En la actualidad...
Tres años después, salgo a la calle y me subo al coche, mi laboratorio está a unos cincuenta minutos de mi castillo, mientras escucho mi música favorita y la voy tarareando, pienso en todo lo que tengo que hacer hoy.
El camino es tranquilo, con pocos coches en la carretera, lo que me permite disfrutar del paisaje. Pero a veces, la soledad se hace difícil de llevar, desde que me alejé de Brandon no he vuelto a sentir la misma conexión con nadie más. Todavía lo pienso a menudo, me pregunto cómo estará, y si será feliz después de haber combatido el cáncer, no puedo evitar sentir que cometí un error al dejarlo ir, pero sabía que era lo mejor para él.
Algunos días, por no decir que son la mayoría, siento que me falta algo. Me siento sola, llevo muchos años esperando encontrar a mi Mate, a mi pareja de vida, pero desde que mataron a mi manada no he vuelto a ver a ningún hombre lobo. En mis ratos libres busco si hay alguna manada que exista aún en este mundo, pero no he sido capaz de encontrar a ninguna, y si soy sincera conmigo misma, si no hubiese sido por Laia ya me hubiese rendido en cuanto al amor.
Yo no soy como las otras chicas que veo caminar por la calle, yo no puedo relacionarme con la gente normal, ¡es tan difícil para mí todo esto! Mi vida no ha sido mala, ya que desde que me mudé a Alaska he tenido mis relaciones amorosas, pero claro siempre son de muy poco tiempo y solo sexo. Antes de empezar algo con algún humano, aclaro las cosas, porque ellos siempre quieren más, y yo no puedo tener algo que sea muy serio y comprometido, ningún humano será como Brandon.
El ultimo que tuve me le tuve que beber y después deshacerme del cuerpo. Ese tipo estaba loco, es verdad que hacíamos el amor a lo bestia y como unos locos, pero comenzó a meter su nariz donde nadie le llamaba, y siempre se quejaba de mi olor. Cada vez que nos veíamos en algún hotel, me decía que las habitaciones tenían un olor raro, que le olían a perro mojado. En respuesta a su asco, hubo un par de veces que le eché unos polvos químicos en su copa, para que no llegara mi olor a celo a su olfato.
Pero la última noche que pasamos juntos me echó algo en mi bebida y me desperté en un sótano, él había extraído sangre de mi cuerpo. Me había estado engañando un año entero, él era científico y le gustaban las criaturas paranormales, me confesó que siembre había creído en las historias de hombres lobos contra vampiros, o viceversa.
Después de llevarme esa sorpresa, me transformé y llena de rabia dejé que mi cuerpo se llenara de pelo, que mis uñas se convirtieran en garras, pues..., el muy estúpido, solo me sujetó con bridas a una silla: creo que creyó que no le iba a atacar por sentir algo de afecto por él. Pero no fue así, si creyó que yo podría haber sentido algo de amor por él, se equivocó por completo.
Siempre he intentado ser buena, siempre he querido que mi corazón fuese noble, incluso intenté ser lo más humilde dentro de lo posible, a pesar de tener mucho dinero; repartido en diferentes cuentas fiscales por todo el mundo, para no llamar demasiado la atención. Me mantuve alejada de las nuevas aventuras, de las fiestas y sobre todo de las relaciones públicas, desde que mi padre me echó aquella bronca monumental por mi logro.
Gracias a esa monotonía, me alejé siempre de todo lo divertido y emocionante que puede existir en esta vida. Algunas veces desearía no seguir viviendo, pero siempre hay algo que te impulsa a seguir hacia adelante. Tal vez sea la esperanza de poder encontrar una cura, o por lo menos; encontrar algo que sustituya a los humanos.
A pesar de que mi apariencia es como la de la mayoría de los mortales, puedo notar la diferencia que existe entre nosotros. Algunas veces suelo contratar a chicos o a chicas, que piden hacer las prácticas en mi laboratorio, pero mi plantilla no llega a más de cincuenta personas. Reconozco que soy muy controladora y calculadora, y aunque llevo años ayudando a los humanos, siempre los despido; cuando siento que mi vida puede llegar a ponerse en peligro.
No me gustan los humanos curiosos, aunque me llevo bastante bien con mis empleados, y sé que me entienden siempre con cada una de mis indicaciones. Trato de ser lo más cálida y sociable, y como ya he dicho antes siempre estoy dispuesta a ayudar en lo que sea, por muy fría y diferente que les pueda llegar a parecer.
Al llegar a mi empresa, aparco en el parking, llego al laboratorio y comienzo a preparar los materiales para mi nuevo experimento, centrando todas mis energías en buscar una cura para una enfermedad que afecta a los lobos de la zona. Me sumerjo en mi trabajo, dejando atrás mis pensamientos y enfocándome en mi investigación. Tal vez algún día encuentre una cura que pueda ayudar a todos los lobos de Alaska, y entonces me sentiré más cerca de cumplir mi propósito en la vida.
Luego de un par de horas en el laboratorio, decidí tomar un descanso y fui a preparar un café, mientras lo bebía, mis pensamientos se desviaron una vez más hacia Brandon; quien ya no estaba a mi lado. Recordé aquellos momentos en que solíamos trabajar juntos y cómo nos complementábamos en el campo de la investigación científica. Me sentí un poco nostálgica, pero sabía que tenía que seguir adelante.
Decidí volver al trabajo y centrarme en el proyecto en el que estaba trabajando actualmente, ya casi tenía el antídoto para esos lobitos, solo me faltaba un estudio sobre los efectos de la luz en la actividad cerebral de los ratones. Los resultados que estaba obteniendo eran prometedores y sabía que podría ser un gran avance en el campo de la neurociencia.
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Editado: 19.06.2024