Una Vampira Con CorazÓn De Loba

Capítulo 23

Después de todo este tiempo, había recorrido el mundo entero y había estudiado con los mejores científicos y curanderos, pero no había encontrado ninguna solución.  


—Brandon, me alegro mucho por ti —le dije con una media sonrisa triste—. Pero tenía que seguir buscando una cura para mi transformación. No podía seguir viviendo así, arrastrando a la gente de mi alrededor en mi locura.  


Brandon me miró con tristeza en los ojos, sabiendo lo difícil que era para mí.  


—Lo entiendo, Winda. Pero tienes que saber que siempre estaré aquí para ti, sin importar lo que pase.  


Sus palabras me conmocionaron, y me alegré mucho al saber que él siempre había sido un buen amigo.   


—Gracias. Eso significa mucho para mí.  


Brando seguía hablando, me enseñó fotos de su mujer y de sus hijas, las niñas ya eran unas mujercitas, la tarde casi pasó volando pues tantos años dan mucha conversación y antes de que nos diese tiempo a terminar de hablar nos interrumpió la señora que estaba de recepcionista.  


—Brandon querido, ya es hora de que tomes tu medicación.  
—Lucía, no puedes seguir cuidando así de mí.  


—Cariño si no lo haces por ti, tienes que hacerlo por nuestras niñas —reclamó Lucía, con un vaso de aguan en una de sus manos y unas pastillas en la otra.   


Me quedé sorprendida, esa mujer era su esposa y yo no me había dado ni cuenta de que era ella hasta ese entonces, era lo más normal del mundo pues la foto que guardaba en su cartera era de cuando la conoció.   


Brandon suspiró resignado ante la insistencia de Lucía. Aunque intentaba mantener una actitud fuerte, era evidente que la preocupación de su esposa por su salud le afectaba profundamente. 


—Está bien, cariño. Voy a tomarlas ahora mismo —dijo Brandon, tomando el vaso de agua y las pastillas de manos de Lucía. 


Observé la escena con un sentimiento agridulce. Ver a Brandon tan vulnerable y dependiente era difícil de aceptar. Habían pasado tantos años lejos de él, sin ser testigo de su vida cotidiana, que ahora me enfrentaba a una realidad que me resultaba desconocida. 


—No te preocupes, Winda. Esto es algo que he aprendido a manejar con el tiempo —me dijo Brandon con una sonrisa forzada, como si quisiera restar importancia a su situación. 


A pesar de sus palabras tranquilizadoras, no pude evitar sentir una punzada de dolor en mi corazón. Mi antiguo amor, ahora era un hombre con responsabilidades familiares y problemas de salud que no podía ignorar. 


Esperé a que Lucía saliera del despacho para hacerle más preguntas sobre su salud, Brandon estaba enfermo y no me había dicho nada. Él me miró a la cara y trató de negarlo, pero al final se derrumbó y me dijo que el cáncer de pulmón le estaba destrozando por dentro.  


Al enterarme de la noticia me costó mucho asimilarlo, yo no podía casi ni creer que después de tanto tiempo estuviera a punto de morir, yo no estaba lista para perderle, por muchas mujeres que tuviese y muchas hijas yo todavía le amaba.   


Esa tarde regresé a mi hogar temprano y sin pensarlo mucho, decidí hacer todo lo que estuviera en mi poder para ayudarlo y encontrar una cura para el cáncer que lo estaba consumiendo. Dejé mi investigación y me dediqué de lleno a la suya sumergiéndome así en la ciencia médica para humanos, dediqué días y noches enteras al estudio de tratamientos innovadores. Después de meses de trabajo intenso, descubrí una cura para el cáncer.  


Me puse en contacto con Brandon y le expliqué lo que había encontrado. Y menos mal porque Brandon ya estaba en un estado de desesperación por la enfermedad, pero después de probar mi tratamiento se sintió renovado de repente con la esperanza de que pudiera recuperar su salud gracias a mi ayuda.  


Llevamos el tratamiento a rajatabla, al fin y al cabo, estaba diseñado en especial para él y, después de varios días comenzó a recuperarse. El cáncer que lo estaba consumiendo comenzó a desvanecerse y empezó a sentirse cada vez mejor. 


—Winda no sé si lo sabes, pero este tratamiento es único en el mundo, tenemos que darle a conocer —soltó, tan emocionado que casi lloraba.  


—No, eso no puede suceder, y espero que entiendas que esto es solo para ti —repliqué al instante, pensando en todo lo que llevaba ese medicamento.  


—¡Pero Win! ¡Esto es genial! No sabes lo que acabas de hacer, has curado un cáncer, millones de células malignas estaban destrozando mi cuerpo, los médicos me dieron seis meses más de vida, y tú has conseguido que mi cuerpo se deshaga de él en tan solo unos días.  


Le miré tan cabreada como puede y por más emoción que sentía en mi cuerpo al saber que ya casi estaba curado por completo, estaba enfurecida conmigo misma porque a pesar de todos mis esfuerzos, no sabía los efectos secundarios con los que podría llegar a tener Brandon en su cuerpo.  


—Venga Win, dime como demonios has conseguido hacer que este tratamiento sea tan efectivo.  


—No puedo decírtelo, solo te pido que confíes en mí, y que recuerdes que puedes tener posibles efectos secundarios.  




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