Si en algún momento de tu vida creíste que te habías metido en un grave problema, ni te imaginas lo que es ser parte de mi familia. Todo debe ser raro, turbio, alucinantemente terrorifico... parece que atraigo las maldiciones y que estas me persiguen para ser feliz. El joven que me había salvado la noche que me encontré por primera vez con el hombre lobo, que intentó detenerme en la puerta del quinto piso en el edificio en llamas y quien me había salvado de ahogarme y del lobo, me contó la historia oculta, los secretos más negros de mi familia.
-Lourdes. Tú no eres una chica como cualquier otra, tus padres han dejado en ti algo muy especial, único entre las personas -me explicaba, al tiempo que le miraba insatisfecha-. Aquel día en tu casa, ese hombre venía para secuestrarte, algo que ha querido hacer desde que supo de tu existencia.
-¿Quién es él?
-Su nombre es Bartom. Es el hombre lobo alfa, líder del clan Sangre Fría. Su transformación es la más temida y más fuerte, por eso nadie ha podido quitarle el lugar de líder. Tú has conocido de él su converción en lobo, pero lo que en verdad importa es cuando se vuelve hombre y lobo al mismo tiempo. Su fuerza es dos veces mayor, sus dientes atraviesan hierro y sus garras parten troncos enteros. El clan le respeta, pero también le teme. Desde que asesinó al anterior líder, nadie se atreve a desafiarle ni a cuestionar sus decisiones.
-Si en verdad es tan fuerte siendo hombrelobo, por qué siempre viene a mí como lobo.
-La habilidad de volverse hombrelobo está sujeta a la aparición de la luna llena. Ella potencia su poder, mutando sus celulas a una bestia feroz. Sin embargo, para volverse lobo, solo necesita concentrarse por un momento y dejar salir de sí a la fiera que lleva dentro.
-Dijo que ha asesinado a mi madre... tú lo sabías, ¿no es así? Por eso no querías que entrase a la habitación. Sabías que le había matado. ¿Por qué le acabó primero?
-Si te digo esto, todo lo que crees de este mundo se volverá una fantasía y colisionarás con la vida real, deseando haberte quedado tan solo con las dudas.
-No te preocupes, saber que un hombrelobo me intenta secuestrar no es para nada traumático. Mucho menos la fantástica transformación que mis ojos tuvieron que precenciar.
-Buen punto -reconoció-. Escucha atentamente... tu madre fue por muchos años la líder más grande que ha existido entre los vampiros, una ancestral asombrosa.
(Lo reconozco, no mentía cuando decía que mi munco se volvería una fantasía... ¿líder vampiro? ¿Hablaba en serio? Tenía que estar inventando cosas)...
-Por muchos siglos mantuvo nuestra raza unida, intentando que no dejásemos de existir, sino mantuviésemos nuestra dinastía sin perjudicar a la raza humana. Normalmente somos solitarios, vivimos como podesmos y nos mantenemos ocultos. Pocos saben nuestros secretos y ninguno por completo. Leticia sentía mucho afecto por los humanos y quería protegerles a toda costa. Eso generó un gran conflicto, lo único que hacía falta para terminar de dividirnos. Para sobrevivir los vampiros necesitamos vidas humanas. La inmortalidad no está en nosotros por ser vampiros, sino por beber sangre fresca humana. Las reservas estancadas no son útiles, la sangre debe fluir aún al momento de beberla. Esto quiere decir en la gran mayoría de los casos, muerte para la víctima. Eso quería evitar tu madre. Según su criterio era egoísta y muy tonto sobrevivir a costillas de la muerte de otros humanos. Ella entendía muy bien que no queríamos morir y dejar de existir. Planteó un plan, beber la sangre de enfermos terminales, criminales sentenciados a muertes, humanos que nadie extrañara en casa. De esa forma la coexistencia entre las dos razas sería pacífica y ninguna correría peligro. Mas, como temía, se negaron. Muchos se levantaron en su contra asegurando que no era nadie para decidir en su futuro ni decirles qué hacer. Las disputas dispersaron a los vampiros por todas partes, estando solos. La vida así se volvió muy diferente... Muchos de nosotros murieron sin alimento, otros cazados por los hombres, algunos débiles diambulando. Tu mamá sin embargo, se enamoró de un gran hombre y construyó una vida más cercana a la realidad.
-No me dirás que convirtió a mi padre en vampiro también, ¿verdad?
-Bueno, en realidad no será necesario. Primero porque la conversión en vampiro está algo sobrevalorada. Al morder a una persona, las toxinas que procesan los minerales de inmortalidad que fluye en la sangre, se reproducen masivamente. De esta forma, su sangre es procesada hasta no quedarle nada. Allí nace la sed de sangre, una necesidad inexplicable de beber sangre. Algo así como la abstinencia para un drogadicto. Es un impulso soportable, pero que atormenta hasta en los sueños. Si sedes, luego se vuelve más difícil detenerse. Pero, a su vez, sus potenciales te llenan. Te vuelves fuerte, rápido, hábil e inmortal... casi. En las películas exageran un poco los dondes, pero es algo parecido.