Mientras observaba con angustia las ruinas que quedaban del castillo, una preocupación abrumadora se apoderó de mí. Mis pensamientos se dirigieron inmediatamente hacia mi familia, imaginando lo peor después de ver el estado en que se encontraba nuestra morada ancestral.
Con manos temblorosas, saqué mi teléfono celular y marqué el número de Ashly. El sonido de los tonos del marcado resonaban, mientras que el silencio de la noche aumentaba mi ansiedad con cada segundo que pasaba sin obtener alguna respuesta. Después de lo que me pareció una eternidad, escuché la voz de Ashly al otro lado de la línea.
—Ashly, ¿estás bien? —pregunté, luchando por mantener mi voz firme a pesar del miedo que se arremolinaba en mi interior.
—Win, ¿qué está pasando? ¿Por qué suenas tan preocupada? —respondió Ashly, su tono lleno de confusión y preocupación.
Las palabras salieron apresuradamente de mi boca mientras intentaba explicarle la devastadora escena que se extendía ante mí.
—El castillo... está en ruinas. Creo que Luzmila ha vuelto y... y no sé qué ha pasado con mamá y papá —dije, luchando contra las lágrimas que amenazaban con empañar mis palabras.
El silencio del otro lado de la línea parecía ensordecedor mientras esperaba la respuesta de mi hermana, anhelando desesperadamente alguna noticia reconfortante de mi familia en medio de la oscuridad que nos rodeaba.
—¡Dios mío! ¿Win estás segura? ¿Estás a salvo? —preguntó, mi madre.
Cuando escuché la voz de mi madre ya no aguanté más y por la emoción se solo saber que todos estaban a salvo, un puñado de lágrimas corrieron por mis mejillas antes de poder responderla:
—Sí, estoy bien. Estoy afuera, pero..., el castillo está destrozado. No sé qué ha pasado. Necesito que vengáis aquí lo antes posible.
—Cariño estamos en camino. Mantente a salvo, y no te preocupes por nosotros.
—Cómo no me voy a preocupar, si cuando esa bruja anda cerca todo va mal, además esto ya se está convirtiendo en una guerra —aseguré con la voz un poco menos rota al saber que todos estaban bien.
—hija mía de eso estoy seguro. Por eso vinimos a casa en busca de ayuda, cuantos más seamos seremos más fuertes. No podemos dejar que Luzmila se salga con la suya —escuché decir a Valerius a través del teléfono.
—Gracias. No sé qué haría sin todos vosotros.
No pasaron muchas horas, cuando nos dimos cuenta de que se acercaba a nosotros una nube de polvo, todos los que estábamos en las ruinas del castillo adoptamos posturas defensivas. Los gruñidos que soltábamos resonaban en el aire, aún no estábamos preparados para el combate, pero tampoco nos íbamos a dejar de matar por que sí, estábamos dispuestos a defendernos con garras y dientes.
Sin embargo, la tensión se mezcló con un destello de esperanza cuando reconocía algunas de las caras del Clan de Valerius. El corazón me latía con fuerza dentro del pecho, desde lo lejos observé con atención cada movimiento que existía en aquel cielo en buscan de la única señal que me hacía falta para saber si eran amigos o enemigos los que llegaban.
Cuando la nube de polvo se disipó lo suficiente, pude distinguir las figuras de toda mi familia mientras que se aproximaban a nosotros. Contuve el aliento por un instante hasta que me aseguré de que eran ellos y la vista no me fallaba, entonces levanté los brazos y calmé a los lobos.
Valerius encabezaba el grupo, él como siempre portaba imponente y seguro, liderando a su Clan con determinación. Detrás de él, los miembros del Clan le seguían en formación, listos para apoyar a su líder y aliado.
Cuando finalmente el Clan de tocó el suelo, salí a su encuentro necesitaba recibirlos y sobre todo abrazar una vez más a mi familia.
—Gracias por venir —dije, con la voz temblando ligeramente de emoción—. Necesito desesperadamente vuestra ayuda.
Valerius inclinó la cabeza en un gesto de respeto y solidaridad, sabía que yo tenía mucho miedo, pero creo que después de todo lo que hemos pasado juntos y después de conocer a Luzmila todos sabíamos que la cosa empeoraría.
—Estamos aquí para ayudarte en lo que sea necesario —respondió envolviéndome en un abrazo, para después dejar un beso en mi frente en señal de protección—. Juntos, enfrentaremos esta amenaza y restauraremos la paz en estas tierras.
Esas palabras salidas de boca de Valerius infundieron ánimo en mí y en los lobos que nos rodeaban. Sabíamos que la batalla que se avecinaba sería difícil y peligrosa, pero también sabíamos que estábamos unidos en su causa y dispuestos a luchar hasta el final. Con el Clan de Valerius a nuestro lado, nos prepararon para enfrentarnos a Luzmila y su ejército.
A pesar de que lobos y vampiros nunca se han llevado bien, todos nos preparábamos para la batalla, compartiendo un momento tenso a la espera de Luzmila. El castillo resonaba con el murmullo de la preparación mientras todos nos alistábamos para el enfrentamiento que se avecinaba. Me movía entre ellos, tratando de infundir ánimo y esperanzas en cada uno de mis compañeros, porque sabía que por mucho que Luzmila les odiara a todos su principal pilar de odio y venganza era yo, desde que nací siempre me quiso destruir, y por mucho que, en mi interior, la incertidumbre y la ansiedad siguieran creciendo esta vez estaba dispuesta a luchar hasta el final.
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Editado: 19.06.2024