Una Vampira Con CorazÓn De Loba

Capítulo 10

Y esta soy yo, me llamo Winda, y este será el principio de mi historia. En realidad, todo el mundo en la actualidad me conoce mejor como Win. Como ya sabéis procedo de Guinea y mi piel era la más rara que había en nuestra manada, era de color negro, con manchas blancas. El más sabio de los lobos decía que era porque mi madre no era pura, y que mi piel era así porque había heredado el calor del día y el frío de la noche.   
Nací en la oscuridad de la noche, probablemente el día más frío del largo invierno que se aproximaba. Desde ese momento, todos mis hermanos lobos siempre me atacaron, yo no sentía ni cariño ni respeto por ninguno de ellos. Cuando intentaba correr ellos corrían a mi alrededor en un pequeño círculo, y mientras yo intentaba defenderme de sus acusaciones ellos se reían de mí. Me enseñaron a correr para perderlos de vista; pero aprendí todos los secretos de la selva, gracias a que yo siempre llegaba a los lugares más ocultos, y gracias a eso era como me defendía de todos ellos.

Yo me sentía normal, era una niña sana, no sentía que mi cuerpo o mis ojos fuesen diferentes a los de los demás niños. Podía correr y jugar como ellos, cuando me aceptaban en sus juegos, porque había veces que me rechazaban, algunos sentían mucho miedo, y sus padres decían que les iba a contagiar.   


Desde que tengo uso de razón, recuerdo que Luzmila siempre dijo que yo era el ser más feo de toda la manada, ella les obligó a pensar que yo no era natural, y que no era la hija legítima de mi padre.   


Gracias a ella, que se encargó de mancillar mi nombre y el de mi madre, la manada y mi padre comenzaron a rechazarme, y sus malas lenguas decían que yo era una poseída del diablo. Las cosas empeoraban cuando me miraban a los ojos, ya que mis dos ojos son de diferentes colores, el derecho es de color ámbar, es cálido como el sol, y el izquierdo es de color gris tirando a blanco, del color de la luna.   


También descubrí algo muy importante. En mi soledad descubrí un lenguaje más avanzado del que tenían los lobos. Ese fue el momento en el que descubrí el poder del lenguaje y su influencia en nuestro mundo.  


Todos ellos decían que era la primera vez que nacía una niña con esas características, supuestamente yo venía del inframundo para entretener a la manada, y si me tocaban o jugaban conmigo les iba a maldecir.   


Aunque me alegro de que haya sido así, porque en muy pocos años la manada «Red Star» creció demasiado. Esa bruja mala hacía que todas las lobas estuviesen siempre en celo y que pudieran procrear con cualquier lobo, con la esperanza de que algún día ese alfa joven llegase a la manada.   


Cada año nacían más de cincuenta lobitos y es cierto que, con ese ritmo de reproducción el terreno en el cual vivíamos se quedase pequeño. Fue entonces cuando Luzmila y mi padre decidieron que se necesitaba una ampliación. Adal Worf, se aseguró de reunir a todos los machos, y entre ellos se encargaron de desalojar una aldea entera, que estaba llena de humanos.   
 

Una noche de luna llena realizaron una matanza, los lobos mataron a todos los humanos que se resistieron a salir de su hogar, para mí fue desastroso saber que lo habían conseguido de aquella forma. Después de pasar el mal trago, estuvimos durante algún tiempo viviendo muy felices, hasta que una noche las cosas se complicaron y sucedió algo muy extraño.  


La alegría de la manada por su nuevo hogar duró muy poco, en menos de dos años, en mitad del bosque apareció un humano muerto. Al principio se creyó que le había mordido algún animal salvaje, pero pronto descubrimos que además de los humanos otra especie nueva existía.  


Y una noche como otra cualquiera, el ambiente se cargó demasiado, se volvió denso y oscuro, no sabíamos a qué demonios nos teníamos que enfrentar, pero en las fronteras del territorio de la manada Red Star, se empezaron a colocar grupos de lobos para proteger nuestro territorio.   


Toda la manada estaba en alerta total, así estuvimos tres días, y al cuarto nuestro terror se hizo presente. Sabíamos que habían entrado, su olor era embriagador y persistente ellos ya se estaban acercando a nosotros, por lo que no tardamos mucho en empezar a escuchar sus pisadas.   


Y mientras que la manada me culpaba de todo, porque pensaban que yo les había maldecido, los vampiros aprovecharon la ocasión y cruzaron las fronteras. Era la primera vez que se los veía, y nadie sabía cómo eran ni de donde venían, pero cuando se quisieron dar cuenta ya los teníamos encima.   


Ellos no olían como nosotros, tenían tres olores diferentes, el primero era casi como el olor de los humanos, pero con un toque de muerto viviente. El segundo era la sangre de nuestros guardianes, y el tercero eran sus ropas; olían a agua de lavanda, a romero, a rosas, etc... Cada uno tenía un olor diferente y muy personal.   
 

La presencia de todos esos seres tan diferentes a nosotros solo nos indicaba peligro, todo se quedó en silencio hasta que la batalla comenzó, y rápidamente miles de vampiros comenzaron a atacar a los lobos de mi manada. Cada vez que miraba a mi alrededor, veía como el miedo se alojaba en los ojos de cada uno de los nuestros.   
 

El lobo Alfa fue el primero en abandonarnos, le vi correr y esconderse, mientras que todos los demás peleaban contra los vampiros. Cuando ya casi nuestra manada había derrotado a los vampiros, apareció ella.   
 

Una mujer demonio, que cayó del cielo enseñando sus colmillos. Después dejó salir un chillido tan fuerte que tanto los vampiros, como los lobos pararon la pelea de golpe. Los vampiros tapaban sus oídos con las manos, y los lobos cayeron al suelo con el rabo entre las patas y las orejas agachadas. Las dos especies, trataban evitar escuchar ese horrible sonido, que destrozaba sus tímpanos.   




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