Enith:
El proceso no había sido fácil, me dolía el alma saber que no podría sentirlo crecer dentro de mí, sostenerlo en mis brazos, no podía con todo el dolor debido a todo lo que había imaginado, los planes para revelarles a todos la noticia, la revelación del sexo, decorar su habitación.
- Siento la intromisión, ¿estas bien querida? ‒la voz de una mujer me saca de mi llanto, tenía una bata de hospital, lo siguiente que note fue su vientre abultado.
- No, me enteré que estaba embarazada ayer y hoy que tengo un embarazo anembrionico, estoy aquí para un aborto inducido ‒comienzo a llorar mientras relato eso, siento como me abraza. No se cuánto tiempo paso antes de que dejara de llorar.
- Lamento mucho tu situación querida ‒frotaba suave mi espalda‒, no me imagino lo que debes estar sintiendo ‒se había sentado a mi lado en la cama‒. Soy Nami Knight, por cierto ‒le sonrío.
- Enith Bianchi, lamento entretenerte ‒digo bajo, ella niega suave.
- Nada de eso, después de todo, fui yo quien se acercó, así que tranquila ‒aprieta suave mi mano, Amirov había ido por algo de comer, lo necesitaba.
Nami y yo hablamos por un largo rato, estaba casada y era su primer bebé, era niña y la llamaría Eden, su esposo trabajaba mucho para poder pagar el seguro y ahorrar lo más posible para terminar de pagar la casa y no tengan deudas para criar a su hija.
Supongo que nunca había pensado lo afortunada que era de poder pasar todo el tiempo que pasaba con mis hijos y esposo.
- Te agradezco mucho tu tiempo Nami, espero que todo salga bien ‒le sonrío mientras acaricio su vientre, ella me sonríe antes de salir de la habitación, suspiro mirando el gotero, le sonrío a mi esposo cuando entra, seguido de mi suegra, se apresura para abrazarme, lloro de nuevo en sus brazos, no sé cuánto tiempo pasa hasta que por fin me calmo.
- Aquí estamos Enith, mi pequeña ‒susurra frotando mi espalda, asiento.
- Descansa un poco Enith ‒me dice Amirov y asiento, me acuesto y de a poco me quedo dormida.
Cuando abro los ojos veo a Thesion sentado leyendo algo, me incorporo.
- Hola hermano, ¿qué pasa? ‒bostezo bajo, él alza la vista y me sonríe.
- Les doy un descanso a mi hermano y mamá ‒me guiña un ojo, rio bajito.
- Esta bien, es bueno que se alejen un poco de todo esto ‒señalo los cables y las máquinas.
- Hablando de eso, ¿quieres dar un paseo? Quisiera presentarte a un niño, es parte del experimento, creo que por fin lo conseguí ‒le sonrío con emoción, podía ver la paz que traía a su alma.
- Bueno, será bueno verlo ‒asiente poniéndose de pie, me ayuda a acomodar los cables y a ponerme de pie, lo sigo lento, él me hablaba de muchas cosas, asentía intentando no ser grosera. Antes de llegar al pasillo hacia las habitaciones, a lo lejos observo los cuneros, oía el llanto de un bebé, por cómo estaba, me fue imposible no ir hacia el lugar, mi corazón lo pedía a gritos. Ni siquiera sentí el trayecto, sólo sé que al llegar a la puerta vi a una enfermera meciendo e intentando calmar a un bebé, por su cobija rosa supe que era niña.
- ¿Qué pasa? ‒Thesion se acerca a la mujer.
- Doctor, no quiere comer y llora ‒me acerco lento.
- ¿Y su madre? ‒pregunto suave, T se gira a verme.
- Falleció durante el parto ‒no puedo evitar sentirme triste, no sabía quién era la mujer, pero sólo oír a esa pequeña se le rompía el corazón‒, su padre se fue, no soportó la pérdida de su esposa ‒eso me hace enojar.
- Pobre bebé ‒me acerco a la enfermera, era preciosa‒, ¿tiene nombre? ‒acaricio suave su cabecita.
- Su madre la llamaba Eden ‒me giro a verlo con incredulidad, eso no podía ser cierto.
- ¿Su madre era Nami Knight? ‒asiente con algo de sorpresa, siento mi corazón latir errático, eso no podía ser cierto.
- ¿Pasa algo?, ¿la conociste? ‒asiento algo aturdida, siento las lágrimas bajar por mis mejillas.
- Sí ‒mi voz sale rota‒, ¿puedo cargarla? ‒miro a T y luego a la enfermera, ella me la entrega tras ver un asentimiento de parte de T, la tomo con cuidado y la meso suave, tomo el biberón y se lo acerco suave a su boquita‒. Calma pequeña Eden, todo está bien ‒la veo comenzar a comer, sonrío.
- ¿Esta todo bien? ‒la voz de mi esposo me hace apartar la vista de la pequeña en mis brazos, le sonrío y asiento, con la cabeza le señalo a la pequeña‒. Ya veo que pasa, le diré a papá que vea lo de la adopción ‒asiento, supongo que lo había visto en mis ojos, me conocía tan bien.
Lo que Nami había hecho por mí había sido invaluable, quizás no la había conocido por mucho tiempo, pero sentía que debía hacerlo, en su honor debía adoptar a esta pequeña.