Capitulo 5 (Conticinio)

No sé… cuánto tiempo llevo corriendo. Puede que sea una hora, o dos.
¿Por qué me habla de esa manera?
No es como si fuera mi padre. Ese viejo… no lo soporto. Solo porque me dio un hogar hace un año, cree que sabe todo sobre mí. No quiero que me dirija esa mirada lastimera, como si esperara a que me derrumbara.

—Ahhh…

Me falta el aire. Comencé a respirar de manera irregular. Hacía tiempo que no corría así. No es que no tenga condición, solo que ha pasado mucho desde que corrí de manera tan desesperada. Me agaché un momento para recuperar el aire.
Me tomó un tiempo, pero logré calmarme.

Me levanté solo para darme cuenta de que terminé en el parque, frente a la fuente. Hay algunas familias paseando. Otras solo juegan con sus mascotas, y unas pocas caminan solas.
Caminé hacia un costado de la fuente y me senté en una de las bancas que estaban alrededor.

Tomé un largo respiro para poder pensar mejor. De esta manera, no me dejaré llevar por emociones efímeras del momento. Miré las marcas de uñas en mis manos, solo pude suspirar una vez más.
¿Qué se supone que haga? Sé que la respuesta no es ignorar el problema, sé que lo tengo que afrontar, pero es tan difícil y tampoco debí salir corriendo así.
¿Por qué está pasando todo esto?
Siempre he tenido una vida difícil, pero creí que cuando entrara a la universidad sería más fácil, porque me ocuparía yo misma y haría as cosas que yo quisiera. Pero apenas podré terminar el primer año en dos semanas más.
Recargué mi cabeza sobre la banca para poder voltear hacia arriba. Está bastante nublado, parece que va a nevar. A mí no me gusta el frío, es doloroso. El cuerpo se entumece y me resfrío con facilidad….

—Ahhh...por..¿Por qué estabas en ese pozo?

Jina se quedó sumergida en sus pensamientos, y en algún punto ya no pudo escuchar los ruidos a su alrededor: ni las risas de las familias, ni los aleteos de las palomas o el movimiento de las hojas de los árboles al caer.
Sus ojos comenzaron a cerrarse de manera lenta y su respiración se tranquilizó.
Antes de cerrar sus ojos por completo, ella pensó:

«Ahora mismo deberían ser al menos las 11:00 de la mañana.»

……………….

—S...e...se...seño...señorita... Señorita.

Abrí mis ojos de manera sorprendida, estaba algo desorientada. Me costó ver, parecía que estaba oscureciendo. Al enfocar mi mirada vi que había unos pies enfrente de mí, así que alcé la mirada rápidamente.
Era un hombre que no era viejo como Londo, pero se veía mayor, como unos 40 o 50 años. Él también me estaba mirando y me sonríe.

—Señorita, disculpe, pero no puede quedarse a dormir aquí. Es peligroso y este parque no permite que las personas indigentes acampen. Me preocupó verla dormida ya que queda una hora para el toque de queda. Solo aquellos con permiso especial pueden estar afuera. Señorita, ¿usted lo tiene? —dijo en tono educado.

—Hee… disculpe, señor, ¿cuánto dijo que queda para el toque de queda?

—Una hora.

—Ajá —me levanté lo más rápido que pude, agradecí al señor y salí corriendo.

Aunque me vaya corriendo, no llegaré. El toque es a las 9. Ahora mismo deberían ser las 8.
Aunque no nos han dicho para qué sirve o qué utilidad tiene el toque de queda exactamente, aún se sabe que es porque suceden algunas cosas extrañas y peligrosas en la noche.
No le tomo mucha importancia, tal vez solo sea un truco de la nobleza y su gobierno. Pero no es como si quisiera averiguarlo, tampoco quiero hacer la prueba.

Corrí sin descanso, pasando las calles. Si no puedo llegar a los dormitorios, puede que llegue a alguno de los refugios. A lo lejos vi una cabina hecha de madera, Solo faltan algunos metros para llegar, pero pude sentir que algo o alguien me sigue. Me apresuré a tomar la manija, entré y azoté la puerta de manera desesperada la cerré con llave.
Oí unos fuertes golpes que provenían de afuera. Al poco tiempo ya no se escuchó nada... solo quedó el silencio.

Conticinio
se refiere a la hora de la noche en que todo está en silencio. Proviene del latín "conticinium" y se relaciona con la idea del silencio absoluto o la quietud total que se experimenta durante la noche.
El término "conticinio" evoca la imagen de un momento de calma y reflexión, donde los sonidos cesan y la naturaleza se aquieta. Es un instante propicio para la introspección y la conexión con uno mismo.

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