Oh padre celestial, el enemigo ha puesto aprueba mi fe como nunca antes, me ha hecho sentir por unos instantes o segundos, que estoy solo. Pero todo esto no es más que una artimaña y una trampa del enemigo. Para hacerme desfallecer de la fe, pero no lo ha logrado y no lo logrará. Por qué en ti confío, oh Jehová Dios.
A quien debo yo acudir si no ti, a quien debo yo buscar si no a ti, a quien debo yo aclamar si no a ti, a quien debo yo anhelar si no a ti, oh altísimo, rey de reyes, señor de señores, padre celestial. Dios de todo el universo. Tu eres mi refugio. Solo te tengo a ti. Tu eres un Dios vivo, y siempre recurriré a ti.
Aunque el enemigo me haya quitado el amor, la economía, me esté lanzando dardos con hechiceros, satanista, brujos, y dificultades con vecinos y familiares. Yo te tengo a ti. Que me respaldas enviándome ángeles en cada momento. Los cuales me han ayudado en la batalla.
Mi mente podría estar nublada en unos momentos con tantos problemas, pero de inmediato me acuerdo de ti, oh Dios. Todo se aclara cuando alumbras mi camino. Oh señor Jesucristo, oh señor, yo soy tu soldado y he librado bastantes batallas en tu nombre. Siempre te seré fiel. Renuévame mis armaduras cuántas veces sean necesarias. Dame más autoridad de la que tengo, oh padre celestial.
Oh, Dios todo poderoso, dame más autoridad en el mundo espiritual. Para seguir luchando contra principados, potestades y huestes de maldad. Si mi armadura ya está obsoleta, renuévamela. El enemigo sabe que estos son los últimos tiempos de este mundo. Y quiere a toda costa arrastrarse a cuantas almas el vea por su camino.
Oh señor, da me fuerzas y más resistencia, dame paciencia.
Oh, Jehová Dios, lo único que quiero es estar en tu reino...