos.

Había estado un poco seria, sabía por mamma que hablo con ella y tras eso, nos buscó, nos dijo que quería seguir como hasta ahora siendo amigos con Adley, y que de ahí veía.

Por otra parte, no nos odiaba y entendía que eso había sido cosa de adultos, pero que nos amaba porque siempre seríamos sus padres, habíamos llorado y sentido alivio en partes iguales.

- Después de mudarnos aquí ‒nos muestra su tablet con la imagen de una preciosa casa‒, él podría comenzar a venir, me gustaría poder hablar con él ‒dice serio, asiento, no tenía ningún problema con esa petición, al contrario, para mí era mejor, porque eso significaría que él no haría nada, estaba segura que él no le diría que se aleje de mí, pero estaría implícito, también se acordaría como se llevarían las visitas con Rach, así como los límites, eso era muy importante, debía respetar sus decisiones.

 

Adley:

Enith me había enviado un mensaje diciendo que le había dicho la verdad a Rach, sin embargo, aun no podía ir a verla, eso por petición de Rach.

No fue hasta unas semanas después que me citaron en la nueva casa de los Bianchi, ahí estaba Amirov sentado, era seguro decir que me esperaba.

- Pase señor Cranston ‒señala el sillón frente a él, hago como me pide. Se veía bastante bien, aunque seguro ella no lo había dejado volver a trabajar, lo sabía porque una vez que me enfermé no me permitió salir de la cama, recuerdos como esos me atormentaban, sobre todo cuando la comparaba con Fiorella.

- Gracias señor Bianchi ‒me quedo muy quieto, debía decir que imponía bastante, supongo que por eso era tan aclamado al momento de hacer negocios, te daba mucha seguridad, y supongo que esa fue la razón de que ella aceptara casarse con él, aunque me pesara admitirlo, Amirov le había dado todo lo que yo no.

- Bien, seré breve señor Cranston ‒trago saliva por instinto‒, no me agrada, en realidad, de no ser por lo que hizo, jamás habría permitido que viera a mi hija, no se merece una niña tan hermosa y perfecta como ella, pero en fin ‒lo veía tan serio y tenía un aura algo asesina, así que estaba seguro que más que un comentario común, era una amenaza, sutil pero amenaza al fin.

- Lo sé, soy consciente de todo el mal que le hice, pero soy diferente y lo probaré con el trato a mi hija ‒digo seguro, en eso no vacilaría.

- Bien, lo que debe entender es que si mi hija se queja de usted, será el fin de sus encuentros, espero que entienda que la voy a proteger de todo y todos, ¿estamos claros? ‒eso sin duda era verdad, casi muere intentando salvarla, así que sabía que cumpliría esa amenaza, sin embargo, no haría nada para cagarla.

Después de eso, me dejó verla un momento, hablamos un poco y me dijo que quería que nos conociéramos, no estaba segura como sentirse al respecto, y la entendía, aunque para ser tan pequeña, se lo estaba tomando bastante bien, lo que me daba esperanza de que en un futuro, nuestra relación fuera mejor.




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