Febrero 14, 2019.
12:02am.
Querido Solecito:
No sé si es que me siento sola o si en verdad estoy pensando en ti. Pero acá estoy; a tres kilómetros de irme en llanto. Con un nudo asentado en mi garganta y el corazón en mil pedazos.
O quizá sea esta canción... tu canción. Esa que tarareabas siempre que estábamos solos en aquel viejo sofá en el desordenado apartamento en que vives. "... y pienso, que ya es hora de empezar algo en serio."
Sé que no eres bueno para mí, y no es que esté enamorada de ti. Es que amo cómo me haces sentir. Nadie más me transmite eso.
Ni siquiera el chico que se adueñó de mi alma. Me das calma, confianza, me revuelves los pensamientos y haces que me vuelva loca. Todo al mismo tiempo.
¿Cómo se supone que olvide todo eso? ¿Cómo esperas que olvide las ondas desordenadas de tus rizos negros, el olor de tu cabello y la manera en que se arremolinaban en mi rostro cuando me besabas?
Sé quién eres. Digas lo que digas. No te diste cuenta o tu gordo ego no es capaz de dejarte admitirlo; pero te desnudaste ante mí. Y te amo. Sabes que lo hago. Algunos dicen que tú igual a mí. Pero yo no lo creo.
Solo quiero que sepas que eres importante. Que me siento yo contigo. Puedo ser a tu lado y te agradezco por ello.
Te agradezco por tu compañía cada vez que he estado ahogándome sola. Y por siempre estar, incluso cuando las cosas andan mal entre tú y yo, siempre estás ahí para mí. Espero que sepas que yo estoy aquí para ti también.
—elizabeth.