Esteben cogió la tarjeta y salió de la sala de juntas sin dejar de pensar en Win: por un lado, salió impresionado por su belleza, pero por el otro aún tenía sus dudas, ya que el olor de Win no era el de una loba joven y virgen.
—Eso da igual Esteben. Una vez que marques a esa hembra, será nuestra para siempre —comentó su lobo interior, mientras caminaba por el pasillo para salir de la empresa.
—Pero Ray, para hacer que sea una buena Luna en la manada, tiene que tener algunas cualidades —se quejó Esteben, pensando en si será la Luna adecuada.
—Es ella. Ella es tu Luna, o no has visto el calor que la entraba cada vez que soltabas feromonas —afirmó Ray, muy preocupado por el futuro que le esperaría a su manada si Esteben se emparejaba con la loba equivocada.
—Pero es que, Lily tiene un olor tan delicioso, que no me puedo resistir ante ella cada vez que se pone en celo —respondió embobado, pensando en esa maravillosa loba rubia de ojos azules que se encama con él.
—Lily no es la elegida —contestó Ray enseguida—. Tienes que dejar de enredar con ella, ella no es tu Luna y jamás lo será —argumentó, sin dejar de pensar en los encuentros que Estebe tiene con ella—. Si es que más que un lobo Alfa, pareces un perrito chihuahua cuando estás en su cama —dijo, burlándose de él.
—¡Ray! Eres mi lobo interior, no puedes tratarme de esta forma. Y... lo más importante, no tienes por qué recordármelo cada vez que tengas ocasión.
—Si que tengo que hacerlo, porque eres más esclavo de ella de lo que estás pensando, y eso no puedo consentirlo. Además, ¿cuánto tiempo llevas acostándote con ella?
—Solo un año. Pero... ¡Su olor es impresionante! —respondió, sin dejar de reclamar las feromonas de esa loba.
—Muy bien amigo, deja de fantasear ya. Pero si yo fuese tú, intentaría conocer mejor a Win —aclaró antes de llegar casi a la salida de la empresa, al ver que todas las chicas se morían de deseo, por estar entre los brazos de Esteben.
Esteben se despidió de todas ellas, él no podía dejar de pasar la oportunidad de saludar a tanta chica guapa. Por muy humanas que fuesen, eran mujeres con unos bellos cuerpos.
Después de un cuarto de hora, terminó de despedirse de las chicas, y se fue a su departamento. Al llegar encendió su ordenador portátil, y se fue a la cocina a prepararse un café.
Con la taza humeante entre sus manos se asomó por una de las ventanas, y recordó a Win una y otra vez hasta que la frente se le quedó helada por el frío. Esteben regresó a su mesa con el café a medio beber en sus manos, se sentó frente al ordenador y comenzó a revisar todas las preguntas que le había hecho a Win.
Para su punto de vista le había parecido una chica de lo más peculiar, ella era guapa, lista y con mucho sentido del humor, ya que cuando él dejaba salir alguno de sus chistes malos le reía la gracia.
—No deberíamos habernos venido a casa, dejarla sola es todo un peligro para ella —reclamó Ray en su mente, rompiéndole cualquier clase de pensamiento.
—Ya lo sé, pero ella no dijo nada sobre nosotros Ray, y fue todo un lujo poder encontrarla, y ya lo sabes ella cree que no existen más lobos —argumentó Esteben, sin dejar de revisar todos los datos que tenía sobre Win.
Al cabo de unas cinco horas, Esteben salió de casa y regresó de nuevo a la empresa para tratar de localizarla.
Desde el garaje, Esteben escuchó que la puerta se abría. Por el sonido de las pisadas y por el ruido que hacían esos tacones clavándose en el suelo, sabía que se trataba de Win. Dirigió su mirada color dorad, hacia Win cuando estaba de espaldas a él, para abrir el coche.
Antes de que se subiera, se frotó los ojos y agudizó su vista para mirarla mejor el trasero.
—Deja de mirarla así, nos va a pillar —gruñó casi en un susurro Ray, al darse cuentas de que su amigo estaba soltando las feromonas del celo.
—Es cierto, encima voy hecho un desastre —respondió al darse cuenta de que solo llevaba un simple pantalón de hacer deporte y una simple camiseta—. Además, no existe entre nosotros tanta confianza, como para que me vea así de feo —afirmó, sin dejar de colocarse el cabello moreno y revuelto, a causa del casco de su moto.
—¡Rápido, escóndete! —reclamó Ray, al ver que Win se había dado la vuelta.
Esteben se agachó entre dos coches y la observó por debajo de ellos. Verla así de bonita y despreocupada, ante el peligro que pudiera llegar a suponer que una loba no cubriera sus espaldas, hacía que su corazón se acelerase.
Solo un poco más y Win por poco le ve como asomaba la cabeza, esa obsesión por su Luna pudo haber sido un desastre. Cuando vio que Win subió a su coche él hizo lo mismo, se colocó el casco y subió a la moto. La persiguió como un loco entre las calles de Alaska, hasta que por fin Win paró el coche para entrar en su castillo.
Desde fuera del castillo Esteben no dejaba de observarla, sabía que le estaba oliendo, pero sí era así ¿por qué esa loba no respondía a él?, ¿por qué no se lanzaba a sus brazos y se entregaba a él? Las lobas suelen tener un olor característico y cada una tiene el suyo, pero el de loba era totalmente diferente, este era más salado, era más fuerte y debía de ser mestiza de Alfa; pues solo tenía un ojo de color ámbar, el otro era de color gris.
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Editado: 19.06.2024