Una Vampira Con CorazÓn De Loba

Capítulo 15


Ahora mismo estoy estudiando biología, y soy también doctorada en física y química. Con todos esos estudios, por fin y después de muchos años descubrí que no soy tan rara como se creía, y que mucho menos vengo del inframundo. El color de mis ojos se produce a una condición anatómica que hace que el iris de los ojos, de algunos humanos o animales sean de colores diferentes entre sí: se llama heterocromía. 


Y que mi piel sea de diferentes colores, también tiene una explicación. Eso se llama vitíligo y se produce porque los melanocitos de mi cuerpo se destruyen, y poco a poco; aunque mi piel sea negra, me salen manchas blancas por la pérdida de color. 


Gracias a mis estudios pude descubrir lo que me pasaba, pero ahora estoy envuelta en otro asunto, que para mí también es bastante importante.  Como no quiero que los vampiros maten a los humanos, estoy tratando de encontrar una alternativa de sangre artificial, así podré hacer que los vampiros se alimenten de una forma alternativa, sin tener que matar a nadie. 


A los dieciocho me hicieron la mejor fiesta de cumpleaños que ha existido en Rumanía hace muchos años. Primero vinieron mis compañeros de clase, porque llevo millones de años escolarizada, y cuando ellos se fueron vinieron los amigos de mis padres, (Los vampiros del clan de Valerius). 


A pesar de que mis padres no son humanos, siempre han mantenido buenas relaciones con mis compañeros de clase, quienes han estado presentes en mi vida desde que era una niña.  


Por eso pensaron en hacer dos fiestas ese mismo día para mí porque si no mi fiesta se hubiese convertido en un festín para los amigos de mis padres, y cuando mi fiesta de amigos terminó y se fueron para sus casas comenzó la siguiente, yo no estaba muy de acuerdo con esa idea, pero en fin ellos son los que mandan y pagan mis celebraciones, porque al fin y al cabo yo tampoco soy humana por mucho que trate de normalizar mi situación. 


Sin embargo, nunca me había sentido cómoda en su presencia. No sabía cómo comportarme con ellos, ni tampoco entendía su mundo. Esa noche, sin embargo, todo cambió fue una noche llena de magia para mí. Los vampiros del clan de Valerius hicieron todo lo posible por hacerme sentir especial. Me regalaron vestidos hermosos, joyas brillantes y me invitaron a bailar al son de la música. Fue una noche mágica, en la que olvidé por completo mis inseguridades y disfruté de la compañía de los que me rodeaban. 


Y entonces, lo vi. Al final terminé quedándome sola en esa fiesta, y ahí le conocí a él, un rubio guapísimo, con el cabello recogido en una coleta, y unos ojos verdes impresionantes que parecían mirarme el alma. Vlad era un vampiro con dos mil años más que yo, pero en este caso la edad no importaba, porque el aspecto que tenía; no era de más de un joven de veinte. 


—Ni se te ocurra mirar a ese chico, tú no eres vampira, eres una loba —me recordó mi loba interior Laia. 


—¡Cállate! Además, tú no le ves con los mismos ojos que yo. Ese chico me vuelve loquita. 


—Pero... ¿Qué dices? Te vas a meter en problemas —me advirtió—. Él no es tu Mate —terminó de decir antes de quedarse callada. 


Después de una corta discusión con Laia, aunque mi padre me dijo que tuviera cuidado porque no dejaba de ser una loba, yo decidí confiar en él y nos fuimos a dar un paseo por los jardines del castillo.  
Se acercó a mí con una sonrisa encantadora y me invitó a bailar. En sus brazos, me sentí como si estuviera flotando en el aire. 


Pasamos toda la noche juntos, riendo, bailando y hablando de todo lo que se nos ocurría. Descubrí que se llamaba Vlad y que era uno de los vampiros más importantes; su padre era un gran conde, aunque me pidió disculpas por no poder acudir a mi fiesta. Pero eso no me importó en absoluto, con él, me sentía como si nada más importara. 


Caminamos por los jardines del castillo, mirando las estrellas y hablando de nuestros sueños y esperanzas. Me confesó que siempre había deseado tener una vida normal como la de los humanos, y que a menudo se sentía solo y desconectado de su propio mundo. 


Esa noche, me di cuenta de que yo también me sentía sola en mi propia vida. Pero por un momento estuve segura de que juntos, Vlad y yo, podríamos encontrar la felicidad que ambos buscábamos. Y así comenzó nuestra historia de amor, una historia que desafió todas las expectativas y prejuicios que existían entre nosotros pero que aún no sabíamos que teníamos que descubrir. 


La noche fue increíblemente bien, ya le tenía frente a mí, nuestros labios estaban casi rozándose, entonces él me sujetó con fuerza por la cintura, y me atrajo hacia él. Colocó mi cuerpo muy pegado al suyo, y cuando estábamos a puntito de besarnos surgió un pequeño contratiempo. Esa noche había luna llena, no sé cómo ocurrió, pero cuando me quise dar cuenta, unos rayos de la luna se reflejaron en mi cara.  


Estaba claro que el destino me estaba jugando una mala pasada, y mi transformación comenzó entre sus brazos. Fue toda una locura, justo cuando estaba a punto de recibir mi primer beso las cosas se complicaron. ¡Era mi primer beso de amor! Nunca había recibido uno. 


Mientras me aferraba a él, sentí un dolor agudo en mi vientre y mis huesos comenzaron a crujir. Mis uñas se clavaron en su piel mientras gritaba de dolor. Vlad retrocedió, sorprendido, mientras observaba cómo mi cuerpo comenzaba a cambiar. Mi cabello se volvió más grueso y peludo, mis dientes se alargaron y se afilaron, y mis ojos se convirtieron muchos más brillantes, estaba transformándome en una mujer lobo frente a él. 
 




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